LOS NUEVOS SOFISTAS.
Siempre defendí los, para mí,
cuatro momentos más sugestivos de la Historia de la Filosofía : Los sofistas,
el Renacimiento, la
Ilustración y Nietzsche.
Los sofistas pusieron negro
sobre blanco, bien Protágoras con “el hombre es la medida de todas las cosas”
(y hombre puede ser un individuo, una sociedad o la humanidad)
¿Qué son las cosas?
Objetivamente nada sabemos
porque el saber es subjetivo, luego depende del sujeto (tú o yo, la cultura
occidental, la raza humana).
¿Qué es un ratón?
¿Se lo preguntamos a una
rata, a un gato, a un elefante (o a una mujer, que dicen que les tienen mucho
miedo)?
¿Qué es un ratón? Pues
depende.
Aunque Gorgias lo expresa en
tres proposiciones: 1.- Nada existe, 2.- Si existiera sería incognoscible y 3.-
Y si fuera cognoscible sería incomunicable.
Y la ética, y la política, y
el poder, y las leyes,…
(Obvio los otros tres
momentos, para mí, extraordinarios)
Pero el método de los
sofistas, “guerreros de la palabra”, ha continuado a lo largo de la historia,
no se adhieren a sistema alguno y lo que toman lo convierten en una auténtica
subversión de los valores.
Si Wittgenstein quería
liberarnos de las falacias del lenguaje, los sofistas quieren liberarnos de la
opresión de los sistemas.
Quien acepta un sistema,
llegado el caso, suelen exigir el sacrificio de la vida.
Morir por el ideal, por la
patria,…a cambio de una vida futura que se la supone muy superior, incluso
eterna.
Nietzsche ve el colmo de la
decadencia en una filosofía (o religión) que desnaturaliza la tierra y obliga a
orientarnos hacia ese otro mundo, el verdadero, fuera del tiempo.
La verdad ha sido la obsesión
de todas las filosofías.
Si la verdad es el valor
supremo ¿quién se lo atribuyó, de manera que la prefiramos al error, a la
incertidumbre, incluso a la ignorancia? ¿Dios?
Pero la muerte de Dios ha
eclipsado también los valores que de Él dimanan.
El mundo, para los sofistas,
sería como la mujer, seductor: se acerca y se aleja, deslumbra, se esquiva, se
muestra y se oculta.
El pintor Chirico (como otros
muchos: Kandinskiy y Klee) nos presentan en sus obras el sinsentido del mundo.
Si, después de tantos siglos
de búsqueda no han colmado nuestro afán de verdad, ¿por qué no renunciar a
ella?
O como Joyce y Brecht, o como
Schomberg, cada uno en su arte y rompiendo los estereotipos estéticos.
NIETZSCHE acabó con la
filosofía tradicional, echando por tierra su cultura, su moral, la ciencia,…
FREUD acabó con la hipocresía
sexual, desde siempre.
MARX acabó con la ignorancia
del proletariado.
Los filósofos de la sospecha
que recorren el velo y descubren lo que hay en el otro lado, que no es lo que
aparece, lo patente, sino la realidad que se oculta, la latente, que es la
auténtica.
Según la lógica de la verdad
cada problema tiene UNA solución, pero el sofista sabe buscar otra, y otra,…que
contradicen a la primera y nos conducen a un laberinto sin salida.
En nuestro tiempo, Adorno,
Ciorán, Beckett,…nos presentan la existencia humana perdida en la encrucijada
de mil caminos.
El sofista es el ser incoherente,
el “magíster ludi” que cambia las perspectivas para ver lo real de cerca y de
lejos, pudiendo convertir lo grande en pequeño, y al revés.
El mundo, para ellos, es un
teatro que se representa desde hace siglos.
No es que pretenda saber más
que los otros, simplemente sabe que los otros no saben, pero se abstiene de
juzgar.
Nada más lejos del sofista
que erigirse en maestro y pretender crear una comunidad de prosélitos.
Se refugia, más bien, en el
retiro, donde se mantiene a distancia.
Allá cada uno con sus
búsquedas y sus hallazgos.
Que disfrute de ellos.
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