sábado, 11 de abril de 2020

MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD ( 2 )



LA POSMODERNIDAD

A cada generación le gusta identificarse con una gran figura mitológica o legendaria que es reinterpretada en función de los problemas del momento.

Los hombres modernos gustaron identificarse con Prometeo (despegándose de Adán), que, desafiando la ira de Zeus, trajo a la tierra el fuego, desencadenando así, el progreso de la humanidad.

En 1942, Camus sugirió que el símbolo más representativo de la modernidad no era tanto Prometeo como Sísifo, que fue condenando por los dioses a hacer rodar sin cesar una roca hasta la cumbre de una montaña, desde donde volvía a caer siempre por su propio peso.

Ahora, los posmodernos dicen: "Hace falta ser tontos para saber que Prometeo no es Prometeo, sino Sísifo, y empeñarse una y otra vez en subir la roca hasta lo alto de la montaña". 

¡Dejémosla abajo y disfrutemos de la vida!

La Postmodernidad surge a partir del momento en que la humanidad empezó a tener conciencia de que ya no era válido el proyecto moderno.
La Postmodernidad está basada en el desencanto.

Los posmodernos tienen experiencia de un mundo duro que no aceptan, pero no tienen esperanza de poder mejorarlo.
Éstos, convencidos de que no existen posibilidades de cambiar la sociedad, han decidido disfrutar al menos del presente con una  actitud despreocupada.

La posmodernidad es el tiempo del yo ("de “el yo” antes que de “el todos") y del intimismo.

Tras la perdida de confianza de los proyectos de transformación de la sociedad, solo cabe concentrar todas las fuerzas en la realización personal.

Hoy es posible vivir sin ideales, lo importante es conseguir un trabajo adecuado, no oneroso y bien retribuido, conservarse joven, conservar la salud,…En resumidas cuentas, “pasárselo bien”, “Carpe diem”, “disfruta el momento”, “oveja que bala, bocado que pierde”,… etc.

El símbolo de esta época, pues, ya no es PROMETEO, y menos aún SÍSIFO, sino NARCISSO.

Los grandes principios éticos y morales de la modernidad no se mantienen con carácter Universal, se entra en un “moral de la situación”, que se resume en una frase: "todo depende".

El hombre, en la posmodernidad, empezó a valorar más al sentimiento que a la razón.

Los posmodernos niegan las ideas de la modernidad sin analizarlas, ya que esto supondría tomar en serio la razón, rechazan con jovial osadía los ideales propuestos por los modernistas.

Y dicen que el “deseo de saber demasiado” sólo puede traer males.

Opinan que el "pensamiento débil" tiene dos grandes ventajas sobre el “pensamiento fuerte”:

1.- Hay que renunciar a buscar el sentido único para la vida, porque conlleva una apuesta demasiada alta (todo o nada).

2.-Las grandes cosmovisiones (los “metarrelatos”) son potencialmente totalitarios.
Todo aquel que cree tener una gran idea, un “metarrelato”, trata de ganar para ella a los demás y, cuando éstos se resisten, recurrirá fácilmente al uso de la fuerza.

El individuo posmoderno, pues, es ajeno y reacio a la “lógica racional” y obedece a “lógicas múltiples y contradictorias entre sí” que se aplican según los momentos y las circunstancias.


En lugar de un “yo común” lo que aparece es una “pluralidad de personajes”.

Todo lo que en la modernidad se hallaba en tensión y conflicto convive ahora mansamente, pacíficamente, sin drama, sin pasión, sin furor.

El individuo posmoderno, sometido a una avalancha de informaciones y estímulos difíciles de organizar y estructurar, está en un incierto vaivén de ideas.

La Modernidad filosófico-científica hace referencia a los diferentes tipos de subjetividad individual que se suceden a partir del Renacimiento y sobre los que se fundamentan otros tantos tipos de racionalidad: cartesiana, matemática, técnico-instrumental,…y los procesos históricos a los que acompañan: advenimiento de la burguesía al poder, secularización de la cultura, progreso industrial y tecnológico.

Fueron varias las revoluciones que se sucedieron apoyadas en la razón.

Pero la Diosa Razón, en la peana, una vez descabalgado el Dios cristiano, con el progreso por bandera, prometió demasiado.

La Postmodernidad, pues, aspira a recoger el agotamiento de las utopías que alimentaron la Modernidad.

En la Postmodernidad emerge, como uno de sus rasgos, la “Ética Social”

Postmodernidad tendería a significar el primado de la Ética, construida no sobre el “principio de individualidad” sino sobre el de “solidaridad intersubjetiva y social”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario