Las veleidades islámicas están muy de moda, porque es algo “progre” y hay que ser “tolerantes” y “respetuosos” y obviar todo aquello que pueda molestar a los musulmanes.
Políticos, novelistas, neoconversos,… (mentes seducidas por el pasado islámico) continúan alimentando el mito de la Era Feliz, cuando en la Hispania estaba Al-Andalus.
Y, así, muchos concejales y colectivos varios arman la marimorena y boicotean el 2 de Enero de cada año, para festejar la Toma de Granada, en 1.492, por los Reyes Católicos y poner fin a la ocupación musulmana.
Estos veleidosos maldicen tal fecha, fue “un día triste”, por considerarla el principio de un genocidio, en nombre del cristianismo.
Barak Obama, en El Cairo, arremete contra la Reconquista en España por haber expulsado a los que la invadieron en el siglo VIII.
Marcelino Iglesias, entonces presidente de la comunidad autónoma aragonesa, a petición de la comunidad islámica de Zaragoza, que expresaba su malestar porque “esas cabezas cortadas suponen una violencia que no llama a la tolerancia ni a la concordia”, “sugirió que, tal vez, el tercer cuartel del escudo de Aragón (que data de 1.096), que contenía cuatro cabezas de moro, decapitadas, una a cada lado de la cruz de San Jorge, recordando la conquista de Huesca por el rey Pedro I de Aragón, podía importunar a la comunidad islámica”.
Ciertos colectivos insisten en que nunca hubo tal invasión, sino que los hijos de Witiza llaman a los moros, invitándolos, para recuperar el trono que les ha robado D. Rodrigo, al que vencerán en Guadalete, pero que luego, en vez de volver a su tierra, tras el favor hecho, se dirigieron a Toledo, donde estaba la corte visigoda, la tomaron y ya se quedaron aquí.
Si a esto se le añade la tesis de Ignacio Olagüe, de que fue una lucha religiosa entre los trinitarios-politeístas (tras la conversión de Recaredo, en el Concilio de Toledo, y su cristianismo, que acepta el misterio de la trinidad, (de ahí lo de “trinitarios)) y los unitarios-monoteístas, y como el Islam es monoteísta, vinieron a echarle una mano a sus hermanos.
En Córdoba ya ocupan la Torre de la Calahorra y montaron la de Dios es Cristo cuando, programadamente, entraron en la mezquita para rezar. No cesan en pedir el uso compartido.
En Sevilla manifiestan, públicamente, al referirse al Cristianismo, denominándolo “secta responsable de millones de musulmanes andaluces”.
Está de moda cargar las armas y disparar contra la religión cristiana, porque “sale gratis”, “no passsaa naaaa”.
Ahora que no se le ocurra a Ud. pintar a Alá o hacer unas caricaturas de Mahoma, porque está condenado a muerte y puesto en busca y captura.
Hay que ser tolerante. Hay que respetar las creencias.
Según estos veleidosos, si Don Rodrigo hubiera vencido a Tarik y a Muza en Guadalete, toda Hispania habría estado en las tinieblas. Menos mal que entre los moros venidos de África, los partidarios de los hijos de Witiza, más los judíos, acabaron con los visigodos cristianos. Llegaría la luz durante varios siglos.
En sólo 11 años (del 711 al 722) llegaron a Covadonga y a Poitiers, donde los pararían Don Pelayo y Carlos Martel, respectivamente.
Julio César conquistó la Galia en una década (La guerra de las Galias). Los musulmanes conquistaron casi toda la Hispania en 11 años. Los cristianos tardarían casi 800 en reconquistarlo.
Muchos españoles cruzaron los Pirineos, ante el avance acelerado musulmán, y desarrollaron sus dotes intelectuales allende los Pirineos.
A los nostálgicos de Al-Andalus les preguntaría si habríamos tenido una Edad de Oro si no hubiéramos vencido a los musulmanes. O cómo estarían nuestros museos.
A las mujeres les preguntaría si en la sociedad y religión musulmanas les habría ido mejor que en la sociedad y religión cristiana (y no es que en ésta le fuera muy bien a la condición femenina, esclava del hogar, paridora y criadora de hijos legítimos, obligada al débito conyugal, preterida en las instituciones todas, (civiles, religiosas, políticas, militares, educativas, laborales…).
Cuando, alegremente, se dice que muchos hispanos fueron convirtiéndose, voluntariamente, al islamismo, les recordaría que, si ahora mismo, ser budista llevara parejo exención de impuestos personales y territoriales, estaríamos rodeados de budistas (que eso fue lo que ocurrió).
Quizás fue ese “largo entrenamiento”, esa “secular instrucción militar”, lo que formó el carácter guerrero de los españoles para llegar a ser la primera potencia europea y lanzarse al descubrimiento y colonización de América.
Pero ahora añoramos Al-Andalus, la bandera verde omeya y la bandera blanca almohade, época de ilustración, de sabiduría, de paz social, de armonía religiosa y cultural, cuando el judío, el cristiano y el moro eran amigos y convivían, época de tolerancia y respeto a lo otro,…. Pero…
Desde D. Pelayo que comenzó en Covadonga hasta los Reyes Católicos que terminaron la Reconquista con la toma de Granada, y todo lo que vino después, de persecución, de expulsión, de intolerancia, de condenas a muerte por la Inquisición…. Son “los siglos de guerra”, que acabaron con Al-Andalus, hasta ahora, que comienza la tercera y definitiva etapa, “la de la paz (blanca) y la de la esperanza (verde)”.
Y “todo un coro infantil (¿) // va cantando la canción // mil veces ciento, cien mil, // mil veces mil, un millón”.
¡QUÉ BONITO¡, ¡QUÉ BONITO¡, QUÉ BONITO¡.
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