lunes, 1 de marzo de 2010

¿EN QUÉ CREEN LOS QUE NO CREEN? (1)

Acostumbro tener la mesa del despacho en un orden caótico o en un caos más o menos ordenado.

Cuando abro un libro y comienzo a leerlo no es mi costumbre cerrarlo, hasta que lo termino. Pero como suelo abrir otro antes de terminar el primero, y luego otro, y otro...lo normal es que, sobre la mesa, haya 5 ó 6 libros abiertos y varios cuadernos borradores.

Así hasta que llega mi mujer o la mujer de la limpieza y dicen poner orden objetivo en mi subjetivo caos y "por mi bien", cierran todos los libros y los apilan, unos sobre otros, en una torre libresca, con cuadernos incluidos, para "poder pasar el paño del polvo".


Esa ha sido la causa, amigo Perchelero, del retraso, que no olvido, de la crítica al libro que me prestaste y que permanecía ahí, en la planta 3ª o 4ª de la torre, lejos de mi vista.


El libro (bien barato, porque venía, gratis, con el periódico) lleva por título: "¿En qué creen los que no creen?". Pero a lo que comenzó siendo un dúo de tenores de dos pesos pesados de la cultura italiana, Eco y Martini, Martini y Eco, se le añadió un Coro, que no sólo interpreta el estribillo y sirve de acompañamiento, sino que, al menos para mí, es la auténtica salsa de la obra.


La primera parte, pues, es un diálogo epistolar, no directo, entre Umberto Eco, el autor de El nombre de la rosa, profesor de Semiótica de la Universidad de Bolonia, uno de los intelectuales europeos de mayor prestigio, y el Cardenal, jesuita, y Arzobispo de Milán, Carlo María Martini, un gran teólogo, pero "progresista", por lo que, cuando sonó su nombre como "papable", a la muerte de Juan Pablo II, a muchos, que sabíamos "algo" de él, nos extrañaba que pudiera salir elegido (efectivamente, llegaría Benedicto XVI, "menos progresista").


El tema, en estos Diálogos, epistolares, es sobre la Ética en el fin del mundo, sobre el fundamento de la Ética. ¿Es necesario Dios, como base y fundamento de la Ética, o basta y sobra con la Razón?.


¿Es cierto la frase lapidaria de Dostoievski "si Dios no existe, todo está permitido"?, ¿O no hace falta Dios para establecer una ética?.


Pero, conociendo a los dos protagonistas, uno ya sabe, poco más o menos, por dónde van a ir los tiros, los del laico Eco y los del Arzobispo Martini (que, aunque sea "progresista", sigue siendo "arzobispo" y, además, "jesuita", cosa que nunca hay que olvidar, porque si "el Orden Sacerdotal es un sacramento que imprime cárácter", ser jesuita imprime también).

Lo más atractivo, para mí, es la voz que ponen los invitados al Coro, dos filósofos, dos periodistas y dos políticos, que no es que maticen sino que pegan puyazos.


Uno de los periodistas del Coro es, nada más y nada menos, que INDRO MONTANELLI, "el mejor periodista internacional", el Príncipe de Asturias, en 1.966, ex-aequo con nuestro Julián Marías, el que se mantuvo fiel, durante toda su vida, al consejo dado por el Director del periódico en el que colaboraba, en E.E.U.U., "debes hacer que cada uno de tus artículos pueda ser leído (y entendido) por cualquiera, incluso por el lechero de Ohio".

(No sé si los lecheros de Ohio son paradigmas de incultura o no).


Yo debo reconocer que mi afición por la Historia, en general, comenzó, no cuando la estudiaba en la escuela y en el bachillerato, ni siquiera en la Universidad. Me viene de cuando empecé a leer (y juro que no la dejé hasta terminarla) La Historia de los Griegos. Ésta me llevó, inmediatamente, a La Historia de Roma y de ésta a la Historia de la Edad Media.


Reto a quien quien quiera que las lea y lea a este periodista, comunista, italiano, que exprese su opinión sobre sus escritos.

He leído poco que sea expresado de manera tan clara como lo hace I.Montanelli.


El título de su participación, en el Coro, es "De la falta de fe como injusticia".


Una de las certezas de los creyentes es que como Dios es la base del comportamiento moral, puesto que si algo es bueno es porque Él lo quiere y si algo es malo es porque Él no lo quiere (¿o es al revés, Él lo quiere porque es bueno y Él no lo quiere porque es malo?), y como Dios es Absoluto, Eterno, Infinitamente.....Todo, la Moral o Ética católica es, también, absoluta.


¿Puede ser relativa una moral que se basa en un Ser absoluto?


Debo hacer una precisión, y es que no debería usarse, "indistintamente", los términos "moral" y "ética", porque son dos conceptos "distintos". Toda moral siempre es "relativa" porque está "en relación" con el fundamento en el que se basa. La Ética es la que debería ser "absoluta" al estar basada y tener como fundamento La Razón, y como ésta es universal, permanente, absoluta,.. también debería serlo la Ética).


Toda moral es "relativa" a una sociedad, a una cultura, a una ideología, a una religión, a un tiempo...¿Cómo va a ser igual la moral del esquimal que la del urbanita neoyorkino?, ¿o la moral de la Edad Media igual a la de la Ilustración o a la del siglo XXI?. ¿Cómo va a ser igual la moral del creyente que la del laico, la del ateo o la del agnóstico?, ¿La moral del empresario igual a la del obrero?, ¿la del hombre salvaje igual a la del hombre culto?, ¿la del niño y la del adulto?, ¿la del terrorista y la del pacifista?, ¿la del nieto y la del abuelo?....


Todo DEPENDE, está "en relación con o en dependencia de", es "relativo a...".


Pero para un creyente la Moral Cristiana es la única Ética puesto que se basa, tiene" su base", su fundamento, en Dios.


Todo esto es lo que no admite I.Montanelli.
El creyente, convencido y practicante, considera al no creyente (sea ateo o agnóstico) como a alguien incompleto, al que le falta algo, como un "minus-válido", que "vale menos" que él, que es creyente.


Pero cuando hablamos de fe, ¿a qué fe nos referimos?, ¿a la de San Pablo y S, Agustín o a la de Lutero, Calvino, Huss,....?, porque éstos sí que tenían fe, sí que creían, pero creían cosas distintas y de manera distinta a lo que y como creía la jerarquía eclesiástica romana, que los excomulgó o quemó.


¿Por qué creen los creyentes que los no creyentes viven desorientados y conviven con la desesperación?.


Cada vez sabemos más de dónde venimos (por evolución), qué somos (epigenética, genética y ambiente) y a dónde vamos (al polvo).


¿Y después qué?. ¿Qué de qué?. ¿Lo que a mí me gustaría que hubiese después?, ¿lo que creo que hay después?, ¿lo que hay después?. ¿Es que tiene que haber algo más allá de lo que que aquí hay?. ¿El que yo lo crea implica la existencia de lo creído?.


Nuestro José María González Ruiz decía, en un librito, "creer es exponerte a que aquello en lo que crees no exista" (y él era canónigo de la catedral de Málaga).


Cuando oigo a los teólogos hablar de la resurrección y que "todos resucitaremos con un cuerpo glorioso", me pregunto qué será un "cuerpo glorioso".


¿Son unos fracasados, alicortos, todos los que no creen en el Dios de los cristianos?. ¿A qué tanto por ciento de la humanidad están insultando?.

¿Es la vida una etapa o es sólo un paseo?

¿No es la fe un don que Dios concede?. ¿Qué de injusto va a haber en aquel al que Dios no se la dio?

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