EL CONTEXTO EN LA DEFINICIÓN.
Definir es “limitar”, “marcar los límites”, pero esto casi nunca es neutral, porque siempre debe estar, la definición, dentro de un contexto.
Si yo afirmo que: “180º es la suma de los ángulos internos de un triángulo”, es una afirmación verdadera PERO dentro del contexto de la Geometría Euclidiana, o plana, o sin curvatura, porque en las Geometrías no euclídeas esa sentencia es falsa.
En la Geometría de Riemann, o de curvatura positiva, la suma es mayor de 180º (tomen Uds. dos meridianos de la esfera, que se juntan/cortan en el polo, y que son perpendiculares al Ecuador y compruébenlo, aun visualmente).
Y en la Geometría de Lobachesvsky o de curvatura negativa, la suma es menor de 180º.
Normalmente, lo damos por supuesto (en el caso del triángulo) que nos movemos en el contexto de la Geometría euclídea o plana, que es límite al que tienden las otras dos.
EL HOMBRE = “ANIMAL POLÍTICO” y “ANIMAL RACIONAL”.
Son dos definiciones de Aristóteles que han hecho fortuna y que se extienden hasta nuestros días. Y parecen dos definiciones objetivas, neutrales, aplicables a todo ser humano. Y, sencillamente, no es verdad.
Animal político o animal social, por ser el único que posee el don del “lenguaje”, que es mucho más que la “voz” (que puede indicar pena o placer y que también la tienen los animales, que tienen sensaciones de lo que es penoso y de lo que es agradable).
El lenguaje indica lo que es provechoso o nocivo, y también lo justo y lo injusto, pues sólo él tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y demás cualidades morales. Y no sólo lo siente, puede, además, comunicárselo a sus iguales.
No es como los animales “gregarios” (la abeja y la hormiga), sólo él vive en una polis (ciudad) y lo que hace que exista una ciudad no son las casas y las murallas, sino el sentido de la justicia. (La distinción posterior agustiniana de “urbs-urbis (urbe), elementos materiales y “civitas-civitatis” (ciudad), elemento humano, la población).
Y para que reine la justicia los humanos deben poder comunicarse entre sí, hablar y razonar, y esto sólo pueden hacerlo los seres humanos porque sólo ellos poseen el “logos” (que es “razón” y “palabra”), el que discurre racionalmente y se comunica con sus semejantes, a través de la palabra.
El “animal político” (social o cívico) es, también, “animal racional”, “animal que habla” y “animal moral”.
Estas definiciones sólo valen en el contexto del mundo griego y en su concepción del mundo: “la especie humana (como todas las especies) es eterna y difiere de todas las demás por la posesión del “logos” (“razón” y “palabra”).
Es la diferencia específica del género “animal” (“animal racional” = especie humana) muy distinta de todas las demás especies animales que son “irracionales”, que actúan movidas por instintos o, a lo sumo, por hábitos.
Pero ahora, cuando se ha descubierto que los animales también tienen inteligencia, ¿qué pasa con esa definición?.
Y es que la definición de “animal racional” surge en un contexto social muy particular (en la Atenas del siglo IV a.C) y oculta una fuerte carga ideológica.
Presupone un modelo “verdadero de ser humano” que es: 1.- GRIEGO (no el “bárbaro” extranjero o meteco), LIBRE (no el esclavo), ADULTO, mayor de 21 años, (ni niño, ni anciano) VARÓN (no mujer), nacido de padre y madre atenienses.
¿Cuántos, pues, “animales racionales” (hombres) había en Atenas si quitamos a las mujeres, a los niños, a los ancianos, a los extranjeros y a los esclavos?
Se calcula que, de una población de 300.000, no más de 45.000
Se trata de una concepción del hombre que está llamada a fundamentar la esclavitud y otras relaciones de subordinación (varón-mujer, griego-bárbaro,…).
Es la figura del “humano verdadero”, como un animal que vive en la polis, en quien el alma prevalece sobre el cuerpo, y la razón sobre el deseo.
Es un ciudadano griego, varón, adulto, libre, urbano y ocioso (el trabajo manual es degradante, quedará para los esclavos) .
Él es el que manda. Y su mandato puede ser despótico, paternal, marital, regio, o político y bajo él se encuentra el resto de la humanidad y de lo viviente, en su conjunto.
Cuando hablamos, pues de Democracia Ateniense ¿de qué estamos hablando si ya, de entrada, eliminamos a la mitad de la población, las mujeres, y luego seguimos restando esclavos, extranjeros, niños, ancianos?.
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