viernes, 19 de junio de 2020

FLORILEGIO 14 ( y 7 ) YO-YO. YO-SOCIEDAD (LOS OTROS), YO-ABSOLUTO (DIOS)



YO-YO.  YO-SOCIEDAD (LOS OTROS),   YO-ABSOLUTO (DIOS)


¿QUÉ ES EL HOMBRE?

Pregunta que, inmediatamente, origina otra pregunta: ¿Para quién?

Porque a lo largo de la historia, a lo largo de las culturas, el concepto de qué sea el hombre ha variado tanto como las culturas mismas.

Pero, haciendo una selección, podría ser:

.- El triple o cuádruple concepto griego del hombre.
.- El hombre medieval.
.- El hombre renacentista.
.- El hombre mecanicista.
.- El hombre ilustrado.
.- El hombre en Kant.
.- El hombre en Hegel.
.- El hombre en Marx.
.- El hombre en el evolucionismo.
.- El hombre en el existencialismo.
.- El hombre en el personalismo.
.- El hombre en el cientificismo.
.- El hombre en la actualidad.

.....

EDUCADOR.

El docente es un profesional, pero no un mero enseñante de contenidos. Es/debe ser sobre todo, un Educador.

Información (conocimientos) y educador (persona) ni son opuestos ni son equivalentes.

Pueden ir conexos, pero no necesariamente.

Todos conocemos a personas educadas, de carácter abierto y jovial, tolerante con todo lo tolerable y respetuoso, siempre, con TODAS las personas.

Y, al contrario, personas ineducadas, indeseables, fastidiosos, molestosos, pesados, violentos, no sólo intolerantes, también irrespetuosas con las personas (xenófobos, racistas, fanáticos,…) y que son unos genios intelectuales en algunas o varias materias.

¿Hay que enseñar y educar para la adaptación a la sociedad en que viven o para que, conociéndola, intenten mejorarla?
¿O hay que enseñar y educar para la sociedad del mañana y para que vayan preparando su advenimiento?

……

DIOS.

La historia de Occidente, desde la antigua Grecia hasta el momento actual se identifica, en gran parte, con la historia de la palabra “dios”

Sus significados, salvo raras excepciones, remiten a una pretensión de trascendencia absoluta.

Son muchos, tanto mujeres como varones, que a lo largo de la historia, han vivido con Dios y han muerto en nombre de Dios.

Politeísmos, monoteísmos, teísmos, deísmos, ateísmos, antiteísmos, agnosticismos,… son todos ellos testimonios indudables de la presencia de “Dios, o dios, o dioses”) para afirmar su presencia, para negarla, para oponerse a ella, para vivirlo,…tanto en el pasado como en el presente.

Siguiendo a San Anselmo, hasta para negar a Dios Éste tiene que estar presente en su mente.

¿Cómo puede negarse la existencia de algo sin saber qué es ese algo?

Hay personas que afirman “vivir en Dios”, que han tenido una “experiencia divina”.

¿Puede tenerse, puede haber una “experiencia” de Dios siendo así que Dios no es sensible (material) y, por lo tanto, no puede ser objeto de experiencia?

Si son varios los místicos que así lo afirman ¿es del mismo tipo sus experiencias? ¿Cómo lo experimentan cada uno? ¿Cómo se les hace presente Dios?

No puede ser ese Dios el Dios de los filósofos.

Nadie duda de que Dios puede ser/es objeto de especulación intelectual, ahí están todos los “tratados” sobre Él, incluso la Teodicea (que ya supone su existencia) es/intenta ser una “justificación de la misma”.

Y de argumentos está sembrada la historia: desde el Argumento Ontológico de San Anselmo a las famosas, repetidas y requeterrepetidas 5 vías tomistas (desde la de la Necesidad a la Cosmológica pasando por la de la Causa Eficiente y la de Perfección) y que, quizá con algún retoque han seguido vigentes hasta la actualidad con el neo-tomismo o la neo-escolástica, siendo la doctrina oficial de la Iglesia.

Pero este acceso argumentativo es muy distinto al carácter experiencial y vivencial de Dios, con contacto inmediato y directo y no mediado.

