lunes, 30 de marzo de 2020

MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD: COLLAGE (8) LYOTARD Y EL METARRELATO MARXISTA..



Jean-François Lyotard se propone la deslegitimación del marxismo como ciencia y como programa de emancipación y ubicándolo como uno de los “Grandes Relatos” o “Metarrelatos” de la modernidad.

En este caso el último relato de salvación que acaba de morir y que nadie quiere sustituirlo.
El balance lo realiza sobre el resultado de las experiencias de los llamados “socialismos reales" y como perspectiva de la humanidad nos plantea el discurso de la diferencia, la no apelación a transformación alguna.

Lyotard reniega del marxismo

El marxismo, según Lyotard, ha oscilado entre los dos modos de legitimación por los metarrelatos.

Es decir, entre el modo que tiene como sujeto a la humanidad o al pueblo y aquel que tiene como sujeto al espíritu absoluto de la especulación.

”El Partido puede ocupar el lugar de la Universidad, el proletariado el del pueblo o la humanidad, el materialismo dialéctico el del idealismo especulativo, etc."

De la segunda forma resulta el stalinismo y su relación con las ciencias como un apéndice del ”metarrelato de la marcha hacia el socialismo.

Del primer modo del metarrelato, planteado como que  “el socialismo no es más que la constitución del sujeto autónomo" y que se trata de proporcionar “al sujeto empírico (el proletariado) los medios para su emancipación con respecto a la alienación y a la representación”, participó la escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Marcuse, Benjamín).

Y aunque en este punto no lo menciona expresamente, en otras partes también Lyotard ubica la lucha del grupo “Socialismo o Barbarie” en esta versión.

Para Lyotard no es lo mismo marxismo y comunismo.

La caída del Muro de Berlín es el signo más elocuente de que el comunismo stalinista “totalitario” no pasó la prueba de la historia.
Las masas movilizadas irrumpieron en la escena, derribaron a la burocracia, rompieron los muros y pusieron fin a todo el sistema.

Nadie estuvo para la defensa del antiguo régimen totalitario, todos abrazaron la nueva bandera, tras la ilusión del capitalismo liberal.
El sistema soviético era, no sólo, opresor y totalitario, sino que había abrumado a su población con penurias económicas, escasez, desigualdad, corrupción,...

Tanto es así que las masas terminaron por desear, aparentemente, aquello contra lo cual siempre les enseñaron a luchar: el capitalismo de la explotación, la exclusión, del hambre y del analfabetismo.

Pero, lo que las masas sublevadas, apenas derrotaron a la burocracia comunista, fueron a buscar fue al capitalismo del primer mundo: aquel de las libertades formales y los supermercados.

Lo que las masas desearon conquistar fue el estado de bienestar, que podía gozar una aristocracia obrera en Europa, sobre la base de que las metrópolis sigan esquilmando al conjunto de la humanidad.

Es posible buscar muchas explicaciones a este fenómeno.

Pero, definitivamente, junto con Lyotard podemos afirmar que  “la crítica práctica del comunismo es cosa hecha”, entendiendo este comunismo como la versión del stalinismo totalitario expresado en los regímenes de los estados que se han dado en llamar del “socialismo realmente existente" y con lo cual se designaba a los ex-estados no capitalistas del Este europeo, a la exURSS, a la ex-República Popular de Vietnam y los regímenes de China, Cuba y Corea del Norte.

¿Cuál es la crítica práctica?

En los estados donde se ha dado el derrumbe de los regímenes totalitarios y en los que aún se mantienen, asistimos a un proceso de restauración de la economía capitalista con desiguales ritmos y dinámicas pero que expresan una patente realidad: el sistema capitalista triunfa y se impone.

Es necesario destacar que nunca hubo dos economías, incluso con la aparición de los estados no capitalistas, socialistas u obreros -según la corriente marxista que los denomine-, la economía mundial seguía siendo dominada por el capitalismo y, más concretamente por los estados de los monopolios transnacionales o imperialistas.

Por otro lado ¿qué pasa con el otro marxismo? ¿Con el marxismo que ha venido elaborando una crítica al liberalismo occidental así como al totalitarismo del Este?

Lyotard –ya lo hemos dicho -no confunde “marxismo” con “comunismo”, pero en el fondo nuestro autor rechaza hasta la más independiente crítica marxista.

Después de la caída del Muro de Berlín y ante la consulta de amigos intelectuales sobre la posibilidad de su participación en la continuidad de una crítica marxista sostuvo: “Para una mente formada en la tradición del marxismo radical, esta petición sonaba como una llamada a reemprender nuestro trabajo de los años cincuenta y sesenta: llevar al frente el análisis crítico del “capitalismo tardío” y de la pretendida sociedad comunista. Proyecto ciertamente conmovedor, pero perfectamente inútil"

En su libro ”Moralidades posmodernas", después de enumerar a grandes rasgos lo que considera los aspectos fundamentales del marxismo, Lyotard concluye: ”Recordando estas grandes líneas de la crítica marxista, por todos conocidas, experimentamos un sentimiento arcaico y embarazoso. Influye la manera en que la evoco, pero el verdadero motivo es que el espectro se ha desvanecido llevándose consigo el último gran relato crítico, lejos de la escena histórica."

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