lunes, 14 de enero de 2019

RAÍCES CRISTIANAS ( y 2)


Se dice que a los romanos les daba igual cuatro dioses que cuatrocientos y además de acoger a los de la mitología griega, le añadieron los suyos propios y de cada país que conquistaban (y como buenos políticos) también acogían a los dioses de los vencidos por lo que en un momento concreto, con tantos dioses y tantos posibles altares decidieron hacer Uno para todos, para los que ya había y para los que pudieran venir, el Pan-teón (“todos los dioses”), a lo que no estaban dispuestos los cristianos.

Para los cristianos su Dios era “el único Camino, la única Verdad y la única Vida”

Los cristianos introdujeron en Europa la pasión terrible y excluyente de la Verdad y si son ellos los que la tienen, los demás quedan excluidos.

Y como su Dios es invisible y es la Verdad, ésta tendrá que ser creída por la fe, algo magnífico, para ellos, pero feroz para los no acordes.

¿Creían los romanos en sus dioses? Evidentemente que no como los cristianos en el suyo que, además, no sólo es uno (mono-teísmo) sino el Único digno de tal nombre.

El cristianismo resistió la oleada de persecuciones por negarse a aceptar a otros dioses que no fuera el suyo, y menos aún a un hombre, aunque fuera el Emperador, reconocerlo como divino, por lo que serían condenados, por desobediencia, a la múltiple, variada y variopinta forma de morir (desde en el circo por las fieras hasta crucificados).

¿Cómo iban los cristianos a aceptar ser soldados, empuñar las armas y asesinar a los otros si su Dios habla de amar a los otros como cada uno se ama a sí mismo?.

Y cuando Constantino la eleva a Religión oficial del Imperio (por aquella victoria en Puente Milvio contra su rival, Magencio, por poner en la bandera o estandarte el signo de la cruz con la leyenda de “In hoc signo Vinces” y venció, desde ese momento, de ser una religión perseguida se convirtió en una religión perseguidora de otras religiones y de los desvíos (herejías), dentro de la misma religión, de los desviados con interpretaciones divergentes.

Pero ese Dios, que era la Verdad y que acabaría con el resto de los dioses, se volvió letalmente contra el cristianismo.

La pasión desmitificadora de la verdad siguió abriéndose camino y paso de las Catedrales y sus púlpitos, ante fieles creyentes que sólo eran oyentes, audiencia) a las Universidades y sus palestras, donde todo lo que el profesor expresaba era discutible y podía ponerse en tela de juicio.

La Verdad divina fue pasando a ser verdad secularizada de manera progresiva hasta que la Ilustración, defenestrando al Dios de la fe colocó en su lugar a la Diosa Razón.

Fe vs Razón, Razón vs Fe, dos campos definitivamente separados y, muchas veces enfrentados.

Se afirma que el secularismo es como la castidad, una condición que se define por lo que se niega.
Solo la civilización cristiana, ya previamente purgada de divinidades y cultos locales, puede secularizarse.

Si vivimos en un mundo sin dioses es a la cristiandad a quien debemos agradecérselo, por lo que surgiría la Nueva Diosa, la Razón, buscadora de la verdad,

Las raíces cristianan de Europa tienen hoy su más clara expresión en la ciencia que aniquila las leyendas piadosas, en la separación de poder civil, de ingerencias clericales, en la proclamación de los Derechos Humanos, que no necesitan ser sancionados por la autoridad divina (y que, (debería saberse) fueron condenados en sus orígenes por el papado), en la educación general y obligatoria en la que sólo se impartan materias científicas y no creencias religiosas.

Puesto que todo esto expuesto anteriormente, en la Constitución Europea no aparecen esas raíces cristianas, imponiéndose la autoridad francesa (como no podía ser de otro modo) en la persona de su Presidente, Giscard d´Estaing.

Los problemas humanos, creados por los hombres o por la naturaleza, deben ser resueltos por los hombres y no hace falta sacar en procesiones a Vírgenes y Cristos varios y variados, locales, tanto para que llueva como para que deje de llover, porque si en algo se ponen de acuerdo los dioses es en no intervenir en lo que ellos crearon, la naturaleza y sus leyes.

Si PUDO y NO QUISO…
Si QUISO y NO PUDO…
Si NO QUISO Y NO PUDO

Luego…conclusión…

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