viernes, 6 de septiembre de 2019

TEORÍA GAIA ( 9 )




LOS PROBLEMAS DE GAIA.  

1.- El primero y principal es la SUPERPOBLACIÓN.

Es verdad que cada vez tenemos más conocimientos, pero parece que cada día somos menos sabios.
Conocemos los mecanismos de la reproducción y que si una bandada de espermatozoides son depositados en una vagina correrán, como locos, a horadar la piel del óvulo y fecundarlo.
Y conocemos que a los 9 meses el óvulo fecundado, desarrollándose, recorriendo varias fases, se convierte en un niño.

Así funciona la naturaleza en todos los niveles de la vida. También en la naturaleza humana. Si la dejamos sola siempre va a actuar así. Pero los hombres, además de seres naturales, somos animales culturales.
Y la cultura viene a suplir, a corregir, a perfeccionar, a la naturaleza.

Tenemos un infección y la naturaleza sigue su curso (fiebre, dolor, malestar,…), primero defendiéndose pero, si no puede con el enemigo, acudimos a la cultura (el Centro de Salud) para que el médico (cultura) nos recete un anti-biótico (cultura) para debilitar, espantar, matar al causante de la infección.

Tenemos relaciones sexuales y la naturaleza sigue su curso, pero acudimos a la cultura (preservativos, ligaduras, anticonceptivos…) para que la naturaleza no consiga su objetivo.

Cuando la mujer va a parir, la cabezota exagerada del “nasciturus” no cabe para salir por ahí, la dilatación produce enorme dolor (natural) por eso recurrimos al Hospital (cultura), para que el ginecólogo (cultura) nos…….. (cultura).

Podemos y debemos tener los hijos que queramos, cuando queramos, como queramos, pero sólo aquellos a los que podamos proporcionarles
expectativas de  una vida feliz.
Es lo sensato.

Si en otro tiempo, cuando la naturaleza dominaba y la cultura estaba ausente o en pañales todavía, cada niño traía “un pan debajo del brazo”, hoy no es así (se dice que trae un cheque a cobrar por cantidad desconocida y que iremos firmándolo a lo largo del tiempo).

En otro tiempo la naturaleza cribaba a los niños y un sarampión por aquí, las paperas por allá, la viruela, la malaria,… cualquier infección, los daba de baja de la vida y los pocos que sobrevivían eran mano de obra, un seguro de vida para los ancianos padres.

Pero hoy tenemos la cultura.

Consideramos un error imperdonable dejar morir a un niño.
Niño que nace, niño que, por lo general (INSISTO, por lo general) sigue viviendo, sobre todo en los países desarrollados (aunque, hora mismo, la listeriosis…)

Sólo los jefes de la tribu, para fortalecerla, reclaman más futuros guerreros.

Pero ¿Y las religiones? “Recibid los hijos que Dios os dé”, demonizar los métodos anticonceptivos, considerar pecaminosas las relaciones sexuales que no sean heterosexuales y sin haber sido previamente bendecidas,  uniones “atadas por Dios hasta que la muerte los separe” y sin protección, siempre abiertos a la fecundación.

¡Una barbaridad¡.

¡Tan difícil de comprender es que el precepto divino de “creced y multiplicaos y llenad la tierra” es un precepto para épocas de predominio de naturaleza y escasez  de cultura¡

No se puede/no se debe descontextualizar el precepto.
¿Cómo va a seguir siendo válido lo que sí lo era hace 3.000 años?

Y, además, se lo califica no como palabras de hombres de una cultura determinada, sino como “palabra de Dios”, con el halo de misterio que ello crea, que incita a temer su no cumplimiento más que a amar el precepto.

Hay que procrear, cuanto más mejor, para llenar el cielo de almas.
Las familias numerosas son “una bendición de Dios”.

Y donde más cala este mensaje es, en general, en países con menos peso económico y menor nivel cultural, aunque la cultura haya plantado allí hospitales, vacunas, doctor@s, enfermer@s,.... Con lo que el problema se les agrava.
Hambrunas, desnutrición, deshidratación, enfermedades,…miseria, desastre humano.

Demasiada gente para tan pocos y tan pobres recursos.

El año 1.000 éramos menos de 500 millones de personas. El año 2.000 ya éramos 6.000 millones. Pero es que en 1.930 no éramos más de 2.000 millones. Y el año 2.050 serán (¿seremos?) más de 9.000 millones, si seguimos al mismo ritmo, en esta explosión demográfica.

Cada año muchos millones más de personas.

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