jueves, 19 de abril de 2012

5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (5)


LAS NUEVAS FILOSOFÍAS.

La filosofía, como un bloque de filosofemas, tal como ha sido impartida, hasta hoy, en el bachillerato, está condenada a desaparecer.
Las nuevas Filosofías tienen que ver con:

1.- La pasión por la ciencia y la tecnología, que están haciendo surgir Filosofías de las Ciencias (de la Biología, de la Física, de la Técnica, de la Astronomía,…).Una lista interminable de Filosofías Especializadas.

2.- La pasión por comprender la sociedad y los fenómenos sociales, cuyo objetivo es fomentar la sensatez y la repercusión, en la sociedad, de los avances científico-tecnológicos. La bioética y la ecología, orientando qué conviene hacer y qué no. Fenómenos como la clonación, la fecundación artificial, la ingeniería genética, la eutanasia,…

3.- La Vida Buena, el sentido, el amor a la sabiduría, la salvación, los fundamentos de una Moral Racional y Universal, válida para todos los hombres de todas las culturas y lugares, el establecimiento de los Derechos Humanos como están establecidas, a nivel general, las verdades científicas y los logros tecnológicos.
No habría que repetir, pero sí repensar, para el presente, los temas clásicos de la filosofía, con un espíritu crítico, esclarecedor.
Esto no sólo es posible, sino deseable.

Tras la deconstrucción del edificio antiguo en que nos albergábamos ¿debemos conformarnos con “vivir a la intemperie” o debemos construir un nuevo cobijo sobre cimientos racionales, universales, en el que todos quepamos?.


¿MATERIALISMO O HUMANISMO?

La esperanza de que la solución nos venga dada, regalada, desde fuera, siempre es un consuelo, pero es una pseudo esperanza.

“Esperar es desear, sin gozar, sin saber y sin poder” – dice Comte-Sponville, filósofo francés, materialista, racionalista y humanista, autor de “La felicidad desesperadamente”.
El materialismo puro y duro opta por el Carpe Diem, por la reconciliación con el presente.
Para el filósofo francés, los dos grandes males son: la añoranza de un pasado (que ya no es) y la esperanza de un futuro (que todavía no es).
Apuntarse al “no ser” es un camino equivocado.
El materialismo es una filosofía del presente, para los nuevos tiempos, pero con la razón como guía. Por eso, cuando se levanta la tormenta y llega el aguacero, el materialismo se convierte en un humanismo, ante algo urgente.
En nombre de Dios, de la Raza, de la Nación, o de lo que sea, se han realizado actuaciones humanas cabronas (violar, torturar, despedazar, por diversión, antes de matar a alguien, por ejemplo).

Un materialista duro nos dirá (no sé si como justificación), que si el determinismo familiar, social, educativo, económico, histórico, genético,…
Pero, ¿de verdad que no somos, al menos un poquito, libres respecto a la naturaleza y a la historia, y esos determinismo no son sino sólo condicionamientos que pueden ser obviados y superados, vencidos?.

Ocurre igual con los valores.
Afirmar, de manera absoluta, que “todo es relativo” es una “contraditio in terminis”, porque, entonces, ya hay algo absoluto, el que “todo es relativo”.
La ausencia de educación estética, para que, al “mirar”, poder “ver” la belleza, no implica la ausencia de valores estéticos, como ser un “cabrón” no implica la ausencia de valores morales.
Hay valores objetivos, que están ahí, desde el poder del amor a la belleza de un paisaje, desde el mar en calma o el mar bravío hasta la noche estrellada o la benignidad de un clima (por ejemplo el de nuestra Málaga).
Necesitamos valores objetivos para poder valorar subjetivamente.
Aunque la necesidad de algo no convierte a este algo en real, en existente.
Muchas veces es al revés. Tendemos a inventar lo que necesitamos. Y, peor aún, tras inventarlo pasamos a defenderlo a capa y espada, como si fuera real.

Quizá esa “necesidad de Dios”, que proclaman algunos, no sólo no sea una prueba de su existencia sino su mayor objeción a que exista, retratando al que eso afirma.

Cuando un materialista afirma, taxativamente, que “no somos libres” lo dice convencido de que es libre para pensarlo y decirlo, lo que supone una “contraditio”.
Si la Historia, si la Sociedad,…. nos determina ¿cómo y por qué intentar cambiarlas?.

El materialista, al ser amigo de lo que “es”, el presente, defiende el “Carpe diem”, pero no dudará, ni un instante, en que cuando su “diem” se presente oneroso, negro,…. intentará cambiarlo, con la esperanza de lograr un mundo mejor (que todavía “no es”).

La libertad nos define. Los valores nos atraen, nos solicitan.

Todo humanismo no materialista necesita la trascendencia, aunque no necesariamente la trascendencia divina (como luego veremos), pero sí otra trascendencia. De esta forma no volvemos al pre-nietzscheanismo, sino al post-nietzscheanismo.

2 comentarios:

  1. Si realmente la filosofía que se enseña en el bachillerato es como la que me enseñaban a mí hace años, es justo y necesario que desaparezaca, porque eso lo único que consigue es que los alumnos la aborrezcan.
    Yo soy materialista, no sé si en el sentido filosófico o no, pero creo que es la mejor forma de enfocar tu devenir. Carpe diem, ahí está la razón. Todo lo demás son posibilidades.

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    1. Recuerda que el Carpe Diem nunca está estéril, siempre está preñado de posibilidades, positivas (a conseguir) o negativas (a rechazar). Más aún, obramos, siempre, en función del futuro, que es el "luego", el minuto siguiente, o la semana siguiente.
      Julián Marías decía que el "hombre es un ser futurizo"
      No es renunciar al presente, es disfrutarlo en vistas a lo que viene luego

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