miércoles, 22 de febrero de 2012

A-PORO-FOBIA.


No busquen la palabra en el Diccionario de la R.A.E., porque no viene, no la recoge.

A-, como prefijo, significa “sin”.

POROS era, en la mitología griega, el “dios de la riqueza”. Cuando nació Afrodita celebraron un banquete los dioses y, entre ellos, estaba POROS (Recurso). Cuando terminaron de cenar, y dispuesta a mendigar, puesto que había habido un festín, llegó PENIA, la “diosa de la pobreza”, que estaba en la puerta. POROS, borracho de néctar, se introdujo en el jardín de Zeus y, borracho como estaba, se quedó dormido. PENIA, entonces, tramó hacerse un hijo de POROS, se acostó junto a él y concibió a EROS, que heredará los atributos de sus padres, ser rico y ser pobre a la vez, estar en un punto intermedio entre la Sabiduría paterna y la Ignorancia Materna. Ni los dioses ni los sabios filosofan para saber, porque ya son sabios. Los ignorantes (los que creen que saben) tampoco filosofan, ni desean hacerse sabios, porque creen que ya lo son. Sólo los que están en medio de la Sabiduría y de la Ignorancia, los filósofos, son los conscientes de que no saben pero que quieren saber. EROS es el Filósofo. Pobre, muy pobre en acto, al nacer (inútil, necesitado de todo, menesteroso de cuidados, ignorante…. como su madre) pero rico, muy rico en potencia porque, cuando se desarrolle, puede conseguirlo todo. No es SOFOS, pero sí es FILO-SOFOS, deseo, ansia, amante, …. de la Sabiduría, de la Riqueza, de los Recursos. EROS es el símbolo del hombre.
(perdonad este exordio, pero es que siempre me ha gustado explicarlo, el primer día de clase. Estoy seguro que todos mis alumno lo recordarán)

-FOBIA, como sufijo, significa “temor, miedo, aversión”.

APOROFOBIA, pues, es, “temor, miedo, aversión a los no ricos, a los pobres, a los sin recursos, a los “a-poroi”.
Este sentimiento de miedo al pobre provoca, en el no pobre, una actitud de rechazo al desamparado, al sin recursos, al pobre.

El término lo inventó (¿), no hace muchos años, una filósofa española, Adela Cortina.

Pero muchas veces, debajo de la “xenofobia” (al extranjero) y del “racismo” o “etnofobia” (etnia) está la “aporofobia”, rechazo al pobre.
¿Marginamos, rechazamos al extranjero rico (como el dueño del Málaga) o al negro jugador de la N.B.A. o de fútbol?. NO. Los marginamos si son pobres, si no, no.
Blancos o negros, suecas o indias, … “xenofilia o xenofobia”, “etnofilia o etnofobia”, según los recursos que tengan.

Asociamos, además, “pobres” con “delincuentes” y llegamos a la “aporofobia”.
Pero ¿no es mayor y más refinada la delincuencia de los mafiosos, ricos?.
¿Quiénes amenazan más el sistema económico y social los pobres y menesterosos, que viven en este “infierno de carencias” o los ricos muy ricos, los de guante blanco, los que saben mucho de “paraísos fiscales”?.
¿Quién roba más, el pobre que nada tiene o el que, teniendo mucho, quiere más?.

Si leemos que algún desaliñado, algún mendigo, ha cometido un pequeño hurto (seguramente por necesidad) aplicamos la falacia de la “inducción incompleta” y concluimos en la “generalización” de que “todos los….”.

¿Es que la pobreza se elige o es la consecuencia de un fallo, de un fracaso de la sociedad?.

La mayoría de las personas, tú y yo, ¿cómo reaccionamos ante la pobreza, “proactivamente” o “reactivamente”?. ¿Nos paramos a hablar con el pobre, a socorrerle, a ayudarle o, para no cruzarnos con él cruzamos la calle y vamos a la otra acera?.

¿Es la pobreza una condición permanente de una persona, de la que no puede ni quiere salir, o es una situación indeseable, pero superable?.

Somos “aporofóbicos” por el maldito prejuicio instalado en nuestra mente de que los pobres son culpables de su propia miseria, como si ellos mismos hubieran optado por ella, se encontraran a gusto en ella y no desearan salir.

