sábado, 29 de septiembre de 2018

EL EXILIO ESPAÑOL


EL EXILIO ESPAÑOL.

EL TIEMPO Y EL ESPACIO.

Al morir Franco (Noviembre del 75) se cierra el ciclo del exilio filosófico abierto en el 36.

EL TIEMPO (¿CUÁNDO?)

Suele darse la fecha del año 36 como la del inicio de la emigración, pero en realidad había empezado antes de la guerra.

En el 35 la situación se había hecho incómoda, especialmente en Madrid, y muchos intelectuales empezaron, si no a emigrar, sí a vivir en una especie de “exilio virtual”, situación que se consolidó desde el momento en que el Frente Popular ganó las elecciones.

Luego, en el 36, 37, 38 y 39 fueron espectadores de la huida de la mayoría de intelectuales adeptos a la República.

Pero tampoco es verdad que la emigración acabara en el 39, pues en la postguerra y durante muchos años no han dejado de salir intelectuales a consecuencia de una situación política que no favorecía sus actividades.

Igual ocurre con la fecha del año 75, porque muchos intelectuales, filósofos, habían empezado a venir antes o a publicar sus libros entre nosotros, sobre todo filósofos catalanes (Nicol, Recasens Siches, Ferrater Mora,…)

Otros ni siquiera en el 75 habían vuelto, porque ni las condiciones políticas ni las académicas se habían producido para que pudieran hacerlo con todos sus derechos, lo que ya ocurrió en el 77, pero ni entonces han vuelto ni piensan volver muchos de ellos que ya se han aclimatado en sus países de acogida.

Por lo que las fechas 39 y 75 hay que entenderlas con flexibilidad.

EL LUGAR (¿DÓNDE?)

Y aunque la mayoría cruzó la frontera francesa, una parte de ellos salió del puerto de Alicante.

Francia parecía el lugar natural de instalación para una mayoría de la población española.
Pero la sombra de la segunda guerra mundial se cernía sobre Europa.

Muchos españoles no estuvieron en el país galo más que el tiempo preciso para coger un barco hacia América aunque algunos, luchadores empedernidos, se enrolaron en “La Resistencia” contra el fascismo.

Fueron pocos pensadores y filósofos los que se quedaron en Europa. Sólo en Inglaterra, donde recalaron las figuras más próximas a la Institución Libre de Enseñanza, además de Luis Araquistain, Pablo de Azcárate, Salvador de Madariaga y José Antonio Balbontin (aunque poco después, Araquistain y Azcárate se trasladaron a Ginebra).

La mayoría de los filósofos exiliados marcharon a América y, más en concreto a los países de habla española, sobre todo a México cuyo Presidente, Lázaro Cárdenas, puso a su disposición medios para que continuaran con la labor docente e investigadora que habían desarrollado en su país de origen.

Ya en otro lugar hemos dejado señalados a filósofos en México y en Venezuela, pero Argentina también les abrió sus puertas (Ortega, en Buenos Aires y García Morente en Tucumán, aunque pronto regresaran a la península, pero allí quedaron otros, como Jiménez de Asúa, Claudio Sánchez Albornoz, Francisco Ayala y Luis Farré (que había emigrado antes, en el 31).
Ferrater Mora, en Chile, García Bacca, en Ecuador, pero también en Costa Rica, Bolivia, Bogotá, Puerto Rico,…
Pero los dos focos principales son México, con  Gaos, y Caracas (Venezuela), con García Bacca.
Algunos de ellos cambiarían de país, sobre todo a Estados Unidos.

El principal tema filosófico de los exiliados es el “orteguismo” aunque la presencia de Ortega en Argentina era todo menos cómodo, pues se sabía que se había desentendido de la guerra y tampoco había condenado, expresamente, el franquismo, y cuando vuelva lo hará en Lisboa.
No se atrevió a aceptar la invitación de Gaos para ir a México y la causa pudo ser el miedo a la colonia republicana que en México era muy importante.

Orteguismo sí, Ortega no.

Y eran muchos, entre los exiliados, los orteguianos, porque ya antes, en España, sus discípulos habían iniciado el “orteguismo”, enseñándolo, investigándolo y defendiéndolo, aunque también existencialistas e historicistas, por la importancia de las traducciones de Gaos e Imaz, pero también de españoles como Lulio, Vives, Suárez,…

También hemos, antes, señalado cómo Nicol acuñó la denominación de “Escuela de Barcelona” vs “Escuela de Madrid”, cuya división no es muy nítida.

Otros, como Ferrater Mora se introdujo en la Filosofía Analítica que según sus propias palabras, “no sobra, pero tampoco basta”.

Otro, olvidado como filósofo, por ser poeta, es el bilbaíno Juan Larrea, amigo del poeta Cesar Vallejo, y que se introduce en el tema de la cultura y su desarrollo y pronosticando el próximo advenimiento de una Cultura Universal, de un estado de Supercultura, en una interpretación espiritualista de la historia y de la cultura aprovechando elementos del ruso Nicholas Berdyaef (cuyas dos obras, en la colección Austral, me resultaron tan atractivas).

