jueves, 23 de abril de 2020

EL DÍA DEL LIBRO Y MI TERCERA MUJER.


LA EUROMUJER.

(Como cada año (y desde hace muchos), este mismo día, el "día del libro", cuelgo esta misma reflexión,/artículo/spot).


¿Quién iba a decirme que, en día tan señalado, el día de San Jordi, yo, (que soy del Real Madrid) iba a ser testigo de una escena semejante: Raquel, esa alumna ejemplar, coqueta y moderada, con la cabeza sobre los hombros, siempre sensata y asentada, pegándole en la cabeza, con una flor, a su amigo del alma y de siempre?.

Pero ¿quién iba a decirme, a mí, precisamente, que, en día tan señalado,......iba a ser coprotagonista de una situación, tan cómica y tan trágica, pero real?

Yo, como todos los años en esta fecha, le había comprado una rosa. La rosa más bella (y más cara) que había en la floristería de la esquina. Incluso le había encargado al empleado que me la envolviese en ramaje verde para que, con el contraste, resaltase más su hermosura o su esbeltez.

Apenas traspasé la puerta, como todos los años, le mostré una sonrisa, le ofrecí la rosa y le di un beso.

Ella, igualmente, (como todos los años), pero algo más seria, incluso arisca (de eso sí que me di cuenta al momento) me ofreció un  paquete, de pequeño tamaño, de forma cuadrada y escrupulosamente envuelto en papel de regalo (¿un libro cuadrado y de tan pequeño grosor?, ¿un libro infantil?).

Era un compact-disk de Ella Baila Sola. Encima del celofán que lo cubría, una pegatina amarilla, con una orden o consejo, escrito a boli rojo: “la canción nº. 5, por favor “. Era “La mujer florero “(la canción más odiada por mi esposa y la más odiosa, según ella, de toda la historia de la música pop en los últimos tiempos). ¡Cuántas discusiones no habríamos tenido por el dichoso tema¡ Yo hablando de libertad, de tolerancia, de respeto a las opciones y ella replicándome con lo de “ derechos inalienables e intransferibles “.

También ella, de repente, cogió la rosa y empezó a sacudirme “ rosazos “ en la cabeza y hartó a todo el género humano, masculino, en mí persona de todo lo que quiso y más de lo que uno puede imaginarse. Pero el vocablo que más se repetía, como un adjetivo cuadrado y lanzado, martilleante, era el de machista”, “machista”, “machista

“ Habéis construido a vuestra medida –decía-  un lenguaje “ machista “, una cultura “ machista “, una familia igualmente “ machista “ ( y seguía y seguía y seguía....“ machista “, “ machista “, “mach....” ..

Me cogió por la pechera y me sentó bruscamente (en realidad me empujó y me tiró en el rincón del sofá. Me puso su dedo índice acusador a la altura de los ojos y me ordenó ( esto sí que no fue un consejo ): Calla y escucha atentamente lo que voy a decirte porque voy a contarte una historia en TRES  CAPÍTULOS:
       
“Desde siempre – decía – los machos habéis dominado el mundo porque erais los dueños de la palabra, del lenguaje, de los libros. Y en los libros se encuentra LA VERDAD. Y decir VERDAD  es decir PODER, DOMINIIO, MANDO, VENCEDOR. Siempre interesó al macho que la mujer no supiese leer. Siempre la puerta franqueada. Sabíais que si entrábamos en contacto con LA VERDAD  poníamos en peligro la JEFATURA  del macho sobre el grupo.

¿Puedes decirme cuánto dura la belleza de una rosa? ¿Una semana?, ¿Y qué es una semana comparada con la eternidad de LA VERDAD? “  Egoístas “, “ que sois unos egoístas “  ( también viene ahora mi mente ese vocablo martilleante ( “ egoístas “, “egoístas “, “ egoístas “.....)

