He dejado escrito, en varios sitios, que la historia de la humanidad, más que la historia de la verdad, es la historia de los errores humanos. Porque lo más fácil es errar, equivocarse. Y lo sensato es darse cuenta del error e intentar un nuevo camino. Y a base de errores y rectificaciones vamos avanzando.
“El camino hacia la sabiduría es sencillísimo de recorrer. Consiste en equivocarse, equivocarse, volver a equivocarse, pero cada vez un poquito menos” –dice no sé quién, filósofo.
Cuanto menos te equivoques, un poquito más sabio eres, sabiendo que nunca vas a ser como Dios y que tu caminar no tiene fin, porque siempre, un poquito más allá de donde has llegado, hay una verdad mayor o superior.
Si la sabiduría es conocer lo que somos y tenemos, y habitar en ello, el sabio no es el que más tiene sino el que mejor se conoce y sabe qué puede hacer con ello.
¿Hay culturas superiores e inferiores?. ¿Hay culturas que están más o menos equivocadas que otras?. ¿Hay culturas preferibles a otras?
SÍ, por supuesto, a pesar de lo que digan muchos antropólogos sobre la “inconmensurabilidad de las culturas”.
Si las culturas son las respuestas a nuestras preguntas, las soluciones que vamos dando a nuestros problemas, las culturas superiores, y preferidas, son las que mejor responden, las que mejor colman las expectativas, las que mejor satisfacen los deseos y necesidades universales que todos los hombres tienen (la supervivencia, el bienestar, las relaciones sociales, el campo más amplio de posibilidades,…), las que mejor solucionan problemas como el valor de la vida, la resolución de conflictos, la participación en el poder, la producción, distribución y posesión de bienes, la sexualidad, la familia, la relación individuo-sociedad, el cuidado de los débiles (niños, ancianos, enfermos, deficientes, menesterosos…), de los parados, la relación con los extraños, la relación con el más allá en el que se cree,….
La sociedad más inteligente o menos estúpida es la que mejor respuesta da, la que mejores soluciones aporta a estos y a otros miles de problemas.
Podemos comprobar cómo han sido las sociedades y culturas antiguas recurriendo a la historia y comprobando la creatividad de las mismas y su evolución.
Toda sociedad tiende al confort y, hasta que lo consigue, se mantiene dinámica, pero cuando cree haberlo conseguido y está feliz habitando en él, se convierte en estática y castigará a cualquiera que la zamarree, aunque sea con la mejor intención de elevar el nivel de confort.
En una sociedad estática se duerme la iniciativa, abunda la pereza, se huye del esfuerzo, se fomenta la obediencia, la sumisión, aparece y se impone el dogmatismo, surge el culto al jefe,…
Pero, antes o después, esa estabilidad se desestabiliza y el no haber entrenado en la creación de nuevas propuestas, la pilla con el pie vendado.
Toda sociedad debe evolucionar tanto para resolver mejor los problemas que tiene, como anticiparse a los futuros problemas, ensayando metas superiores.
Siempre hay que estar en el camino y caminando. El mito del buen salvaje es eso, un mito. El “dichosa edad y siglos dichosos aquellos…”, el “antes se vivía mejor”,…. Sencillamente, no es verdad. Añorar el pasado, varado y empantanado, no es navegar.
El cambio, la evolución, es algo necesario y, o lo haces tú, desde dentro o desde arriba, o te lo hacen desde fuera o desde abajo (guerras, invasiones, colonizaciones, tiranías,…o revoluciones populares). (No hay mejor confirmación que poner la Televisión y ver lo que está ocurriendo en toda la franja norteafricana, de tradición islámica).
Los andamios que sujetan el edificio siempre son mejorables. Tirar el viejo y armar uno nuevo no es tarea fácil. Los paradigmas aguantan y tienden a ser reformados y reforzados, se resisten a morir y desaparecer. Un cambio de paradigma no es una evolución sino una revolución (por ejemplo los descubrimientos del científico japonés Tanaka y su rebobinar de las células hasta llegar al principio, en que son multipotenciales).
En las sociedades no se pasa de una dictadura a una democracia de la noche a la mañana. Antes de la sazón de la espiga está la preparación de la tierra, la sementera, el abono, las aricadas,…
Lo contrario es muy fácil, pasar de la democracia a la dictadura, porque es bajar escalones. Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot,…pero todos sabemos de los resultados finales, nada deseables.
Hemos asistido, en directo, a lo acontecido en Irán, en Irak, en Afganistán y hemos comprobado/estamos comprobando tanto la no menor dictadura islamista iraní como la difícil/imposible que resulta establecer un sistema democrático en unas sociedades que no lo pedían desde dentro, como es el caso de Irak y Afganistán.
¿Podemos exportar nuestro modelo de democracia, que es lo que estamos intentando los occidentales? ¿Están esas tierras preparadas para esa simiente?.
Una sociedad así es como un cuerpo al que se le transplanta un órgano. Suele haber rechazo. Para evitarlo debe saberse de compatibilidad, y aún con eso…
¿Un Islam democrático es posible?. Queriéndolo imponer desde fuera, No. Sólo puede llegar desde dentro. Pero no es un paso más o menos largo. La maduración, el funcionamiento, requiere tiempo.
¿Recuerdan, en España, 1.808?. ¿Qué fue? ¿Y los afrancesados?. ¿Y el “deseado” indeseable Fernando VII?. ¿Y la transición española desde el franquismo a la democracia? ¿Y el papel fundamental de las fuerzas políticas en la clandestinidad y/o en el exilio?.
Pero un paso tranquilo y firme de la dictadura a la democracia son necesarias figuras concretas, con autoridad moral, de fiar, que dirijan el proceso. ¿Existen en esta franja norteafricana?.
Soy optimista. Porque es una revolución del pueblo pidiendo trabajo, comida más barata, ausencia de corrupción y libertades.
Es una revolución de gente joven, cultural y tecnológicamente preparada, que se han asomado por las ventanas de las redes sociales y han contemplado que el Occidente, democrático, se vive mejor y quieren copiar el modelo.
Sé que no tienen tradición ni cultura democrática, entre otras causas porque su religión ha identificado “poder religioso” y “poder civil” y puesto en una misma persona. Y eso imposibilita la democracia.
Pero en Europa ha estado, durante mucho tiempo, un partido político, demócrata, denominado “Democracia Cristiana”.
¿No es posible una “democracia islámica”?.
¡Ojo¡. He dicho “democracia islámica”, no “democracia islamista”.
“Democracia islamista” es un oxímoron, una “contraditio in terminis”, como lo es “democracia franquista”, “democracia hitleriana”, “democracia stalinista”, “democracia maoísta”… Una república poco (nada) democrática fue la “República Democrática Alemana”.
Esta juventud norteafricana conoce Occidente y su forma de gobernarse, con partidos democráticos, tolerantes y que admiten la victoria del adversario.
Lo que no me gustaría es que, como han identificado “tiranía” y “corrupción”, crean que “democracia” es “honradez y no corrupción”.
La democracia es un sistema político, ni fuente de riqueza ni inmunidad para la corrupción.
De lo que sí dispone la democracia es de mecanismos para investigar, juzgar y condenar a los corruptos, pero no que no los haya. Precisamente las libertades por las que se rige es terreno abonado para ello, pero pueden ser detectados y condenado.
Que los imanes se queden en sus mezquitas.
La ética laica garantiza la libertad de creencias, de religión, de cultos,…. mejor que ninguna otra moral religiosa.
¡Démosle una oportunidad a una “democracia islámica”¡
(P.D. Como, después, he reflexionado, quizá sea imposible, porque la democracia se alimenta y vive con y de valores laicos, y si en algún lugar no ha lugar para el laicismo es en los países islámicos, en los que la religión lo invade todo, desde lo privado a lo público)
¿?
ResponderEliminarMe parece que eres muy buen escritor
ResponderEliminaranónima
PERO ERES UN MUYEXAGERADO
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