Tanto la Teología como la filosofía, como cualquier ciencia, sus pretensiones y objetivos es buscar y encontrar la verdad que, para ser tal, debe mostrarse consistente con la experiencia sensible, bien directamente o mediada por instrumentos varios cuya exactitud es superior a la mera experiencia sensible del investigador.

Si bien, es verdad que la Teología, con el concepto de “creación” en sus entrañas, ha cedido ante el auge del Evolucionismo igual que la moral religiosa ha cedido ante el carácter social y cultural de la misma.

La pregunta, sin embargo, siempre ha estado presente: “Es accesible la Trascendencia de Dios a las limitadas capacidades cognoscitivas humanas?

Por supuesto, querer probar algo divino basándose en la revelación es dar por supuesto no sólo que Dios existe sino que, además, contacta con los hombres a través de su palabra, lo cual es mucho suponer y suscita muchas preguntas y ninguna respuesta racional.

¿Puede saberse qué es “lo divino” para todos y cada uno de los que afirma haber tenido/tener contacto con ello sin saber qué es?

Recuerdo la respuesta de Pablo de Tarso respondiendo a quien le preguntó cómo era el cielo, la felicidad ultramundana que les esperaba: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, esas son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman”.

A fin de cuentas no dice qué, es una definición negativa, como si a quien se le pregunta qué es un elefante responde que no es un león.
O, como suele decirse, es como si alguien dice que ha visto un ruiseñor sin saber qué es, ni cómo es, un ruiseñor.

¿Qué es “lo divino”?

Lo no humano, lo no captable por la experiencia sensible, lo no visto, lo no oído, lo inimaginable,… ¿qué es, pues, eso que se hace presente y vivido?

Los hombres tenemos experiencias sensibles tanto externas, de lo que está ahí, lo que se ve, se oye, se toca,… como internas (de tristeza, de alegría, de remordimiento, de estupefacción,..) ¿Pero “de lo divino”?

Los que conocemos el método hipotético-deductivo, el que se usa en las ciencias empíricas, sabemos que el punto de partida es la experiencia (inmediata o mediada) y que el punto de llegada, el que confirma/verifica/contrasta,… lo deducido por la razón (primero la Inductiva para subir y proponer la hipótesis posible, y luego la Deductiva, que saca las consecuencias que deben darse si la hipótesis es correcta o adecuada)

Experiencia- Razón Inductiva- Hipótesis- Razón Deductiva – Experiencia.

Más aún, hasta la ciencia ha renunciado, ha abandonado, la idea del observador-espejo.

El “espejo conocido” es una suma de un elemento subjetivo (que pone el cognoscente) y un elemento objetivo (que proviene de la experiencia)

A (objeto conocido) = a (objeto trascendente al sujeto, experienciable) + b (la forma subjetiva de conocer)

Pero en la “vivencia de Dios” ¿cuál es el elemento objetivo, Dios? ¿O todo y sólo es subjetivo?.

Pero eso lleva a considerarlo como un fenómeno psicológico, más una alucinación que una ilusión, pero no una experiencia.

¿Cómo se presenta esa “vivencia de lo divino” en las distintas culturas que adoran a sus dioses?.

¿Acaso Dios es/tiene que ser como yo/nosotros lo pensamos, según las propias facultades cognoscitivas de que disponemos?.
¿Puede encajarse a Dios (Infinito,…) en los estrechos y finitos moldes humanos?
¿Puede medirse el agua del mar con una botella?

Pero, si alguien dice que ya sabe qué es real y verdaderamente “lo divino” y que está viviéndolo, quiere decir que  ya ha accedido a lo divino.

Se afirma que Pascal se había encontrado con Dios y que llevaba escritas y cosidas en su ropa frases correspondientes a ese encuentro, que no era el Dios de los filósofos sino un Dios totalmente diferente y vivido por él, que no pertenecía a culturas exóticas, de escaso desarrollo y capacidad para razonar:

“Año de gracia de 1.564. Lunes, 23 de Noviembre, día de San Clemente…desde alrededor de las diez y media de la noche hasta, más o menos, las doce y media. Fuego. Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos ni de los sabios. Certidumbre, certidumbre, sentimiento, alegría, paz. (Dios de Jesucristo). “Deum meum et Deum vestrum”. Tu Dios será mi Dios. Olvido del mundo y de todo menos de Dios. No se le halla más que a través de los caminos señalados por el Evangelio…Alegría, alegría, alegría, lágrimas de alegría”.

¿Por qué llama “Dios” a lo que no encuentra igual que sus nociones y conceptos filosóficos?

¿Qué le hace decir que “lo por mí vivido es Dios”?
¿No era el Dios de Abraham, el de Isaac y el de Jacob?
¿No eran esos unos conceptos culturales, de un pueblo, de un lugar, de una cultura?

Y el de una persona de otra cultura ¿qué diría?

Pascal ha vivido algo enormemente íntimo y enormemente superior y a eso le ha dado el nombre tomado de una tradición.

¿Captarlo como “divino” y tener que expresarlo con conceptos tomados de una cultura concreta que creía en ese Dios?

Cuando Nietzsche afirma que “Dios ha muerto o, mejor lo hemos matado, vosotros y yo…” se refiere sólo al Dios cristiano, un Dios cultural, pero ¿no hay otros dioses en otras culturas?

En un artículo escrito hace bastante tiempo reflexioné sobre: ¿“Qué quiere decir Nietzsche con “Dios ha muerto”? (habrá que preguntárselo a Google)

Para Nietzsche era superfluo, incluso dañino y antihumano, ese Dios formado a imagen y semejanza de la cultura dominante de la modernidad.

Vattimo, postmoderno, lo expresa de otra manera: “Dios muere en la medida en que el saber ya no tiene necesidad de llegar a las causas últimas”

Si los argumentos racionales no son aptos para llegar a Dios, nosotros, los hombres, racionales, ¿Podemos tener/hay otros caminos transitables por los que se pueda encontrar a Dios?

¿O sólo dando el salto, a ciegas, con la fe?

San Agustín decía demostrar, con la razón, la existencia y la esencia de Dios y, después, con la razón se explicaba lo encontrado.

1.- “Intellege ut credas” (Razones para creer), 2.- “crede ut intelligas” (cree para entender), 3.- “Intellege ut credas” (para aclarar, para dar razones de lo creído).

Si quien afirmara haber tenido una “vivencia divina”  dijera “no sé qué significa lo que me ha pasado”, “no entiendo el resultado de esta experiencia-vivencia”

¿Eso es “el Dios vivido”?

¿Qué contenidos habrían de tener unas experiencias-vivencias en las que se pudiera reconocer lo divino?

Porque ¿puede ser controlable y controlado por los hombres, finitos, limitados,… un Dios infinito en todas las cualidades, eterno, perfecto, transcendente,…?

Quien dice haber tenido esa vivencia juraría que la ha tenido, que estaba seguro-seguro-seguro pero si le hubiéramos preguntado ¿de qué? no habría podido responder.

García Morente, el filósofo español que escribía de filosofía con una claridad meridiana, tanto o más que Ortega, y que, al final, se convirtió al cristianismo decía haber sido testigo de esa clase de experiencia, haber experimentado la presencia de Dios, sin poder dudar de ella.

“Allí estaba Él, y no lo veía, no lo oía, no lo tocaba, pero Él estaba allí”

De mis tiempos de seminarista, con dudas profundas, le comentaba a Don Lorenzo, el cura de mi pueblo, un creyente-creyente, sobre la creencia “real” de Cristo en la Eucaristía con sólo pronunciar las palabras sagradas-mágicas y con el que yo discutía de que sólo era una presencia “simbólica”.

No sé si me lo juró, pero sí recuerdo su entusiasmo al contarme cómo, a veces, en el momento de la consagración, las hostias salían del cáliz, medio volaban o revoloteaban, como signo de que ya no era pan ácimo sino el “cuerpo de Cristo”

¿Qué quieren que yo les diga?

(Artículo sobre un trabajo de Andrés Tornos, “Experiencia de Dios”, en Diálogo Filosófico

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