“Habéis repetido la escena de Dios en el Paraíso, porque os habéis creído dioses. Dios temió que Adán, al probar la fruta del Árbol de la Ciencia ( de La Verdad ) del Bien y del Mal, supiera, Y si ya sabía ¿ para qué iba a necesitar a Dios si, por sí mismo, ya sabía qué era bueno y qué era malo ¿. A Dios le interesaba un Adán ignorante. Pero Adán pensó por sí mismo y eso puso en peligro la necesidad de Dios, el papel de Dios. Por eso lo expulsó del Paraíso, porque temió no ser ya necesario. Además lo echó desnudo, condenándolo a trabajar para comer, para tapar y alimentar su cuerpo. La venganza divina y la .estrategia divina eran perfectas. Adán, a partir de entonces, tendría que preocuparse de su cuerpo. Sólo así descuidaría su alma, tendría que trabajar y no tendría tiempo para pensar, para saber. La Verdad siempre es peligrosa para un Jefe, porque toda Jefatura tiene un pie puesto en la ignorancia de los subordinados ignorantes. No en vano está escrito y revelado: “ LA VERDAD os hará LIBRES “. Mantened ignorante a un pueblo y lo mantendréis siempre esclavo, encadenado, inmaduro, necesitado...

Esa misma escena divina la habéis ensayado y puesto en práctica los machos, diosecillos de pacotilla, durante siglos con nosotras.

Esa PRIMERA MUJER, fue la mujer depreciada. Vosotros repartisteis los papeles sociales, según el sexo, y a nosotras, naturalmente, nos tocaron los peores. Y  creasteis  unos mecanismos de reproducción homosocial. Vosotros nos pusisteis un “glass ceiling” que, en la realidad, se convirtió en un “glass wall”. Una escalera para vosotros; un tajuelo para nosotras. ¿Por qué no una escalera, jerárquica, meritocrática? La diferencia anatómica la habéis convertido en diferencia social. ¿Qué decir de esos políticos, imbéciles (Véase el diccionario, por favor) que hablan de cuotas femeninas en cargos de responsabilidad, que quieren primar a los partidos que lleguen al cincuenta por ciento, de cuota (ahora sólo el veinticinco? ¿Es posible tan alto grado de idiocia? (Véase el diccionario, por favor). Como si el sexo imprimiera carácter. Parecen no diferenciar hormonas  de neuronas. ¿Por qué, si desapareció la monocracia y pasó a mejor vida la aristocracia, se mantiene la falocracia? Yo no tengo complejo de castración, no soy un ser inferior al que le falte el pene. ! Confundir el culo con las témporas ¡ Dominio social del hombre sobre la mujer. Las actividades valiosas son las masculinas (si incluso nuestro nacimiento fue indigno, la hembra salió de una costilla del macho). Siempre, y en todo, inferiores. La guerra, la política, el poder... eso “ era cosa de hombres”  (entiéndase machos). La mujer en la casa (y con la pata quebrada). Sólo éramos capaces de hacer algo que vosotros no podíais, algo exclusivo nuestro, “ parir “. Pero incluso entonces, cuando paríamos, alababais la simiente en detrimento de la tierra. Esta era sólo un medio en el que prendía, germinaba y fructificaba la semilla (vuestro semen). Cuando paríamos, lo importante nunca fue la parturienta, sino lo parido. Sólo lo que salía, lo engendrado, tenía valor. Incluso en Grecia, en la culta Atenas, sólo éramos “ nodrizas de un germen depositado en nuestro seno “. El depositante y lo depositado, no la depositaria, el falo y el germen-semen-semilla eran lo precioso y lo preciado. Nosotros siempre estuvimos, fuimos, depreciadas. Sólo fuimos tentación de pecado, de peligro. Éramos maléficas. Eva fue la culpable de que Adán fuera expulsado del Paraíso. Ella lo engañó. Éramos tuercas a las que se les había salido/sacado/perdido el tornillo. El meter, no el recibir, era lo positivo, lo causante. Siempre fuimos el elemento oscuro y diabólico (el diablo se disfrazaba de mujer para perder a los hombres). Nosotras éramos las sibilas, las magas, las brujas, las hechiceras. Éramos impuras (¿no sangrábamos sin estar heridas, una vez al mes?, alguna enfermedad tendríamos por dentro). Y durante la regla, (¿lo recuerdas?) no podíamos tocar los alimentos (se pudrían), ni trasegar vino (se picaba, se avinagraba...)

Entre la carne y el trigo, la carne; entre el salir y el quedarse, el salir; entre el correr y estar parado, el correr; entre el sol del día y la sombra de la cueva, el sol. Por eso vosotros salíais, os ibais, cazabais, pescabais. Olvidáis con frecuencia que si el Paleolítico fue vuestro, el Neolítico nos pertenece. La siembra, la cría y la domesticación de animales, la cerámica... (Esto, a la larga, sería vuestra perdición).

