sábado, 29 de septiembre de 2018

EL EXILIO FILOSÓFICO DEL 39 (4)



Gaos ha llegado a formular la teoría de las “dos patrias”: 1.- La “Patria de Origen”, que nos viene por azar y no por elección ni decisión personal y 2.- La “Patria de Destino”, libremente elegida por coincidir con el proyecto de vida que voluntariamente se les ha impuesto.
España y México.

Un rasgo común a los exiliados va a ser su postura ideológica del “liberalismo” moderado, como mínimo denominador común, aunque anteriormente se considerasen socialistas.
Con la excepción de García Bacca, en la línea de una original interpretación del marxismo.

Otro rasgo común es la incorporación a la España de los valores culturales, tras haber perdido la “España concreta” que les había visto nacer.
Algunos habrían descubierto en México la “Verdadera España” (la de Vives, Las Casas, Lulio…los humanistas españoles, en general).
Quizá algunos lo interpreten como una compensación psicológica de la pérdida de la España real, pero lo cierto es que actualizaron e incrementaron en la nueva tierra los valores españoles.

Otro rasgo común a todos ellos es la tremenda influencia de Ortega y Gasset, y no sólo en sus antiguos cinco alumnos y ahora discípulos (Gaos, Recasens-Siches, Granel, Ayala y Zambrano), también en los filósofos catalanes (Xirau, Roura-Parella, Nicol y Ferrater Mora).
De nuevo, con la excepción del singular García Bacca.

Otro rasgo característico es la influencia en los exiliados de la Institución Libre de Enseñanza (aunque inferior a la de Ortega), pero existente. Además, la influencia de Ortega en la Institución también provenía a través de la Residencia de Estudiantes, participando en ella, anualmente, con discursos y otras intervenciones públicas.
Incluso Ortega entregó a la Residencia de Estudiantes su primer libro, “Meditaciones del Quijote”.
La Institución Libre de Enseñanza también estaba presente en Venezuela y en México, a través de algunos de los exiliados.
El espíritu de reforma de la enseñanza por parte de la Institución, que ya se había difundido en España, también lo estará en la América Hispana.
María Zambrano tuvo conexión directa con el Instituto-Escuela, siendo profesora en él, así como en la Residencia de Señoritas.
Aunque hay que recordar que los más directos y eminentes representantes de la Institución se quedaron en Europa (José Castillejo, Alberto Jiménez Fraud y Pablo de Azcárate vivieron en Londres gran parte de su exilio.

Otro rasgo, y a pesar de la distancia de por medio, es lo que ya existía en España mucho antes de la guerra, la división de los filósofos españoles en “madrileñistas” y “catalanistas”.

Por una parte la “Escuela de Madrid”, seguidores de Ortega, y que así la denominaron, primero Julián Marías y después Manuel Granell.
A ella pertenecían los exiliados asturianos Gaos y Granell, la malagueña María Zambrano, el granadino Ayala y el manchego Rodríguez Huéscar (aunque ni Granell ni Rodríguez Huéscar sean exiliados del 39).

Por otra parte la “Escuela de Barcelona”, expresión acuñada por Eduardo Nicol y a la que pertenecían: Serra Hunter, Nicol, Ferrater Mora y, en un principio Roura-Parella y Domingo Casanovas.

Aunque filósofos como Gallegos Rocafull, Eugenio Imaz y García Bacca (que, aunque profesor en la Universidad de Barcelona, había nacido en Pamplona, lo que no sería obstáculo para ello, como no lo era el ser asturianos Gaos y Granell y formar parte de la Escuela de Madrid) Pescador, Larrea,… no tendrían cabida en esa división, debiendo ser considerados “pensadores independientes”.

Otros como Claudio Sánchez Albornoz, en Buenos Aires, en la cátedra de Historia de España unió sus tareas al Instituto de Historia de la Cultura Española Medieval y Moderna, de donde salen los Cuadernos de Historia de España.

En Estados Unidos, Federico de Onís (que había marchado a América antes de la guerra civil, incluso antes de la Segunda República) y Ángel del Río, sin ser exiliados, junto a hispanitas americanos y a emigrados y exiliados españoles impulsaron los Departamentos de Estudios Hispánicos

Y no hemos valorado lo suficiente la labor de México ya que el mismo Presidente, Lázaro Cárdenas, ya en el 38, había creado una institución académica con el nombre de “La Casa de España en México”, para que los españoles pudieran continuar, en México, las tareas de investigación y enseñanza a que se dedicaban en su país de origen.

“Casa” que, luego, se convertiría en “Colegio de México”, donde españoles y mexicanos trabajaban en un plano de igualdad, y donde se imparte Historia, Filología, Literatura, Ciencias Sociales, Arte y Másica.
En él la Sección de Filosofía ocupaba un puesto especial, siendo Gaos director del Seminario para el Estudio del Pensamiento Hispano-Americano” y la colección “Clásicos de la Filosofía”.
Las labores editoriales del Colegio están a cargo del Fondo de Cultura Económica, la Institución de más prestigio de toda América y en la que se exalta la labor y la participación de los exiliados españoles, como directores, traductores, correctores y orientadores.

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