sábado, 18 de febrero de 2012

LA POSTMODERNIDAD (D1)


Nietzsche pinchó la “burbuja metafísica” y el edificio ilustrado se derrumbó.

A base de avances, la razón científica y la tecnología se emborracharon y murieron de éxito.
Porque el hombre moderno recurre a la causa y al efecto exactamente como el hombre antiguo recurría a los dioses, para poner orden en el mundo.
La ciencia moderna estaba reñida, separada, del sentido común.
Nos “sentimos” parados, en reposo, pero la ciencia nos dice que estamos en movimiento, en múltiples movimientos, no sólo de rotación y translación, también se mueve nuestro sistema solar, dentro de la galaxia, y se desplaza, alejándose, nuestra galaxia de otras galaxias, … pero, nosotros, “no lo notamos”, “sentimos” lo contrario, por lo tanto…. renunciemos, no hagámosle caso a los sentidos. La verdad, siempre, está en el ámbito de la Razón.

La Razón, exultante, se disparó. Y el Racionalismo llegó al Idealismo. La realidad tiene que estar acorde con lo que mi Razón diga. “Si mis esquemas no están de acuerdo con la realidad, peor para ella”.

Tras la Modernidad, pues, llegaría la Postmodernidad. Y ésta consideraría tanto a la Diosa Razón, como a sus productos racionales, como “ídolos” a los que habrá que superar y negar.
La Postmodernidad es una crítica a la Ilustración, a la Razón.

Si la Modernidad había criticado a las cosmologías antiguas, dándole un puntapié a la tierra y poniéndola a girar, en rotación y en translación, alrededor del sol, además, con un recorrido anual elíptico y no circular (heliocentrismo y helioestatismo), y había roto con la Iglesia (más que con Dios) por utilizar a Éste como explicación natural y cosmológica, por querer regir a la sociedad, tanto moral como políticamente,…

La Razón iba a ser la fuerza emancipadora que nos iba a hacer más libres, más felices,….

Pero la Razón había sido insuficiente e ilusoria. Había construido, alejada de la realidad, “castillos en la arena”, “pompas de aire” (“libertad”, “progreso”, “democracia”, “justicia”, “igualdad”, “los derechos humanos universales”….).
Habrá que “deconstruir” el edificio ideal construido por la Razón.
Si la Modernidad liberó a la Razón, ésta también se convirtió en Crítica de sí misma.

Los ideales humanistas son globos que, al ser pinchados, deben explotar y desaparecer.
Es la propia Razón, en el Postmodernismo, la que pondrá las cargas explosivas y derruirá los ideales ilustrados.

Según Nietzsche, los ilustrados seguían siendo creyentes, ya no en Dios, sino en sus propios sueños, en sus ideales, en sus quimeras, en sus valores, situados más allá de la vida real, si no en el cielo, sí en el futuro, no aquí y no ahora.

Lo real, existente, debía adecuarse a esos ideales superiores, inexistentes, (los sueños de la Razón, de Goya, la que crea monstruos).
Es la nueva religión que cree en ídolos que la propia razón ha creado. Primero “los crea”, luego “los cree” y, después, “obra según ellos”. Una religión sin Dios, pero con ídolos, dioses menores (“ciencia”, “tecnología”, “progreso”, “política”….) en los que hay que creer y en nombre de los cuales habrá que sacrificarse, ya no para ser felices eternamente en el cielo, con una inmortalidad personal, sino por el bien de la humanidad futura.

Si la Iglesia exigía hipotecar la propia vida presente para alcanzar la vida eterna, la Razón exige sacrificios para que el futuro humano, ideal, se haga real, aunque nosotros ya no estemos.

La misma Razón Crítica criticará sus propios ideales racionales.

La felicidad terrena de la humanidad, como meta, sustituirá a la felicidad eterna propia.

“Habrá que derribar esos ídolos-ideales, para que vuelva la realidad” –dice Nietzsche.
“La mentira del ideal ha constituido la maldición contra la realidad”.
“La humanidad ha sido engañada”.

La “democracia”, la “igualdad”, “los Derechos Humanos”…. no son sino nuevas ilusiones religiosas, aunque se las disfrace de laicas.

Si no hay dos hombres iguales, si todos somos, realmente, desiguales, ¿por qué una democracia en la que “todos somos iguales”?. ¿No es forzar la realidad?. ¿Puede valer igual el voto de un analfabeto que el voto de un sabio, el de un varón violador que el de una mujer violada, el del “robador” que el del robado,….?

“¿No es la democracia una forma de decadencia?”. “¿No es el triunfo de la mediocridad?”.

Desgraciadamente, no es casualidad que los nazis consideraran a Nietzsche como uno de sus inspiradores. Cambien “persona” por “raza”. Habrá “razas superiores” y “razas inferiores”.

NIHILISMO. “Nada de los anteriores ideales ilustrados, morales y políticos, valen, porque son “antivitales”, van en contra de la única realidad, LA VIDA.

EL VITALISMO.

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