martes, 12 de abril de 2011

¡CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO, AMIGO SANCHO¡

Hasta D. Quijote se quejaba, porque la temía, ¿y quién no?.

Pero creo que hay un error, de entrada. ¿De qué Iglesia se queja, a qué Iglesia temía el sin par Don Quijote: a la Iglesia A o a la Iglesia B?. ¿A la Iglesia como clero, como jerarquía, como poder, como Inquisición y Excomunión, como Monopolio de la Verdad y Arca de la fe, como Santa Madre, fuera de la cual no hay salvación….. o a la Iglesia B, la de los que, de paisano, con hábito o con sotana, sacrifican su tiempo libre, incluso su vida y la están perdiendo a jirones…?

Acabo de leer el primer tomo de las memorias del que fue canónigo de la Catedral de Málaga, y nada sospechoso de hipócrita, de creído, de aspirante a jerarquía eclesiástica alguna. Un hombre sabio, humilde, sincero. Un hombre de fe, en tiempos en que la moda es la secularización (que muchos confunden con ateísmo), en que lo que mola es la Ciencia y la Técnica-Tecnología, y no la religión.

Estoy refiriéndome a D. José María González Ruiz

El primer tomo termina con un Epílogo que dice así: “Mi propósito (al escribir sus memorias) ha sido demostrar que para pertenecer a la Iglesia no hay que esperar que ésta sea una comunidad idílica. Lo mismo pasa con cualquier colectivo compuesto de seres humanos. Yo en la Iglesia he encontrado los más finos diamantes que soñarse puedan, aunque a veces estaban arrojados a la basura de un cubo arrumbado. No me arrepiento de haberme manchado las manos para hacerme de esos diamantes, y agradezco, incluso a la “institución” eclesial el haberme puesto a tiro, para que yo pudiera llevar a cabo esta operación.
Y termino repitiendo lo que ya tengo dicho: que nadie deje a la Iglesia por la náusea que le produzcan los Inquisidores, sino que procure aspirar el perfume de sus víctimas, que es lo que ha hecho posible la conservación, hasta nuestros días, de una Iglesia católica, tan ambigua como la que concibió el propio Jesús en su espléndida parábola del trigo y la cizaña” FIN.

Pónganle Uds. nombres a la Iglesia A y a la Iglesia B y díganme si temen a ambas.
¿Les da miedo, temen, a ese seglar o cura o fraile o monja que están consumiéndose en poblados africanos, predicando y practicando la fraternidad y exigiendo justicia a los poderes establecidos, como una obligación moral, voluntariamente elegida?.

Yo también temo al Vaticano, a la Curia Pontificia, a las Conferencias episcopales, a los Obispos y a muchas órdenes religiosas. No por lo que puedan hacerme, sino por su forma de actuar y de ver la vida religiosa.

Porque hay muchas personas que no distinguen la Iglesia A de la Iglesia B. Y caen en la trampa de morder la mano que está dando de comer a tantos necesitados, igual que otros caen en la trampa de la obediencia ciega, aunque sea irracional, porque “la Iglesia” así lo manifiesta. ¿Qué Iglesia?.

2 comentarios:

  1. ¿Eso es la iglesia, Tomás?
    Yo no lo llamaría así, aunque los hay, como tu señalas, que están muy interesados en que así lo llamemos.
    Muchos de esos ni siquiera se consideran "iglesia". Algunos ni siquiera se consideran a sí mismos integrantes de la misma. De esa iglesia de papas, obispos y demás holgantes bajo su amparo.
    Yo tampoco me considero parte de la misma, aunque posiblemente tenga más motivos para hacerlo que muchos de ellos.

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  2. La conocida frase "Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho" en referencia a darse de bruces con un poder fáctico establecido,
    no aparece en el maravilloso libro de Cervantes "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". En la segunda parte del mencionado libro,
    capítulo IX, cuyo título es "Donde se cuenta lo que en el se verá" Don Quijote y Sancho Panza se llegan al Toboso, patria chica de Doña
    Dulcinea, por la que suspira el caballero andante. Llegan casi de noche, y no conociendo la villa, Don Quijote cree que la gran sombra que
    se vislumbra en la mitad del pueblo debe de hacerla el castillo o alcázar donde habita la señora de sus sueños, por lo que se dirigen a
    su encuentro. Literalmente se dice [sic]

    "... guio Don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el edificio que hacía la gran sombra, y vio que era una gran torre,
    y conocio que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:

    - Con la iglesia hemos dado, Sancho.

    ..."

    Nótese que la palabra "iglesia" está escrita con minúsculas, si se refiriese a la "Iglesia" como entidad, Cervantes lo hubiera escrito con la
    primera "i" en mayúscula, tal como aparece en otras partes del libro cuando se refiere a la Iglesia como institución. Es decir, Don Quijote se
    refiere al hecho simple de que han llegado al edificio de la iglesia principal del pueblo, sin ninguna otra connotación añadida. Además, no dice
    "topado", sino "dado", y no aparece la palabra "amigo" en ningún momento.

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