jueves, 16 de febrero de 2012

FILOSOFÍA (C8)

LOS ÍDOLOS DE LA MODERNIDAD.

¿Por qué la Naturaleza, si fuera buena, provocó el terremoto de Lisboa, en 1.775, con miles y miles de muertos?. ¿Cómo va a ser ni la Naturaleza (catastrofista), ni mi naturaleza (egoísta), un modelo a imitar?.
¿Dónde podemos acudir?, ¿Cómo podemos construir un mundo nuevo para todos, si ya no podemos recurrir ni al cosmos ni a Dios? A la VOLUNTAD de los hombres, pero que deben autolimitarse, la libertad no es absoluta (“mi libertad termina donde empieza la libertad del otro”).
Limitación voluntaria de nuestros deseos de hacer, de tener, de conquista,.. para un “nuevo mundo”, ideal, no natural, que no existe, y que debemos construir, porque no viene dado.
En este “nuevo mundo”, que es el “mundo de la voluntad”, no de la “naturaleza”. Los hombres son “fines”, nunca “medios”.
El centro, lo absoluto, ya no es el cosmos, tampoco Dios, sino “el hombre”.

En la Ética antigua los fines del hombre venían inscritos en la naturaleza y sólo había que actualizarlos, “desarrollar” lo “enrollado”, “desplegar” lo “plegado”. Había que realizar nuestro destino natural
“Los fines estaban domiciliados en la naturaleza” – según palabras de Hans Jonas.
Esa Ética cosmológica antigua es muy distinta a la Ética meritocrática e individualista moderna.
Si antes había que actualizar las disposiciones naturales, ahora va a ser lo contrario, una lucha de la libertad contra la naturalidad que hay en nosotros (el yo, mi, me, conmigo, para mí…?.
Como mi naturaleza me inclina al egoísmo, para poder hacerle un hueco a los demás, debo violentarla, para construir un orden nuevo, universal, pacífico.
Políticamente, también va a ser distinto al mundo aristocrático antiguo.
Ahora:
.- Todos los hombres somos iguales (y no desiguales).
.- El Individualismo sustituye al todo, a la clase.
.- Revalorización de la idea de Trabajo.

Si la virtud estuviera en la naturaleza, como ésta nos desiguala, unos son fuertes y otros no,….los mejores estarían siempre arriba y los peores abajo. El mundo aristocrático siempre es desigual, pero si la virtud reside no en la naturaleza sino en la libertad, los demás, al ser Igual de Libres que yo, adquieren valor, son valiosos, y se impone la Democracia.

Si antes el Todo (holismo) primaba sobre cada una de las Partes, ahora el que cuenta es el Individuo. Ya no se pueden sacrificar a los Individuos por el bien del Todo, porque los hombres son “fines” y no “medios para nada ni para nadie”. El “todo” no existe. Quienes realmente existen son los individuos, que son “sagrados”, en cuanto “intocables”, lo prioritario.

El Trabajo es necesario para realizarse a sí mismo y para construir ese “mundo ético, artificial”. De aquí el Mérito.
El trabajo ha dejado de ser algo servil, una tara, (como lo era para el mundo aristocrático) y pasa a ser el medio para educarse, para desarrollarse, para cultivarse.

Aunque hay que recordar que el padre de la Filosofía Moderna es Descartes, y no Rousseau ni Kant.

Cuando cae tanto el cosmos antiguo como Dios, a manos de la Ciencia, el mundo se tambalea y todo es puesto en duda, hay que recurrir al hombre mismo.
Desde el mundo COSMOCÉNTRICO se pasó al TEOCÉNTRICO y, desde éste, al ANTROPOCÉNTRICO.

Todo cambia. La verdad ya no es la adecuación del sujeto al objeto (el objetivismo). Descartes pretende llegar a una nueva definición de verdad.
El criterio de verdad será la evidencia, tanto la inmediata o intelectual como la mediata o racional.

Hay que rechazar, como criterio de verdad, la tradición heredada, Sólo se confía en el yo, en el sujeto, en uno mismo. El argumento menos válido de todos es el argumento de Autoridad. Si algo es verdadero no es porque alguien lo diga, sino porque yo lo veo.
La tradición es el pasado, no una garantía de verdad.
Es lo que, también, ocurre en política, donde los revolucionarios acaban con el pasado absolutista autoritario e inician un nuevo modelo de gobernarse, en el que todos los hombres ya son iguales, donde ya no hay privilegios, donde se instituye la democracia.
Rechazo a toda autoridad, sea la familia, los maestros, los padres, los curas,…como criterio de verdad-

En este nuevo modelo, para la convivencia, hay que ceder en la libertad propia, para hacer hueco a los otros que son, ahora, igual de libres que uno.

La Teoría de la Salvación, en esta etapa, es la espiritualidad moderna.

Las nuevas Religiones de Salvación en la tierra son laicas:
.- El Cientifismo.
.- El Patriotismo.
.- El Comunismo.

Son religiones sustitutivas, son espiritualidades sin Dios. Religiones de Salvación terrenas. Son las IDEOLOGÍAS, que dan sentido a la existencia humana.
Desde el Cientifismo de Julio Verne hasta el Comunismo de Marx pasando por el Nacionalismo/Patriotismo del XIX.

Son las grandes Utopías o Ideas Superiores, directoras de las vidas de los hombres.
Tres formas de Salvar la vida o de justificar la propia muerte, sacrificándola a una Causa superior: la Ciencia, la Patria, la Revolución.
Son los tres ÍDOLOS modernos.

-Se vive conforme a un ideal.
-Se sacrifica uno por él.
-Queda salvada/justificada la vida.

Son las nuevas Razones para vivir y para morir. Muriendo/sacrificándose por ellos entra uno en la eternidad de la Historia. Eso justifica la existencia.
“Dar la vida por la patria” (nacionalismo). O como dice el himno cubano: “morir por la Patria es entrar en la eternidad”.

A falta de principios cósmicos y teológicos, es la Humanidad misma la que empieza a sacralizarse, como si fuera algo trascendente.
Doctrinas de salvación sin el Cosmos y sin Dios, sólo contando consigo mismo y sus creaciones.

Quizá hubiera que añadir otro ideal laico, la Solidaridad humana, amar y luchar por los otros, entregar su tiempo en ellos. También puede darle sentido a la vida (Médicos sin frontera y muchas ONGs más, laicas, simplemente humanas).

Después de todo esto llegará Nietzsche y la “deconstrucción”, criticando las ilusiones e ingenuidades de las antiguas visiones del mundo.
“Dios ha muerto”, pero no sólo el Dios cristiano, también todos los dioses laicos, no hay ideal que seguir.

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