jueves, 4 de marzo de 2010

¿EN QUÉ CREEN LOS QUE NO CREEN? (y 3)

La fe y la razón nunca se llevaron bien. Si una pretende la salvación, a toda costa, y la otra la verdad, a toda costa...; si una tiene como objetivo salvarnos eternamente, en la otra vida y la otra tiene como misión descubrir cómo se comportan o actúan las cosas,en este mundo, para conocer sus secretos y, así, poder aprovecharse de ellos y de ellas....; si una afirma que la verdad viene de arriba, por revelación, y la otra defiende que el punto de partida está en las realidad de las cosas de aquí abajo....; si una se mueve en el campo del creer y la otra transita por los terrenos del conocer...
No es de extrañar, pues, que a lo largo de la historia podamos encontrarnos con quien afirma que ¿para qué quieres conocer todas las lenguas del mundo, si pierdes tu alma" (San Pablo), o afirma que "creo porque es absurdo aquello en lo que creo" (Tertuliano), quien diga que "nuestra verdadera filosofía es nuestra verdadera religión" (San Agustín), quien diga que "entiende para creer y cree para entender" (San Agustín y San Anselmo), quien defienda la "armonía entre la fe y la razón", con campos específicos para cada una de ellas, pero con un campo común (los "preambula fidei") de Santo Tomás de Aquino, que nos regala cinco vías para demostrar la existencia de Dios (para aquellos que sean inteligentes), pero que aquellos que no..... que lo crean, es decir, Dios es creíble y demostrable, objeto de fe (creencia) y objeto de Razón (conocimiento), hasta quien diga que "lo que se sabe no se cree, lo que se cree no se sabe" (Guillermo de Ochkam), ya en las postrimerías medievales y comienzos del renacimiento.

Nos podemos encontrar con creyentes furibundos, con furibundos ateos, y con medio pensionistas.

La Fe y la Razón nunca se llevaron bien. Por eso a lo largo de la historia, hay quien prohibió la religión, apoyando sólo la razón y la ciencia, y quienes (en la mayoría de los casos) despotricaron contra la ciencia, prohibiéndola, condenándola, obstaculizándola,... desde los púlpitos, desde las instituciiones, desde las leyes, desde la enseñanza...

Yo creo que existe Alaska y Japón (y nunca los he visitado), como creo en una variedad de peces en el mar (y no soy buzo), como creo que Julio César y Pompeyo se enzarzaron en una guerra civil (y yo no estaba allí), como creo que si me lanzo desde la planta 25 de un rascacielos me mato (y nunca lo he experimentado), como creo que si me meto bajo el agua, a pleno pulmón, antes más que después, moriré ahogado (y nunca he hecho la prueba)...
Creo.... creo.... creo.... Pero son creencias humanas. Sé la forma de verificarlas (tomar un avión, bucear.....).
¿Qué ocurre con las creencias religiosas? Creo en la resurrección de los muertos, creo en Dios, creo en la vida eterna, creo en María virgen y madre, creo en la Ascensión del Señor y en la Asunción de María, creo en el perdón de los pecados....
Creo.....creo.... creo.... Pero estas creencias son distintas a las anteriores.
Aquellas eran creencias científicas, en cuanto que son verificables y/o falsables, éstas, las creencias religiosas no. Este creyente da un salto y dice sí, sin poder verificar ni falsar, es un salto arriesgado, aunque subjetivamente sea tranquilizador, de objetividad "na de na".

¿Que re sientes feliz creyéndotelo?. Adelante. Lo primero es la felicidad. ¿No vemos lo felices que son los niños con el ratoncito Pérez y con los Reyes Magos?.
Lo único que nunca debes hacer es intentar demostrar la verdad de este tipo de creencias.
Como ridículo es quien intente demostrar la falsedad de las mismas.
Sencillamente, no son científicas.
Y la fe es libre.

Pero, siguiendo con el libro objeto de estas reflexiones, el otro filósofo del Coro, interviniente, titula su participación: "La técnica supone el ocaso de la buena fe". Estoy refiriéndome a Emanuele SEVERINO, un filósofo italiano, del que algo he leído (aconsejo su Historia de los griegos", deliciosa y facilita de leer).

En el pensamiento de E. Severino no hay sitio para el Dios comúnmente entendido, de ahí su inconciliabilidad con la Iglesia Católica.

Las dos máximas potencias de Dios, la de Crear y la de Aniquilar, son negadas por Severino, por lo tanto, adiós al Dios cristiano.

El hombre actual, a través de la ciencia y de la tecnología, creaciones, típicamente y solamente, humanas. no es que sea un super-hombre, es que es un super-dios, más dios que el Dios cristiano.