Es verdad que algunos, por negligencia o por temeridad, se la han buscado y han caído en ella, pero también es verdad que la gran mayoría, si son pobres, es porque la sociedad les ha taponado todos los cauces para vivir honradamente (por ejemplo, el paro).
En las circunstancias actuales ¿alguien se atreve a llamar “vagos o maleantes” a los parados, que tienen que recurrir a la caridad de algunas instituciones, porque nada tienen para comer ni para dar de comer a su familia, porque hasta el mismo “paro” han dejado de cobrar?.

Un filósofo, hace pocos años fallecido, John Rawls, nos habla, en sus escritos, sobre la “lotería natural” y la “lotería social”.
“Lotería natural” es la inteligencia, la salud, la belleza, la fuerza, la habilidad, la resistencia a las enfermedades…
“Lotería social” es la familia, la sociedad, el ambiente, la educación, las oportunidades,….

Este filósofo de pacotilla (o sea, yo) añadiría otras dos loterías a las que, sin echar, puede tocarte ser rico o ser pobre.
Me refiero a la:
“Lotería geográfica o geológica”. No es igual nacer en una tierra que esté nadando en petróleo o en otras materias primas, imprescindibles para el mantenimiento de la industria, que nacer en una tierra envuelta por el sol, en las alturas, y el desierto y la aridez, a tus pies.
“Lotería temporal”. ¿Cómo va a ser igual haber nacido en la Edad Media que en el Renacimiento, en la Revolución industrial que durante la guerra civil española o en los años 90?, ¿De cuántas y de cuales oportunidades se podía disponer?.

Al “idiota”, al “imbécil”, al “bordelino”, al “ciego”, al “cojo”, al “manco”…. no le ha tocado la primera lotería, pero sí puede haberle tocado la segunda y las demás.
Al qatarí y al etíope les ha tocado (ganar o perder) la lotería geográfica (¿y las otras?)
A los que hemos vivido, ya, en democracia, la temporal y, seguramente, la social.

Las combinaciones son múltiples.

PERO al pobre no le ha tocado ninguna lotería ganadora.

Es verdad que una parte de lo que somos es mérito o demérito propio, pero otra parte es por la presencia o ausencia de oportunidades.
La gran mayoría de los pobres lo son por falta de oportunidades, no por demérito.

En una sociedad como la nuestra, la occidental, regida por el principio del intercambio, “do ut des”, que te dan si tú das, como el pobre nada tiene que dar, la sociedad lo excluye, incluso los desprecia, porque los teme y él se siente excluido.
Son, los pobres, estorbos sociales a arrinconar, para que no afeen el paisaje; o se les regala “pan y circo” (como los romanos), para que se entretengan, para que no molesten, para que no interrumpan, para que no sean un peligro (porque un “a-poros”, en cualquier momento, puede atacar y/o matar a un “poros”).

Como solemos confundir y equiparar “valor” con “precio”, los pobres, al no disponer de recursos, los consideramos “sin valor”, cuando resulta que el “valor” es ínsito a la persona, por ser persona, no por ser blanco, creyente, rico, guapo….(cualidades).
“Toda persona es “valiosa” por el hecho de ser persona”, “es “digna” por el hecho de ser persona, debe ser “respetada” por el hecho de ser persona.
Valor, dignidad y respeto: por el hecho de ser persona, aunque sea pobre, harapiento, esté alcoholizado, sucio, vaya desaliñado,…es “persona”, puede ser una “buena persona” (solemos decir), “nada tiene, pero es bueno”.

Kant lo diría de manera más filosófica: “toda persona es un fin en sí misma”, no medio para nada ni para nadie. Sus imperativos categóricos lo ponen de manifiesto.

Debajo o por detrás de tántas fobias ¿no estará la pobreza?.

2 comentarios:

  1. muy interesante articulo sobre la Aporofobia. me parece que nunca nos ponemos a pensar cuando vemos a un vagabundo. que es lo que lo llevo hasta ese punto y aciertas demaciado en el hecho de que no tuvo "Fortuna" como diria maquiavelo.
    muy acertado!!

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    1. Gracias, muchas gracias, por visitar mi blog. Desde Málaga, un abrazo.

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