lunes, 7 de septiembre de 2020

FLORILEGIO 21 ( 2 )


¿QUÉ ES UNA SILLA?

Imaginaos una silla.

La intención productiva del ebanista que la fabrica imprime a una materia (madera) una forma (de silla)  capaz de acoger a un cuerpo humano, de tamaño normal, en la posición de “sentado”.

Esto ofrece unos valores relacionales que vienen determinados por la definición de silla, por su descripción.

Pero esa misma silla (“materialidad in-formada”) desencadena un sinnúmero de valores relacionales que no estaban en la intención productiva del ebanista y, menos aún, en la definición de silla (“mueble destinado o que sirve para que una persona se siente”).

Pero un niño pequeño, para quien la silla de tamaño normal no tiene demasiado sentido, suele descubrir en ella (y la usa como) un tren, un caballo, un automóvil,…siendo una silla.

Un adulto, además de su función, que se define en el concepto silla (“mueble que…”) puede descubrir otros muchos valores relacionales que escapan a esa definición: un lugar donde poner los pies para alcanzar algo demasiado alto, un objeto con el que defenderse, con el que hacer un lucrativo negocio, con el que lucirse en un regalo, con el que calentar una habitación (quemándola), con el que impedir que se abra una puerta,…

Es decir que la “imaginación creadora” del hombre, prácticamente no tiene límites.

Hubo un tiempo, hace muchos años, en que en C.O.U, estudiábamos a Wittgenstein y que se preguntaba qué era una cosa a lo que respondía que dependía de su “función”.

Imaginaos –les decía a aquellos alumnos- que cuando estáis abriendo una caja de herramientas se os acerca un ladrón con intención de robaros y agrediros.

Si tu coges el destornillador, para defenderte, ¿puede, el agresor, decirte que un destornillador es un objeto para atornillar y desatornillar y no un objeto de defensa?

O con un martillo, o con una llave inglesa,…

Esos objetos, (como la silla anterior) además del valor principal (clavar puntas, apretar o aflojar tuercas,…) tiene/puede tener otros valores relacionales, por el “uso” que vosotros les deis (como objeto de defensa).

Pero si vais a la ferretería a comprarlos tenéis que solicitarlo por la definición, por el “valor principal”, aún sabiendo que podéis utilizarlos de otras muchas maneras (como palanca, como trueque,…)

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