Si yo robo o mato, infrinjo la ley, soy un delincuente, ladrón o asesino, he cometido un delito. Podía haberlo hecho sin darme cuenta de ello, sin saberlo, por lo que no tendría que arrepentirme de ello, pero podría haberlo hecho conscientemente, adrede, por lo que mi acto cometido, además de delito sería pecado.

Los jueces me juzgarán y me condenarán por la ilegalidad cometida, por lo hecho, no por el pecado, no por la mala intención (si la hubo), ésta queda dentro de la conciencia moral.

Si se me rompen los frenos antes de llegar al semáforo y no puedo frenar y le doy al coche que tengo delante, no tengo nada de lo que arrepentirme, porque no he podido evitarlo, no era libre para hacerlo o no hacerlo, no he cometido pecado, pero sí un delito, y tendré que pagar los desperfectos.

Según Severino la ética se funda, queda basada, en la buena fe, no en el campo de la realidad externa, sino en el de la intencionalidad.

¿Es posible un terreno común para la ética cristiana y la ética laica?

(Repito, una vez más, que el cristianismo, como cualquier otra religión e ideología, tiene su moral correspondiente, la moral cristiana, pero cuando hablamos de Ética ésta sólo debe estar basada en la razón. Habrá muchas morales, pero sólo habrá una Ética, que no es contraria sino ajena a toda religión e ideología).

Si la Ética tiene como base la Razón, también se apoya en sus dos vástagos racionales:la Ciencia y la Técnica (mejor llamarla, hoy, Tecnología).

La buena fe, hacer algo con buena intención, no conlleva la seguridad de un obrar correcto. Lo habrás hecho con toda la mejor intención del mundo, pero puedes haberlo hecho mal.

Con "buena fe" un solidario da su vida por otra persona, pero con "buena fe", un terrorista, nacionalista o islámico, mata a todos los desiguales y diferentes a él.

En mis tiempos de niño decíamos que "el infierno está empedrado de buenas intenciones".

La "buena fe" en el obrar no garantiza la bondad de lo obrado.

¿Alguien cree que no obra con buena fe o de buena fe el que pone una bomba lapa o lleva un cinturón, bajo la ropa, cargado de explosivos y se sube a un autobús?.

No es igual tener fe en la verdad absoluta y en la verdad del ser (como lo creen los creyentes) que tener fe en el devenir del ser, y, por lo tanto, en la no absolutez de la verdad, siempre pendiente de ser modificada por el último descubrimiento de lo hasta ahora cubierto.

Y ésta es la posición de la filosofía moderna, tan opuesta a la filosofía clásica.

Para la filosofía contemporánea la verdad siempre se encuentra expuesta y en trance de ser atropellada, de ser pasada por encima, de ser superada.

Tener fe en el devenir es oponerse a la gran tradición metafísico-religiosa occidental, de querer salvar al hombre apoyándose en la verdad del ser y en la verdad revelada.

La única revelación es la que la nueva ciencia y las nuevas tecnologías, apoyándose mutuamente, nos van revelando, nos van descubriendo en cada momento.

La muerte de la Verdad y del concepto de Dios como tradicionalmente se los ha entendido es algo palpable hoy día, por tanto la ética no puede estar fundada, basada, en ellos.

La ética no tiene un fundamento absoluto, sino sólo relativo, en "relación" con la última verdad conocida y la última concepción que tengamos de Dios.

La "verdad" es informe, y se nos muestra en formas distintas, en tiempos distintos, y en culturas distintas. Y exactamente lo mismo ocurre con "dios", que no tiene una forma determinada. Cada tiempo, cada cultura, cada sociedad,... tiene su concepto de Dios.

Por lo que deberíamos, pues, hablar de "morales" (múltiples y distintas) y no de "ética" (una sola, la misma, universal).

No puede haber, pues, "diálogo de civilizaciones", como no puede haber "diálogo de religiones" (sólo habrá monólogos paralelos) a no ser en flecos o cosas accidentales, pero los "núcleos" son totalmente incompatibles.

Los desacuerdos profundos en la distintas fes (ahora lo estamos experimentando y sufriendo en carne propia con el islamismo creciente y el cristianismo menguante, como formas de ser vividos) sólo podrán resolverse imponiéndose en el inevitable enfrentamiento. Con una notable diferencia: que mientras el cristianismo es tolerante con el islamismo, éste, el día que pueda, prohibirá y perseguirá a aquel.

Si lo pensamos detenidamente, mientras son posibles "buenas fes" contradictorias la "mala fe" es una contradicción. El que obra con mala fe obra con (su) buena fe.

