martes, 10 de septiembre de 2019

EL MITO DE LA NA(TI)VIDAD ( 2 )



Algo totalmente arbitrario, aunque con buena intención y mejor estrategia, queda fijado como definitivo.

Según el Martirologio Cristiano Jesús nació:

 “el año 5.199 de la creación del mundo; después del diluvio, el año 2.957; después del nacimiento de Abraham, año 2.015; de Moisés y de la salida del pueblo de Israel de Egipto, el año 1.510; desde que David fue ungido Rey, año, 1.032; en la semana 65, según la profecía de Daniel; en la Olimpiada 194: de la fundación de Roma, el 752; del Imperio de Octaviano Augusto, el año 42; estando en paz el orbe; en la sexta edad del mundo,…

Había un conflicto entre las dos Iglesias: la de Oriente ya había establecido la fecha del 6 de Enero como la del nacimiento de Jesús y, dada la supremacía de la Iglesia Oriental, la de Roma se vio relegada y sus teólogos, para no perder prestigio se sumaron a la fiesta pagana de la Navidad, pero vaciándola de su contenido y poniendo en su lugar el nacimiento de Jesús y proponiendo el 6 de Enero (de los cristianos egipcios) como el día de la Epifanía, la mostración del Señor ante el mundo y la Adoración de los Reyes Magos.

Y ya tenemos el comienzo y el final: Nochebuena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes Magos.
Fin de las Navidades.

Así que, dada la frontal rivalidad entre la Iglesia Oriental Egipcia y la Occidental Romana, cada una puso “su” fecha y “su” celebración.

Y así ha quedado y aceptado, tanto eclesialmente como popularmente, pero por razones de índole cultural y social, no científica.

Creo que se sabe que las fechas, ambas, están científicamente falsadas (que los pastores durmieran al raso en Diciembre,)

Aprovechando, pues, la inercia cultural y ceremonial de tales fechas, la Iglesia de Roma se sube al carro y la convierte en Cristiana lo que era una festividad de origen pagano, mediante esa hábil maniobra (aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid…)

En La Rama Dorada, Frazer ya había fundamentado la estrecha relación existente entre la Navidad y el culto a Mitra, un culto vinculado a la Muerte de las Sombras y el Nacimiento de la Luz o el Sol.
Todos ya “sabemos” que por estas fechas, anualmente, se produce el fenómeno del Solsticio (cuando las noches comienzan a acortarse y el día comienza a alargarse.

“LUX CRESCIT, DECRESCUNT TENEBRAE, CRESCIT DIES, DECRESCIT NOX” – dice una máxima del siglo IV.

El 25 de Diciembre se celebraba en Roma (centro administrativo, y, también ya centro de la Iglesia de Occidente) fiestas en honor del Sol, simbolizado por Mitra, un culto que tenía su origen en Oriente y que los romanos también la habían metido en su estatuto ceremonial.

Y si Mitra era el Sol Jesús va a ser el Nuevo Sol, el Sol de Justicia, la Luz de la luz,…
Cristo es la Luz que guía, el Faro que orienta, el Camino que conduce a la Felicidad,… Camino, Verdad y Vida y que nace al morir la sombra del 24 (la Nochebuena es el Prólogo, el período preparatorio, la espera gozosa,…) a la Navidad) y aparecer la Luz el 25, el Nacimiento o Natividad.

Es una estrategia, por parte de la Iglesia de Roma, poco traumática al preservar el aspecto exterior de la fiesta (aunque cambiando el concepto).

Pero fue, ya, en el siglo IV cuando se normaliza que el gozne es la noche del 24, Nochebuena, y el 25, la Navidad, con la celebración de la Misa del Gallo.
Y ya comienza la fiesta: Jesús, el Niño Dios ha nacido,.., villancicos, panderetas,…fiesta, manifestación lúdica (no por el Solsticio, sino por haber nacido Dios)

Se mantienen los elementos externos paganos pero cambia el concepto, siendo, ya, religioso.

Jesús, la Luz, viene a rescatarnos de las Sombras, de las Tinieblas, del pecado, heredado de nuestros primeros padres, que nos convirtió en esclavos del mal, que nos quitó la libertad, y Jesús viene a liberarnos de todo eso enseñándonos el camino…Él es el Salvador del mundo…

Nace en una cueva (cuadra) en la que duermen los animales (el buey y la mula), su cuna es un pesebre, sus pañales la paja,…todo pobreza y humildad.
Los pastores…los Reyes Magos…la Sagrada Familia….la Matanza de los Inocentes,…la huida a Egipto,…Toda una Historia Sagrada.

En La Edad Media, y en un entorno franciscano, el mito dio lugar a los Nacimientos o Belenes.
Los propios artistas cantaron, cada uno a su manera, el mito del nacimiento (pinturas, esculturas, música, literatura, canciones, instrumentos musicales,…), reforzando el mito, y hasta el día de hoy.

Pero ¡cómo cambia la manifestación del mito¡
¿Qué tendrá que ver el Portal de Belén, imaginado y edulcorado, que levantamos en nuestras casas con corcho, cristal y papel de aluminio que simula un río, nubes con algodón,…desde la Edad Media con lo que sería la realidad, una cueva-refugio de animales y pastores y donde María pariría a su hijo ante la inminente e inaplazable llegada del parto…? (Nada de “no encontró posada”…) y San José, (el padre no biológico, sino putativo) que no sabe qué hacer y, seguramente, pediría ayuda, ¿a quienes? a las mujeres más a mano, que serían las mujeres de los pastores que vivirían en otras cuevas que improvisan de parteras,… el mito, pues, continúa.

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