Incluso cuando todos adorábamos a los dioses vosotros erais los sacerdotes, nosotras las que cuidábamos del templo; vosotros entrabais en éxtasis y en contacto con los dioses, nosotras nos prostituíamos  con los hombres que acudían al templo, para poder mantener y cuidar de ese templo.

Vosotros siempre pastoreando, pero siempre comiendo en otros prados.

Siempre todo el mundo se acordará de  Pericles, pero ¿y de Aspasia?, ¿qué me decís de esa mujer?, ¿alguien ha oído hablar de ella?

Recorred la historia, ¿cuántas mujeres nobles, honestas, poderosas, capaces, dignas...?. No nos dejasteis, realmente, ser. Es verdad que fuimos, pero éramos malas, éramos el mal, (quizá necesario, pero un mal)... Es verdad que paríamos, pero lo parido, al momento, nos era retirado y presentado a vosotros  para su aprobación y aceptación, criado por otras, educado por esclavos, pedagogos,....

¿Algún griego amó a la madre de sus hijos?, ¿algún hombre fue esposo, marido?... El hombre sólo era macho y padre. Pero eso se acabó. La PRIMERA MUJER (taimada, engañadora-engañosa, licenciosa, peligrosa, diabólica, inconstante, envidiosa, instrumento, tuerca, tierra, solar de alquiler nuevemesino...Esa mujer ya pasó a la historia, ya es historia.

Mi mujer se levantó. Debía de tener la garganta seca de tanto hablar y de poner tanto énfasis en lo que decía. Oí el grifo en la cocina. La vi entrar bebiendo. Hice un ademán de levantarme y puso la mano en mi hombro impidiéndomelo.

Quieto ahí, que todavía  no he terminado - dijo bebiendo tragos cortos y continuos.

Porque el macho o no llega o se pasa. He aquí a LA SEGUNDA MUJER, la que es puesta en las nubes y por las nubes.

Ahora la mujer es la dama por la que el caballero es capaz de morir y de matar (pero ella, te recuerdo, siempre en tierra, nunca a caballo, porque estar a caballo es poder, es fuerza, es rapidez, es dominio). Se alaban sus virtudes (su fidelidad, su recato, su cortesía, su belleza, su donaire, su saber estar, su sufrimiento en la ausencia, su espera confiada). Es la mujer ya esposa, ya madre, educadora. Es la mujer puesta ya en el pedestal. Si hasta incluso la religión cristiana lanzó/aceleró el culto a la figura de María. ¿Qué fue de María en los primeros siglos del cristianismo? ¿Hubo apóstolas o discípulas? ¿Hay hoy sacerdotisas, obispas....en la religión católica? ¿Habrá otra creencia que rezume tanto machismo en su organización? (Sí, ahora están los talibanes). ¿Cómo se va a comparar una monja con un cura? Si la Misa es el centro de la religión y la Eucaristía el centro de la misa, si es la palabra la que convierte en cuerpo y sangre de Cristo el pan y el vino previos, ¿qué hacen las monjas?, sólo ayudan y/o cantan. No consagran. Son coro, comparsa, acompañamiento, no protagonistas, no solistas. Todavía permanecen en pie, inexpugnables, las fortalezas masculinas de la Iglesia, el Ejército y la Banca (los tres grandes centros de decisión y de poder). Pero su fecha de caducidad está marcada y próxima: o desaparecerán o se transmutarán.

(Cuando mi mujer se dispara no deja títere con cabeza).

A María se la ve, ya en el Renacimiento, como esposa, mientras José trabaja; como madre, con el niño en brazos, como educadora con el niño de la mano, viendo cómo juega con los pajarillos.
Si incluso en el siglo XVIII desalojasteis a todos los dioses de sus pedestales y disteis culto a la Diosa Razón. Nosotras no contábamos. Ese femenino es un masculino. Es el macho razonando. ¿Cuántas mujeres intervinieron en la Enciclopedia y formaron parte de las Academias?

La dama era dueña del corazón del amado. La esclava, como por un milagro parece convertida en señora. Las mejores y más encendidas poesías, las formas líricas ya no van dirigidas a Dios, sino a la Amada. La mujer es adorada venerada, reverenciada. Ella es Laura, Beatriz, Galatea, Dulcinea... La mujer es una criatura celeste, ideal, divina. Ella es la musa inspiradora. De la mujer “ depreciada “ se ha pasado a la mujer sacralizada y supervaliosa.

