miércoles, 9 de enero de 2019

ÉTICA SIN RELIGIÓN (4)



A mí, también, quisieron captarme los del Opus (dicen que iban buscando a chavales inteligentes y yo, para ellos, debía de serlo) pero me parecieron auténticos coñazos, manteniendo a las mujeres como esclavizadas y paridoras y ver y oír al tan pronto canonizado San Josémaría, se me revolvía el alma.
Siempre dudé de si no sería un pederasta.

Una secta católica ultra, nepotista, que sólo veían en el mundo el pecado y que en sus retiros espirituales, allá en el Castillo de Almodóvar del Río, ante una calavera sobre la mesa…que debería haber sido no sólo censurada, sino expulsada de la Iglesia Católica, por ser una obra de inspiración diabólica y que atenta contra los principios básicos defendidos por la Religión de la Humanidad.

“Yo me metía piedrecitas en los zapatos cuando iba a la facultad, para contrarrestar el mal pensamiento que había tenido al ver a un apuesto joven en el autobús…” –me contaba una amiga profesora de Instituto que, al final, pudo zafarse de sus intrincadas redes.

Son auténticos carceleros del cuerpo y del alma, odiadores de la sexualidad, con el voto de castidad (que yo no sé si no tendrían, como yo y tantos más, poluciones nocturnas con sueños eróticos, pero que como era de manera no consentida…

“Yo me ponía el hábito, de monje capuchino, directamente sobre el cuerpo y el roce con el pene, al andar…” - me contaba un compañero de facultad.

Auténticos frustrados sexuales de personas psíquica y somáticamente sanas pero que el play de la conciencia salta ante el primer pensamiento o deseo sexual.

¿Cómo puede ser grato a Dios ese sacrificio de obviar un deseo tan natural? (es escalofriante sólo pensarlo).

El matrimonio para la clase de tropa, pero para los mandos, para “el estado mayor de Cristo”, el celibato, con caricias y consuelos sólo espirituales.

Estos predicadores del dolor, del sacrificio, de la penitencia,…como actos queridos por un Dios amoroso se me hacen propios de seres, si no perversos, sí pervertidos por su propia fe.
Pero, luego, practican esas virtudes de ayudar al necesitado, dar de comer al hambriento,….pero, primero, y sobre todo, para los que pertenecen al propio redil.

“El amor religioso a los hombres por amor de Dios, sólo en apariencia ama a los hombres, ama en realidad a Dios” –afirma Feuerbach.

Usar a los hombres como medios, no como fines, para conquistar a Dios.

¿Qué es la austeridad por la austeridad, sin contribuir realmente a que los demás tengan una vida más cómoda?, ¿no es algo inútil y perverso?

Liberarlos del hambre está bien, pero no es suficiente, habría que liberarlos, también, de las normas divinas para ser realmente libres en esta vida.

Los católicos conservadores comen con los ricos, mientras los católicos progresistas comen con los pobres pero ambos, con eso, sólo, pecan contra la Ética y la Religión de la Humanidad.

Yo me apunto a que los vivos en acto, los ya nacidos, sean felices antes que a defender a un “nasciturus” que sólo es humano en potencia, que está en camino de serlo, pero que todavía no lo es.

Soy partidario (lo he dicho muchas veces) de la laicidad y sería bueno que se descatolizaran los católicos, que se descristianizaran los cristianos, para ser auténticamente hombres y amarse mutuamente por ser hombres, como fines, y no como medios para llegar a Dios.

A fin de cuentas, todas las leyes humanas, tengan el origen que tengan, su único cometido es/debe ser satisfacer las necesidades y deseos reales de la especie humana.

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