viernes, 26 de marzo de 2010

LA TELEVISIÓN

Vivimos en pisos que tienen ventanas que miran a la calle y que, cuando nos asomamos,vemos árboles, nubes, parques, vemos pasar a niños correteando, a personas adultas preocupadas, a animales sueltos cagando en el césped,...
Pero en nuestros pisos tenemos, al menos, una ventana por la que se asoman personas que nos hablan, acontecimientos horrorosos o deportivos, imágenes incitándonos a comprar, tertulianos que intentan que veamos eso que vemos como ellos lo ven...
Estamos hablando de la Televisión, esa ventana merecedora de ser tapiada.

En la Televisión hay lo que en los mercadillos, algunos, muy pocos, chollos (Redes, de Eduard Punset, Españoles o andaluces por el mundo, reportajes de la 2ª, y algunas cosas más, interesantes).

Pero las cadenas comerciales se pelean por ver cuál de ellas es más hortera, tanto en programas (contraprogramados) como en personajes en el "candelabro" (como diría una de ellas).


Nunca he visto en estas cadenas a una de esas muchas jovencitas a las que se le nota un moreno de flexo..., un dolor de espaldas..... una vista cansada de dejarse las pestañas sobre los libros... preparando una oposición o para aprobar el curso, y que apenas tienen tiempo de maquillarse...
Y sin embargo jóvenes y no tan jóvenes, auténticas petardas, cuyo mérito ha sido y sigue siendo su habilidad para abrirse de piernas ante el pene de un famoso, las vemos en todas las cadenas.

Hay personas que padecen de uñas encarnadas, que duelen y que hay que acudir al podólogo.
Pero las petardas tienen encarnada el alma, tienen el cerebro lleno de vacío (así, como suena, hueco) venden humo a precio elevado porque allí está el comprador gilipollas, especialistas en dar patadas al diccionario en cuanto sueltan la lengua, visitadoras de clínicas de belleza, más vastas que un bocadillo de bellotas...
Y, o no se dan cuenta o sí, pero les da lo mismo, porque es rentable su ordinariez.

Ésta sí que es una crisis, y no como la crisis económica, que es coyuntural, estamos hablando de una crisis estructural, la crisis de valores.
Mientras haya tanta mosca enchufada a la tele, tiene que haber tanta mierda alimentaria
Programas del corazón en los que no aparecen esas madres que aman realmente y que a diario se desloman, en doble o triple jornada laboral.
Programas que deberían llamarse programas de la braguita y de la bragueta, de haber quién la tiene más grande y a cuántos más que tú me he tirado yo.
Adulteradores de las palabras, que llaman reportaje a un vómito, primicia a una cagada, y periodista a un malaleche.

¡Se ve que hoy no es mi día con la tele¡

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