Pero todo eso fue una trampa. Una trampa saducea y machista. Y eso lo sabéis. ¿Acaso D. Quijote amaba a Aldonza Lorenzo? NO. Su amor era para Dulcinea del Toboso. ¿ Y quién era Dulcinea sino una idea....
Quizá estuviéramos en vuestro corazón pero no dejasteis  que desarrolláramos nuestra cabeza. Adorasteis nuestra belleza, pero no permitisteis que participáramos de la Verdad, del Poder..
Sólo dominábamos en el  ámbito de vuestra imaginación, de vuestros discursos. Nos decíais palabras bonitas pero nos negasteis el uso de la palabra. Y sin palabra, sin lenguaje, no hay autonomía, no hay independencia, no hay persona...
Éramos, pero sólo éramos deseo vuestro. Éramos dueñas, pero sólo en vuestros sueños. Éramos el “ bello sexo “ pero, a la vez y sobre todo, el “ sexo débil “. Éramos hadas, pero sólo del hogar...
Nos adorabais, nos idolatrabais, pero nunca hubo una forma más sibilina, más hipócrita, más taimada, de dominio sobre nosotras.

Nos pusisteis en el pedestal del deseo pero nunca nos dejasteis bajar de él para pasear por la vida.

Pero qué hijos de....fuisteis.
Nunca fuimos mujeres ideales, sino ideas vuestras de mujer.
Cuando decíais tenernos en el pedestal y adorarnos, en realidad os poníais vosotros, vicariamente, en él; porque erais vosotros los creadores de estos pedestales y de esas imágenes. Eran vuestras fantasías lo que adorabais, no a nosotras. Os adorabais a vosotros mismos, aunque dando un rodeo inmoral, pero culpable. Os valíais de vuestra imaginación  para convertirnos en fantasmas y luego os arrodillabais ante vuestra capacidad prodigiosa para crear fantasmas. Nunca estuvimos tan bajo como cuando jurabais tenernos en lo alto.

“La madre que os.....”.

Mi mujer paró un instante para volver a beber agua y tomar impulso. En ese momento quise tomar la palabra para explicarle que para Aristóteles, incluso para Santo Tomás, La Verdad, la Bondad y la Belleza son tres trascendentales del ser, coextensivos con el ser. Que todo ser, por el hecho de  serlo, es Verdadero, Bueno y Bello, en mayor o menor medida, según la densidad de ser que comporta. Incluso pensaba exponerle la teoría de Ortega sobre los Imperativos Culturales y los Imperativos Vitales pero.... me cortó en seco dando un “vasazo” en la mesa que por poco rompe el cristal.
       
“Que ya está bien, que estamos hartas, que “sanseacabó”. Que las mujeres hemos dejado de ser floreros, adornos, complementos. Que queremos amueblar nuestras mentes con Verdades, para proponer objetivos, para organizar tareas, para tomar decisiones, para evaluar resultados. Queremos saber a qué atenernos en la vida sin tener que preguntarle a nadie, y menos a vosotros, detentadores de  caducas respuestas). Queremos ser ilustradas, mayores de edad, responsables. Queremos compartir cargos y cargas, pero sin tener que pediros permiso, sino porque queremos, podemos y nos toca. Flores para todos, sí, pero también libros para todos. Nosotras no queremos ser vosotros, ni como vosotros, queremos ser, sencillamente, nosotras. No queremos el unisex. Somos partidarias de los dos sexos, pero en igualdad. ¿Tan difícil es de entender? No queremos que os quitéis para ponernos nosotras, queremos estar. No queremos ser más, pero tampoco menos. Queremos ser iguales (no desiguales), pero distintas (no idénticos).

Primero nos diabolizasteis y nos bajasteis a los infiernos. Luego nos idealizasteis y nos encumbrasteis hasta los cielos. Pero, mira tú por donde, nosotras, LA TERCERA MUJER, queremos estar aquí, ni allí abajo ni allí arriba, aquí, ahora, así. Si antes vosotros nos pusisteis, ahora nosotras queremos estar, ser autónomas, ser nosotras.
Éramos en relación a vosotros, estábamos donde os interesó que estuviéramos, siempre subordinadas, siempre apéndices, añadidos más o menos ornamentales. Pero vosotros, siempre, la oración principal, el núcleo. Y ahora nosotras también queremos ser eso, o al menos los dos coordinados.

¿La casa?, para los dos. ¿El trabajo?, para los dos. ¿Los hijos?, de y para los dos. ¿Los estudios, la libertad, el divorcio, el poder la posición social...?, para los dos. No llames “cana al aire” tu infidelidad conyugal y a mí me llames puta-golfa-viciosa por hacer lo mismo que tu.

Ya no somos vuestras esposas, sino personas autónomas. Si queréis, vamos de la mano y somos compañeros de viaje. No queremos tener maridos, sino ser personas independientes, libres y que, además, se aman.

Mi cuerpo es mío y tu cuerpo es tuyo. Yo nunca te lo alquilaré. Es mío y dispongo de él. Cuando ambos queramos y ambos lo deseemos y nos apetezca, podemos acercarlos, unirlos, usarlos, disfrutarlos, exprimirles el placer que comportan, intercambiar besos, caricias, abrazos. Fruición mutua o nada... pero hijos, tener hijos, ser madres y ser padres, sólo cuando estemos de acuerdo y con todas las consecuencias. El “cuándo” y el “cuántos” los decidiremos los dos, libremente. Yo tengo una vida y un proyecto vital, exactamente igual que tú, y no permitiré, nunca, ni que tu ni nadie me lo entorpezca, me lo desvíe, me lo frustre. Todo tiene que ser consensuado, nunca impuesto. Tú y yo. Yo y tú. Ambos. Los dos.
Si vosotros siempre supisteis quiénes erais y dónde estabais, nosotras estamos aprendiendo a ser nosotras, a autoanalizarnos, a autovalorarnos. Estamos haciéndonos nuestro sitio. Queremos ser dueñas sólo de nosotras; queremos ser nosotras, queremos ser libres y elegir el qué, el cómo, el cuándo, el dónde... En una democracia la selección de las élites se basa en el talento, la competencia, la igualdad meritocrática, no en la pertenencia a un género. La ciudadanía moderna no distingue entre blanco y negro, creyente y ateo, alto y bajo, gordo y flaco....hombre y mujer. Ser ciudadano es ser persona.
El ser esposa y madre ha tenido un coste profesional. La carga familiar y la carga mental nos ha castigado en el progreso profesional, porque hemos sido menos móviles hemos estado menos disponibles,  nos hemos retraído más y hemos sido menos lanzadas. Hemos perdido muchas oportunidades. No queremos ventajas pero no queremos que juguéis con las cartas marcadas. Madre sólo hay una, padre biológico puede serlo cualquiera.  Un polvo no es una vida.
Queremos un reconocimiento social por lo que laboralmente hacemos (tu y yo) y no por lo que biológico-anatómicamente somos (hembra y macho)...

Y mi mujer siguió, siguió, siguió....

Y si no estás de acuerdo –y se levantó bruscamente- te vas por ahí y te compras un perro”.

¡Vaya un portazo que pegó al salir! y ¡vaya perro, pequeñito, blanco, peludo, como una bolita de algodón, que me compré! No tenía nombre. Lo llamo Pitágoras o Sócrates, depende si es de noche o de día (lo estoy volviendo esquizofrénico). 

Normalmente, cuando me desvelo a altas hora de la noche, cojo a  mi Pitágoras, lo siento encima de la cama y le leo fragmentos de Epicuro. Lo miro fijamente a los ojos y le recito, casi de memoria, el segundo discurso del Zaratustra de Nietzsche.

Y cuando leo u oigo lo de la desvertebración de España por culpa del desfile del carnaval de las Autonomías, muy orteguianamente, muy dialécticamente, le demuestro a mi Pitágoras que España no puede desvertebrarse porque “España es/está invertebrada”, porque ya no tiene élites a las que seguir, no hay ideas-fuerza a las que agarrarse, no hay levadura que fermente la masa. Todo es masa. Masa fofa, mazacote de carne sin huesos, masas rebeldes, “la rebelión de las masas”.

Lo malo fue la noche del 24. Mi mujer se despertó y se levantó a beber agua (¿le habría estado regañando a alguien en sueños?). Yo tenía al perrito sobre mis rodillas, medio de pie, con las manos sosteniendo su cabeza, intentando explicarle el Argumento Ontológico de San Anselmo sobre la existencia de Dios. Ella vio la escena y...

“Pero tú,... ¿es que no puedes parar?
¿Siempre volviendo a las andadas?

¿Pero es que no puedes dejar que el perro sea perro?”.


                                                               Tomás Morales Cañedo
                                                                 Profesor de Filosofía.


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