¿Cómo interpretar los apartes
de su “Ecce homo”: “¿Por qué soy tan sabio?”, “¿por qué soy tan inteligente?”,
¿”por qué escribo tan buenos libros”?, “¿por qué soy un destino”?...¿Denotan
una extrema arrogancia o sólo pretenden burlarse del lector?
Una aristocracia del espíritu
que no sabemos, exactamente lo que es, pero que nada tiene que ver con lo que
hasta ahora se ha denominado “Espíritu” o “Vida espiritual”.
“Hay que tener necesidad del
espíritu para llegar a adquirirlo –se lo pierde cuando ya no se tiene la
necesidad de él -. Quien tiene fortaleza prescinde del espíritu (…) yo entiendo
por espíritu, como se ve, la previsión, la paciencia, la astucia, la
simulación, el gran dominio de sí mismo”
Todos tenemos la idea de que
existen hombres diferentes, distintos, inmersos en la humanidad, hombres
capacitados para guiar, para mandar, para moldear el porvenir humano a través
de la creación de nuevos valores, autoafirmativos, poderosos, pero, sobre todo,
independientes, hombres con grandes metas, los únicos que representan un valor
sobre la tierra, para los cuales y por los cuales la vida toma sentido y la
tierra misma tiene sentido.
¿Pero son capaces de
arrastrar con su ejemplo a las masas o són éstas las que comienzan la labor de
socavar a tipos tales, rebuscando y rebuscando en su pasado o, sencillamente,
proclamar como real lo deseado o temido por el propalador de esos juicios?.
Estamos muy acostumbrados a
cortar las cabezas de los que sobresalen-quieren sobresalir o socavar la tierra
bajo sus pies para que no sobresalgan.
“Sólo nosotros (y todos
nosotros) somos divinos…el Cristianismo
venció en esa batalla y por su causa pereció esa mentalidad aristocrática. El
Cristianismo ha sido, hasta ahora, la máxima desgracia de la humanidad”.
¿Cuál es la procedencia de
estos “aristócratas”?
Nietzsche no nos lo aclara,
sólo los llama “los menos”, los “hiperbóreos” (inmortales), “los inmorales”,
“los espíritus libres”, “Los Aristócratas o Distinguidos”
¿Son sinónimas todas esas
denominaciones?
Da la sensación de que todas
remiten a lo mismo: a hombres distintos, que parecen cumplir en el interior de
la humanidad extraños destinos, involucrados en una misión cuyo objetivo es
llevar a la humanidad hacia otros reinos u otros mundos por venir.
Y nada de esto tiene que ver
con el ámbito religioso, ni a ningún tipo de profeta, o santo, o fundador de
una religión…No en vano su Zaratustra es un anti-evangelio y, en él, la figura
del anti-profeta parece cumplir ese extraño destino y, de ahí, también lo de
“un libros para todos y para nadie”
Ese “espíritu devenido libre,
que ha vuelto a tomar posesión de sí mismo”, en el primer tratado de la Genealogía de la Moral lo concreta y hace
referencia al tipo ario, rubio, blanco, bárbaro, que subyuga y somete a pueblos
más débiles y que impone fundamentalmente su fuerza, que crea sus propios
valores y los impone, que vive autoafirmativamente y ha hecho la historia en su
imposición a otros pueblos y a otras culturas, y que nada tiene que ver ni con
los valores democráticos no con la moral judeo-cristiana que ha logrado imponer
en el mundo el tipo opuesto.
No hay, pues, idealismo en
Nietzsche.
“…fueron los “buenos” mismos,
es decir, los nobles, los poderosos, los hombres de posición superior y
elevados sentimientos quienes se sintieron y se valoraron a sí mismos y a su
obrar como buenos, o sea, como algo de primer rango, en contraposición a todo
lo bajo, lo abyecto, vulgar y plebeyo. Partiendo de este “pathos” de la
distancia es como se arrogaron el derecho de crear valores, de acuñar nombres
de valores…¡qué les importaba a ellos la utilidad….¡”
“La palabra distintiva de la
aristocracia, que acaba significando el bueno, el noble, el puro, significaba
en su origen el cabeza rubia, en contraposición a los habitantes primitivos de
piel morena y cabellos negros”
Judeo-cristianos,
mediterráneos, bajitos, morenos,…versus tipo nórdico, rubio, ojos azules, larga
cabellera…
“Resulta imposible no
reconocer, a la base de todas estas razas nobles, el animal de rapiña, la
magnífica bestia rubia, que vagabundea codiciosa de botín y de victoria; de
cuando en cuando esa base necesita desahogarse, el animal tiene que salir de
nuevo fuera, tiene que retornar a la selva: - las aristocracias romana, árabe,
germánica, japonesa, los héroes homéricos, los vikingos escandinavos – todos
ellos coinciden en tal imperiosa necesidad.
Son las razas nobles las que
han dejado tras de sí el concepto “bárbaro” por todos los lugares por los que han
pasado…”
Todo, justamente, al revés de
cómo en el momento histórico actual, representan exactamente la antítesis de lo
que el pensamiento democrático ha institucionalizado: la igualdad de todos en
Deberes y Derechos, aunque el mundo entero sufra las mayores injusticias y lo
que prime realmente sean las más espantosas contradicciones sociales.
Se imponen los valores cristianos, la forma en que se vive una ideología
judeo-cristiana disfrazada con un ropaje de instituciones democráticas
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