También en la filosofía americana del exilio, a partir del 67, existe un interés por el marxismo (se celebró el Centenario de la primera edición de El Capital (1.867-1.967), pero no por el marxismo ortodoxo y dogmático, sin como una inquietud bastante extendida y que todo empezó por la excelente traducción y difusión del mismo a cargo de Wenceslao Roces que, en España, traduce y publica El Manifiesto Comunista, precedido de una “introducción histórica” utilizando la correspondencia Marx-Engels y siendo una magnífica exposición del pensamiento marxista (en el 35, en España, traduce el primer tomo de El Capital, tarea que continuará en México hasta traducir los otros dos tomos del mismo.

El marxismo llegó a aparecer como un movimiento interesante y simpático, hasta para el mismo Gaos, que siempre se había movido en las coordenadas del personalismo filosófico.

En la Revista Diálogos, numero 19, de 1.968, publica un síntesis del seminario habido, con el título: “El juicio final del capitalismo”, en cuyo párrafo final escribe: “Así como el “Manifiesto luterano” fue el toque de rebato que anunció a la Cristiandad medieval su disolución, el Manifiesto  Comunista fue el que anunció a la moderna sociedad burguesa la suya: porque la sociedad actual, y no se diga la futura, dista de ser la sociedad burguesa cuya disolución anunció El Manifiesto, aunque diste también de ser la concebida por Marx como comunista final; igual que de ser la Cristiandad reformada concebida por Lutero ha distado la cristiana moderna y no se diga la moderna en general”

Señala el impulso que el pensamiento de Marx ha dado al desarrollo de la historia posterior, a diferencia de cómo se desarrolló la historia anterior.

Igualmente en ese movimiento marxista se mueve el algecireño Adolfo Sánchez Vázquez, que se alista con los republicanos en la guerra civil y que luego, ya exiliado en México, funda junto a otros jóvenes, la revista Romance, y enseña en las universidades de Michoacán (Morella) y, después, en la Autónoma de México, especializado en Estética (su libro Ética es uno de los que más me ilusionó, por su contenido y por su exposición).

El estudio de la teoría del trabajo como actividad creadora, como esencia del hombre y el trabajo como resultado, la producción, en manos de los dueños de producción, la “desesencialización humana” la “alienación….

El divorcio entre trabajo y placer, o entre trabajo y belleza, lo que muestra la hostilidad entre capitalismo y arte.

Sus libros “Estética y marxismo” y “Filosofía de la praxis” ocupan lugar destacado en la investigación marxista.

El trabajo humano queda reducido a valor económico en un sistema capitalista cuando, en realidad el trabajo es la fuente de todo valor y riqueza.

Concepción del hombre como un ser activo y creador, y no meramente productivo.

Producción y sociedad, y producción e historia forman una unidad indisoluble.

“La categoría de la praxis pasa a ser en el marxismo la categoría central” encuadrada en la filosofía  de la acción transformadora y revolucionaria, donde la actividad abstracta e idealista ha dejado paso a la actividad práctica y objetiva del hombre como ser histórico-social”.

Concepción revolucionaria del hombre como ser teórico-práctico, transformador de la realidad.

Praxis creadora vs praxis reiterativa, praxis espontánea vs praxis reflexiva por el distinto grado de conciencia que se tiene en unas y en las otras y la importancia que tienen en la actividad revolucionaria que tanto preocupa a los marxistas.
De ahí la necesidad de concienciar a la clase trabajadora de su papel en el cambio de la estructura social capitalista.

Y en esta misma dirección van las últimas obras de García Bacca, sobre todo  “Humanismo teórico, práctico y positivo según Marx”.
También ha dedicado una obra a Antonio Machado: “Invitación a filosofar según espíritu y letra de Antonio Machado” (1.967)

Tanto la ciencia como la filosofía coinciden en cuanto tienden a una humanización positiva del universo, a una universalización positiva del hombre, ambas tienden a hacer del universo la morada propia del hombre.

La influencia del marxismo es patente en las últimas evoluciones de gran parte de los pensadores españoles exiliados en América y la persistente tendencia al socialismo, sea éste marxista o no.

Marxismos heterodoxos, pues.

Ahí están, también, Manuel Sacristán, Castilla del Pino, Gustavo Bueno y Carlos París.

E, igualmente, entre los del exilio. Si al principio el socialismo estaba representado por Luis Araquistain, Pablo de Azcárate y José Antonio Balbontín, posteriormente ha estado representado por Fernández Santos, Manuel Ballesteros, Miguel Sánchez Mazas e Ignacio Sotelo.

Se constata, pues, la superación definitiva de la ruptura intelectual que la última guerra civil produjo entre nosotros.
Se constata una paralela evolución filosófica de una parte importante del exilio y un contingente considerable de nuestros intelectuales.



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