martes, 31 de marzo de 2020

PENSAMIENTO DE POSTMODERNIDAD (y B) POSTMODERNIDAD Y NEOLIBERALISMO.



Los postmodernos defienden la pluralidad, los puntos de vista distintos sobre la realidad, el relativismo, la diversidad,…verán las posibilidades de emancipación del ser humano en el relativo caos que caracteriza a la sociedad postmoderna; una sociedad mucho más compleja y cuya complejidad está determinada en gran parte por el papel que ejercen en ella los mass media y la revolución tecnológica.

En cuanto a justicia y libertad, los postmodernos no aportan mucho, particularmente porque la exacerbación del individualismo privatista, el consumo, el hedonismo y el placer desbordados, en un ambiente postmoderno, dejan pocas posibilidades para las apuestas colectivas y para la política.
Porque como señala Lechner, como consecuencia de su rechazo a las nociones de totalidad y progreso, la postmodernidad no se preocupa de la institucionalización de lo colectivo.
Y el desencanto postmoderno suele expresarse como una pérdida de fe en el Estado.
El Estado es percibido, más que todo, como un aparato de dominación, siempre sospechoso de buscar un control totalitario.

En su rechazo a la posición estatista, la cultura postmoderna suele descartar la cuestión misma del Estado.

Finalmente, baste agregar que el discurso postmoderno denuncia el progreso futuro como una ilusión y consagra el presente como un imperativo.

“Vivir aquí y ahora” bien puede ser la consigna postmoderna, pero lo importante es cómo se viva ese aquí y ahora.

Si es una vida entregada al consumo desenfrenado y al placer sin límites que lleva, por qué no, al repliegue del individuo y su indiferencia para con el medio y la realidad inmediata que habita, o un aquí y ahora sin más límites que los que impone el respeto por la libertad del otro y una responsabilidad ética personal y social con el entorno, porque de lo contrario, esas vivencias en plenitud se tornarían, como de hecho hemos visto que está ocurriendo, en una inevitable pérdida de sentido.

Existe una relación entre la posición postmodernista que hace del caos y de la fragmentación el estado normal de la sociedad, y la ceguera del mercado libre.

Y es que el neoliberalismo, como proyecto de sociedad, denuncia y arremete contra las utopías y los totalitarismos que representaba el socialismo.

El pensamiento neoliberal no podía encontrar mejor teoría afín que un pensamiento postmoderno, pues al igual que él rechaza no sólo las grandes promesas sino también la perspectiva de un proyecto de emancipación, y la idea de una historia que puede ser asumida conscientemente por los seres humanos.

Por otra parte, el postmodernismo, al difundir un tipo especial de pesimismo político, abona también el camino para que las ideas neoliberales que critican al Estado, la política y el sector público, calen en los discursos de políticos, académicos y empresarios.

Porque el postmodernismo no va a decir nada de los horrores del sistema capitalista y de la economía de mercado; para ellos, ésta sólo se podrá juzgar desde los beneficios que el capitalismo tardío produce para una minoría, pero no desde las grandes mayorías que sufren los costos.

Ahora es posible señalar que si la postmodernidad es el mundo de los simulacros, de las imágenes y de los significantes que han dejado de tener un contenido o significado real, este mundo es el que mejor le va a un proyecto económico como el derivado del pensamiento neoliberal, en el cual el mercado pretende erigirse como institución social, o mejor como constructor de sociedad.

Y si es el mercado el que construye el orden social, ¿qué papel le queda al sujeto en este proyecto? Y en especial, ¿a los seres humanos pobres que no están en condiciones de participar en él?

En el filo de una modernidad tardía y radical, nos encontramos pues con un movimiento expansivo que pretende abarcarlo todo.
Un proyecto de modernización neoliberal que va en contra del ideario moderno de libertad, igualdad (justicia) y fraternidad (solidaridad).

Como se pudo ver, hay muchas señas de identidad y rasgos comunes entre uno y otro discurso que nos pueden llevar a afirmar su parentesco, e incluso a confirmar que el postmodernismo se ha transformado en la lógica filosófica del neoliberalismo, así como el neoliberalismo se ha convertido en la lógica económica de la modernidad tardía.

Se concluye que la Sociedad Postmoderna es solo el modo de vida del imperio para sus acólitos, pero nunca para los luchadores por la justicia, la igualdad y la emancipación de los pueblos. 

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