domingo, 30 de septiembre de 2018

CRÍTICA A LA RESTAURACIÓN (2) RECHAZO DE LA DEMOCRACIA Y DEL PARLAMENTARISMO: AZRÍN, MACHADO, UNAMUNO, BAROJA


RECHAZO DE LA DEMOCRACIA Y DEL PARLAMENTARISMO.

Las actitudes de crítica a la Restauración los van a llevar insensiblemente al rechazo de toda clase de política, incluida la democrática y la parlamentaria.
El fracaso de los primeros proyectos reformistas –anarquismo y a veces socialismo –habría de llevarles a un antidemocratismo con ribetes nacionalistas, militaristas y, siempre, reaccionarios.
Es la continuidad de actitudes políticas  regeneracionistas muy ligadas al prefascismo de Costa, que se encarna dentro de la ideología nietzscheana.
Esta ideología es la continuación del prefascismo costista.

Alrededor del 1.900 el auténtico nacionalismo español se aproxima al entusiasmo por lo elemental o por la barbarie, por ejemplo sobre el tema de “los toros”, revalorizados por el grupo generacional estetizante como la más clara expresión del nacionalismo o patriotismo.
Los toros se constituyen acontecimiento nacional.
Pero Costa y el grupo intelectual de su tiempo veían los todos como una fiesta bárbara y degradante, o como un espectáculo indigno de un intelectual, sin embargo, el grupo generacional del 98 revalorizó los toros, vinculó estéticamente al intelectual con la fiesta (torear es un “arte” y los toreros “artistas”) como si los valores estéticos tuvieran que ser y sean valores morales.

AZORÍN es el más cáustico en su desprecio por la política:
“No hay cosa más abyecta que un político: un político es un hombre que se mueve mecánicamente, que pronuncia, inconscientemente, discursos, que hace promesas sin saber que las hace, que estrecha manos a personas a quienes no conoce, sonríe, sonríe siempre con una estúpida sonrisa automática. Sonrisa que es el emblema de la “idiotez política”

MACHADO refleja muy bien ese ambiente de frivolidad y de vanidad política:

“Es de noche. Se platica // al fondo de una botica. // Yo no sé // Don José, // cómo son los liberales. // ¡Oh¡, tranquilícese Usté. // Pasados los carnavales // vendrán los conservadores, // buenos administradores // de su casa. // Todo llega y todo pasa. // Nada eterno: // ni gobierno // que perdure, // ni mal que cien años dure. // Tras estos tiempos vendrán // otros tiempos, y otros, y otros // y lo mismo que nosotros, // otros se jorobarán. // Así es la vida, Don Juan.

UNAMUNO muestra una crítica más dura con a la situación:

“Aún persiste el viejo espíritu militante ordenancista, sólo que hoy es la vida de nuestro pueblo vida de guerrero en cuartel o la de Don Quijote retirado con el ama y la sobrina y con la vieja biblioteca tapiada por encantamiento del sabio Frestón. De cuando en cuando nos da un arrechucho e impulsos de hacer otra salida. En coyunturas tales se toca la trompa épica, se habla teatralmente de vengar la afrenta haciendo una que sea sonada, y pasada la calentura, queda todo en agua de borrajas…Sigue rindiéndose tributo a la voluntad desnuda y apreciando a las personas por la voluntad de arranque…así se perpetúa el férreo peso de la ley social externa, del bien parecer y de las mentiras convencionales, a que se doblegan… porque sin ella sienten la falta de tierra en que asentar los pies. Nada tan estúpido (en estas circunstancias) como la disciplina ordenancista de los partidos políticos.
Tienen éstos sus ilustre jefes, sus santones, que tienen que oficiar de pontificial en ocasiones solemnes… que descomulgan y confirman y expiden encíclicas y bulas; hay en ellos cismas de que resultan ortodoxias y heterodoxias, celebran concilios…. En esta sociedad, compuesta de camarillas que se aborrecen sin conocerse….y que, para salir de ese atomismo salvaje tienen que organizarse férreamente con comisiones, comités, subcomités, programas cuadriculados y otras zarandajas. Y como en nuestras viejas edades, acompaña a este atomismo fe en lo de arriba, en la ley externa, en el gobierno, a quien se toma ya por Dios ya por el Diablo, las dos personas de la divinidad en que aquí cree nuestro maniqueísmo intraoficial”.

BAROJA, le dedica a la democracia palabras aún más devastadoras:

“¡Oh, la democracia!, es la palabra más insulsa que se ha inventado. Es como la pirueta del cómico de mi pueblo. La mayoría ni sabemos qué es la democracia, ni lo que significa,…una especie de benevolencia de unos por otros….la otra democracia, de la que tengo el honor de hablar mal, es la política, la que tiende al dominio de la masa, y que es un “absolutismo del número” como el socialismo es un “absolutismo del estómago”…ideas de equidad y de justicia.
“A cada uno según su capacidad, a cada capacidad según sus obras” –ha dicho un socialista, y esta fórmula sería lógica como ninguna si la Naturaleza fuera también equitativa y justa.
Pero la Naturaleza ha hecho sanos y enfermos, fuertes y débiles, talentudos y bobos; como la Sociedad ha hecho ricos y pobres, nobles y plebeyos.
Tan respetable y tan execrable es una como otra.
Desconfío de los demócratas y socialistas pobres; creo que si fueran ricos no serían demócratas. Quisiera ver a muchos amigos socialistas en posiciones elevadas para demostrarles que serían más tiranos, más insoportables, pero mucho más que los de ahora si ocupasen sus puestos.
“Un gobierno popular” sería encantador, Sé, por experiencia, cómo las gastan los demócratas…será útil para los demócratas y socialistas el dominio del pueblo; pero para los demás, si debemos desear algo, es que manden los aristócratas porque, en el Poder, tendrán menos apetencias y formas más corteses.
La democracia lleva envuelta en sí misma un ansia de exclusivismo por el cuarto estado que será, con el tiempo, para los errantes, los pobres y los que no tienen trabajo, una burguesía tan odiosa como la actual”

Al leer todo esto, y así, me parece estar Baroja escribiéndolo describiendo la sociedad de mi tiempo.

Todos estos pensadores, sin ser políticos, influyeron mucho y ayudaron a crear un clima de simpatía por los hechos de fuerza y por las soluciones autoritarias que no podemos ignorar, que era lo que Nietzsche había dejado escrito.

Es verdad que ninguno llegó al fascismo –salvo el caso indiscutible de Maeztu –pero lo cierto es que cuando se hizo presente en España no mostraron hacia el una gran hostilidad.

Es verdad que la Restauración era un ensayo de régimen democrático, una salida posible para acabar con la tendencia autoritaria y fanática de los españoles a pegarles cuatro tiros a quienes no compartiesen las ideas de su mismo bando, para salir del atolladero de las guerras civiles implantando un sistema de convivencia, por muy corrompido y ficticio que fuese en sus comienzos.

Ante este tímido ensayo de adaptación a la convivencia de los españoles, los hombres del 98 se encrespan y lo ridiculizan, todos, sin excepción, lo torpedean. La democracia parlamentaria es su peor enemigo. Una forma vaga de anarquismo ególatra, resultado de una expansión desmesurada del yo que ha roto –o pretende haber roto –amarras con toda forma de presión social, religiosa, política, de costumbres,…que se interpretó como actitud revolucionaria.

“Tenemos que destruir” –decían –ya construirán los que vengan detrás de nosotros…¿y qué construyeron con los materiales de derribo que ellos nos dejaron?

Flaco servicio nos hicieron los miembros del 98 con sus protestas, que parecían tan hondas, tan radicales.



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