miércoles, 9 de enero de 2019

ÉTICA SIN RELIGIÓN (3)




Heteronomía moral en las religiones reveladas.

Dios sigue siendo infinitamente bueno aún cuando mande que Isaac sea sacrificado o que la mujer tenga que sufrir en el parto porque la criatura tiene que salir por donde apenas puede salir si no es con dolor, luego matar y sufrir es bueno porque así lo quiere/lo ha querido Dios.

“Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”.
¿Y cómo puedo yo saber “tu” voluntad, lo que Tú quieres, Señor?
A través de Mi revelación en el libro sagrado o a través de Mis intermediarios, la Iglesia.

Si Dios manda X, X es bueno, y se acabó (o no puede empezar) la discusión o la elucidación.
No puede, pues, haber repugnancia moral, sino aceptación, aunque sea lo opuesto a lo que mi razón moral me lleve.

A un católico ferviente no se le presenta dilema moral alguno, porque si Dios, por esencia es la Bondad, la Sabiduría, la Benevolencia,…puras, aunque no se comprenda, así tiene que ser.

Dios piensa por él y si no logra comprender los designios divinos es por nuestra limitada y contingente inteligencia.

¿No suele afirmarse que “Dios escribe con renglones torcidos” para poder justificar lo injustificable, la Bondad de un ser que no sólo permite, sino que quiere la muerte de Isaac o el dolor de parto de la mujer, de la enfermedad del niño, de la tiranía de un sanguinario, del terremoto y del maremoto con sus muertos?

¿No lo comprendemos? Porque es un misterio. Y aquí acaba toda discusión.

¿Extraña, pues, que el católico ferviente desconfíe de, incluso odie, la filosofía que quiere, incluso, elucidar el misterio y gritar a los cuatro vientos que no, y que no, y que no?

La “fe del carbonero” es suficiente para resistir la tentación de buscar buenos argumentos.

Si “Dios es la Bondad y la Bondad es Dios” eso es un juicio analítico que nada nuevo añade el predicado al sujeto, porque son intercambiables. Es como decir que “el agua es H2O y H2O es agua”.

Un juicio así se convierte en un enunciado no informativo, sino “tautológico”: “Dios es Dios” y “la Bondad es la Bondad”.

Los dogmas son tan macizos que no dejan resquicio ni rendija por la que pueda colarse la razón humana y hurgar dentro de ellos.
Repelen a la razón como los polos del imán.

Y si donde dice X quiere decir Y, y  admites ese malabarismo, esa trampa del lenguaje, te garantiza, ferviente católico, la felicidad en la otra vida y la tranquilidad de conciencia de que vas por el buen camino en esta vida.

La dichosa obediencia a Dios y al líder de turno, intermediario entre Dios y los hombres, con conexión directa con Él, llámese papa, cura de pueblo o confesor espiritual...

Obediencia.

Por ahí entró el pecado en el mundo, porque Eva desobedeció a Dios y Adán obedeció a Eva, así nacimos ya “empecatados” en origen, manchados porque el pecado se transmite por el sexo.
¿Cómo va a desobedecer el recién nacido si es “puro animal (viviente sensible) en acto”?

Y como el cuerpo es, desde Platón, la cárcel del alma, habrá que aporrear las paredes, descerrajar la cerradura, romper la puerta,… para que se libere el alma.
Así que sacrificios, penitencias, ayunos y abstinencia, cilicios,…todo es poco.

Obsesión enfermiza contra el tacto y el cuerpo, los grandes peligros y que habrá que paralizar.

¡Cuidado con la ducha y con el bidé/bidet a la hora de ducharse/lavarse las partes nobles (y nunca mejor dicho), porque el tacto puede producir placer y eso…¡  -me decía mi director espiritual, el que confesaba que él, hasta los veinte años, creía que los niños venían al mundo cuando los novios se miraban a la cara.
¿Qué hacer con esa dirección espiritual y cuando te hacías una paja pensando en la muchacha que vivía frente con frente de mi ventana?
Y vuelta a confesar sabiendo que vas a seguir haciéndolo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario