lunes, 10 de septiembre de 2018

NIETZSCHE 13. NIETZSCHE EN ESPAÑA (1)


LA GENERACIÓN DEL 98 Y NIETZSCHE.

A un no experto en Literatura (como yo) se le haría imposible imaginar que un “filósofo maldito”, uno de los “tres filósofos de la sospecha”, hubiera podido ejercer influencia en pensadores españoles cuando la Iglesia Católica, Apostólica y Romana tenía en monopolio la moral y las costumbres, la ideología,…durante tantos siglos y hasta ayer mismo.

Y he quedado ampliamente satisfecho (no en vano Nietzsche ha sido y es uno de mis filósofos preferidos) al introducirme en los intríngulis de la Generación del 98.

A la generación del 98 también se la llama la “generación del desastre” pues, a pesar de las grandes diferencias personales e ideológicas, el  grupo recibe su unidad por la reacción a la pérdida de España de las últimas colonias ultramarinas –Cuba, Puerto Rico y Filipinas –en guerra contra Estados Unidos.

El 10 de Diciembre de 1.898 se firma entre ambos países el Tratado de París, considerados por los de la Generación del 98 como el final del ciclo histórico imperial de España iniciado el 12 de Octubre de 1.492 con el primer viaje de Colón que abriría el descubrimiento y la colonización de aquellas tierras por parte de España.

En realidad, esa fecha es considerada el momento más bajo de una decadencia histórica que se prolongaba desde tres siglos atrás.

La creencia en dicha decadencia va a provocar una literatura sobre el tema que alcanzará el cénit con estos escritores.

La preocupación por España y su esencia, las causas de sus males, las posibles soluciones, el pasado y el destino histórico de nuestro pueblo… llenan las páginas de todos los escritores de esta época.
En este ambiente y movidos por estas inquietudes se produce la obra de estos escritores del 98.

Es de esa afinidad de ideología y actitudes de donde surge el “espíritu del 98”.

Son más de 20 los intelectuales del 98 pero no todos los escritores sobre la generación del 98 los consideran de la misma forma, pero los tres nombres indiscutibles son: Azorín, Baroja y Maeztu, más los cuatro siguientes: Ganivet, Unamuno, Machado y Valle Inclán, que formarían la “nómina esencial”
Aunque ahí están los incluidos en un “noventayocho menor”, en el que están muchos más, entre ellos, y los más conocidos, como Benavente, Blasco Ibáñez, Arniches, los Álvarez Quintero, Gabriel y Galán, Asín Palacios, Menéndez Pidal (representante del “98 científico”) y muchos más.

Todos ellos sentían la necesidad de hacer una España nueva mejor que la circundante.

Todos ellos eran nativos de distintas regiones o provincias españolas: Azorín, de Levante; Machado, de Sevilla; Baroja, de Guipúzcoa; Unamuno y Maeztu, de Vizcaya; Valle Inclán, de Galicia,…pero todos viajaron a Madrid al encuentro de la gloria literaria y, desde Madrid, descubrieron a Castilla.
El “mito de Castilla y su héroe castellano por excelencia, el Cid, mito que está estrechamente unido al “mito de Don Quijote” y al “mito de la España Ideal

Don Quijote, para Ganivet, es el Ulises español, mientras Azorín lo convierte en contemporáneo en “La ruta de Don Quijote” y para Maeztu es “El Caballero de la Hispanidad”, pero la exaltación máxima de Alonso Quijano la encontramos en Unamuno, que lo convierte en un “cruzado de la cultura española” contrario al racionalismo europeo.
Don Quijote es, pues, el caballero andante, en busca de la inmortalidad personal, frente al elemento disolvente de una cultura científica e irreligiosa, representada por Fausto.

Ven a España como un edificio sin terminar por lo que surge la necesidad de dar un remate bello y hermoso a nuestra historia y a nuestra tradición.

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