EL HOMBRE, ¿DIGNIDAD O MISERIA?.
Pico della Mirandola y su “Oración sobre la dignidad del hombre”.
“Dios escogió al hombre como obra de naturaleza indefinida, y, una vez que lo hubo colocado en el centro del mundo, le habló así: “no te he dado, ¡oh¡ Adán, ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni ninguna prerrogativa exclusiva tuya, pero aquel lugar, aquel aspecto, aquellas prerrogativas que tú desees, las obtendrás y conservarás, según tus deseos y según tú lo entiendas. La naturaleza limitada de los demás está contenida en leyes prescritas por Mí. Tú te la determinarás sin ninguna barrera, según tu arbitrio, a cuya potestad la entrego. Te puse en medio del mundo para que, desde allí, pudieses darte mejor cuenta de todo lo que hay en él. No te he hecho celeste ni terreno, mortal ni inmortal, para que, por ti mismo, como libre y soberano artífice, te formes y te esculpas en la forma que hayas escogido. Tú podrás degradarte en las cosas inferiores y tú podrás, según tu deseo, regenerarte en las cosas superiores, que son divinas”.
La GRANDEZA del hombre no reside en ocupar un lugar privilegiado en el universo, ni reside en la excelencia de su naturaleza, que lo convierte en intermediario de todas las criaturas (el hombre es un “microcosmos”: un resumen, una síntesis del universo. En él se juntan los reinos mineral, vegetal y animal). La grandeza del hombre no reside ni en la capacidad inquisitiva de su razón.
Su GRANDEZA no depende de su ser (de lo que es), sino de lo que puede llegar a ser, de su LIBERTAD.
Gracias a la LIBERTAD el hombre se convierte en escultor y modelador/moldeador de sí mismo.
El hombre no es ni ángel ni bestia, pero PUEDE subir por encima de los ángeles y PUEDE caer por debajo de las bestias.
En sus manos está, de él depende, espiritualizarse o animalizarse.
Esa es su GRANDEZA (PODER hacerse a sí mismo, por no estar determinado ni tener una naturaleza concreta), pero también esa es su MISERIA (PODER hacerlo mal).
Es PERFECTIBLE, al tiempo que DEFECTIBLE (¿palabro?). En sus manos está ser perfecto, pero también puede degenerar.
Es LIBRE, pero el mal uso de su libertad arrastra un proceso degenerativo, corruptor.
Desaparece el mito del “pecado original”. No hay “pecado en origen”, del que no seríamos responsables. PODEMOS pecar, podemos corrompernos, pero no nacemos ya corruptos ni somos, “en origen”, pecadores, depravados.
No nacemos (“en origen”) con la naturaleza manchada, somos cada uno de nosotros los que PODEMOS manchárnosla o no. Ése será nuestro mérito o nuestro demérito.
PODEMOS. La LIBERTAD es maravillosa, pero también, y al mismo tiempo, es peligrosa, porque importa RESPONSABILIDAD.
Hay quien ha afirmado que el monumento a la LIBERTAD, en la costa este de Estados Unidos, debería estar complementado con el monumento a la RESPONSABILIDAD, en la cosa oeste.
Lo que somos depende de cada uno de nosotros. Adán nada tiene que ver, ni con nuestra Dignidad ni con nuestra Indignidad.
PODER de transformar el mundo que le rodea (con el conocimiento científico y la tecnología).
PODER de moldearse/modelarse a sí mismo.
PODER ser dueño y señor de todas las cosas y PODER, al mismo tiempo, convertirse en esclavo de ellas.
La LIBERTAD como una categoría antropológica por la que el hombre es “padre, artífice, de sí mismo”.
La DIGNIDAD del hombre, pues, no es lo que es por naturaleza, que es indeterminada, sino en lo que puede llegar a ser, según su LIBERTAD y su acción.
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