Diálogos y acuerdos son imposibles porque sus núcleos doctrinales son distintos y ese terreno común (posible, deseable, buscado) sólo podría estar en la periferia de ambos, y en las periferias todos sabemos lo que hay: festividad, cortesía, simulacros, días de campo y convivencia, "buen rollo"... pero no vitalidad diaria profunda común.

Después de los encuentros y de las bonitas palabras y deseos múltiples cada uno volverá a sus tareas anteriores.

El único campo neutral sería la "Ética", la Razón y la Tecnología; pero éstas están en continuo devenir, por lo tanto no puede haber comportamientos éticos permanentes, absolutos, universales, de una vez por todas.

Umberto Eco había ya hecho una afirmación sugerente: "el hombre, hijo del azar, inventa ilusiones para sobrevivir"

¿Puede levantarse un Ética sobre ilusiones?. ¿Son las mismas las ilusiones de todas las culturas, de todos los pueblos, de todas las religiones?.

Estamos negando el fundamento absoluto en el posible terreno neutral sobre el que poder fundar la Ética.


5 = 5, a = a, .... es uno de los principios metafísicos universales, permanentes, absolutos... Desde siempre se le denominó Principio (metafísico) de Identidad. Una cosa es igual a sí misma, una cantidad es igual a sí misma.... algo, pues, evidente.

Pero los principios metafísicos, los mismos para todos los hombres, no son principios religiosos, que dependen de revelaciones de los dioses respectivos.


Las religiones (he dicho muchas veces) ni son verdaderas ni son falsas, son ajenas a las categorías de verdad y falsedad. Son creencias, no son verdades evidentes de la razón, por lo tanto no pueden ser universales.


Ninguna religión puede ser "católica" (universal), aunque sea normal que lo intente, pero sólo lo sería por imposición sobre otras religiones, no por convicción.

Toda religión, al ser ajena (no contraria) a la órbita de la razón, tiene que ser limitada, tener fronteras.


La fe es la certeza absoluta de cosas no evidentes (porque, si fueran evidentes, no serían fe, sino filosofía).

La fe, que puede ser fundamento de una moral, siempre será un fundamento problemático, nunca un fundamento absoluto.


Al final final todas las morales religiosas se resumen en la aceptación del principio clásico: "no has al otro lo que no quisieras que te hicieran a ti" o, mejor, aún "haz al otro lo que quisieras que hicieran contigo", pero con una gran diferencia entre unas religiones y otras, que para alguna religión el prójimo es cualquier persona, creyente o no, de mi misma religión o de otra, mientras que para otras religiones (entre ellas la islámica) el prójimo no musulmán es, siempre, un enemigo a batir y a vencer; el otro es sólo uno de los míos.


La buena fe de la Ética contemporánea es distinta a la buena fe de la filosofía clásica (que decía fundamentarse, basarse, en la verdad de la razón) y es, igualmente, distinta a la buena fe de las religiones, que dicen basarse en la verdad de sus respectivas revelaciones.


Es decir, la "buena fe" se basa en la "fe", y ésta nunca es garantía de buen obrar, sino sólo de tranquilidad de conciencia, algo subjetivo, nunca descansa en la objetividad.


No hay filosofía, sino filosofías, además, en acción, como no hay religión, sino religiones, además en continuas nuevas interpretaciones.

¿Alguien cree ya en la "santificación del día de domingo y fiestas de guardar", dedicadas al Señor y con prohibición de trabajar?. ¿Que hacemos con las gasolineras, los bares y restaurantes, los autobuses, los trenes y aviones, con los centros de ocio y los cines, con los kioskos,....?


Soy (lo he dicho muchas veces) un filósofo ilustrado, creo en el porvenir de la ciencia y de la tecnología. Gracias a ellas sabemos que los niños no vienen al mundo porque recemos y se lo pidamos a Dios, como sabemos que el SIDA no es un castigo divino por la homosexualidad y sabemos si un feto viene o no con defectos, o con defectos irreparables, sabemos cómo quedarse embarazada una mujer estéril o cómo no tener más hijos sin dejar de disfrutar de la actividad sexual...


Creo en la Ética que tenga siempre presente la Ciencia y la Tecnología ( los cual no es decir SÍ al posible mal uso que pueda hacerse de ellas).


Creo que la salvación del hombre, en la tierra, vendrá de la Ciencia y de la Técnología y que igual que estamos haciendo barbaridades, sabremos reconducir nuestro comportamiento.

Fe en el devenir y en las capacidades del hombre, de proponer nuevos y mejores fines para la humanidad, de un mejor uso de los medios....

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