1.- EL RETO NUCLEAR.
Recuerdo la crisis de los
misiles cubanos (misiles rusos en camino hacia Cuba), a un tiro de piedra de
Florida, por lo que la aniquilación de Florida y más estados de EE.UU. era una
amenaza palpable.
La guerra fría parecía que
estaba calentándose y terminaría siendo abrasadora.
El peligro se sorteó y un
nuevo mundo internacional promovió una era de paz sin precedentes, por el miedo
mutuo que todos los países tenían.
En el
Pero EE.UU. y Rusia siguen
embarcados en la carrera de armas nucleares y han desarrollado nuevos
artilugios capaces de llevarnos al borde de la aniquilación nuclear.
Y, por si no fueran bastantes
dos estados, se han incorporado al desarrollo nuclear otras potencias con
características más peligrosas.
Fue difícil construir el
régimen internacional que evitó la guerra nuclear y salvaguardó la paz en el
planeta pero las condiciones están cambiando porque han aparecido otras
potencias como China e India, Corea del Norte, Irán,…por cuyas venas corre
fanatismo ideológico o religioso.
Tras Hiroshima no debemos
jugar con fuego y ampliar las relaciones internacionales para que no pueda
ocurrir lo que sí puede ocurrir.
Desde que algunas naciones ya
han aprendido a enriquecer el uranio y el plutonio, el peligro se amplia porque,
como acabamos de indicar, puede ponerse al servicio de ideologías o fanatismos,
religiosos o políticos, y ponerlos en funcionamiento, como si fuera imposible
que el que mata no sea, a su vez, matado.
Los ignorantes, pero
furibundos, nacionalistas que gritan: “primero nuestro país” deberían
preguntarse si su país, por sí solo, sin un sistema sólido de cooperación
internacional puede protegerse a sí mismo de la destrucción nuclear, como si
ésta distinguiera fronteras, idiomas, creencias, costumbres,…
El Reto Nuclear requiere la
cooperación mundial.
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