domingo, 7 de marzo de 2010

UNA PREGUNTA

"Aunque Dios no existiera no todo estaría permitido" - contra la sentencia de Dostoievski.
La negación de valores absolutos no es la negación de valores, sólo de los valores absolutos, permanentes, eternos, universales...

Las jerarquías eclesiásticas, sobre todo las de las tres grandes religiones, las monoteístas, las del libro, afirman haber estado y/o estar en comunicación directa con su Dios absoluto respectivo, que les ha revelado las verdades a creer y las bondades fundamentales a realizar en esta vida y les preguntan a los laicos cuál es el fundamento absoluto de su moral.

Como si fuera necesario tener un fundamento absoluto, como si los imperativos éticos absolutos tuvieran que ser reales y no ideales a los que tender, como el horizonte de Galeano.

La verdad como norma y la mentira como vicio son requisitos imprescindibles del funcionamiento de una sociedad, les interesa a la sociedad, nos interesa a todos, en esta vida, sin tomar en consideración la creencia en la existencia de otra vida posterior, eterna,...

¿Por qué la insistencia en la necesidad de la trascendencia y de lo trascendente para fundamentar la moral?.

En las terribles manifestaciones de maldad ocurridas en este mundo de Dios (llámense guerras o ciertos regímenes políticos poco o nada democráticos, (como nazismo, fascismo, franquismo), poco éticos en el respeto a los derechos humanos, ¿ha estado ausente la iglesia como institución?.

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