miércoles, 14 de febrero de 2018

34.- ¿MIEDO A LA VEJEZ? LA VESTIMENTA DEL VIEJO y 3)



El viejo, normalmente, ya no necesita enviar mensajes de atracción social o sentimental. ¡Claro que, si lo necesita o lo considera conveniente, cumple con lo establecido, (y aquí estoy yo, vestido formalmente, para demostrarlo)¡
Pero si no lo requiere el sexo ni el status, no es que vaya a ir desnudo (eso jamás) pero sí bastante pasota con la ropa que ponerse.

La exterioridad no le preocupa. La convención tampoco, va feliz como va, a su aire.
Para lo que él pretende (pasear, por ejemplo, o sentarse en una terraza o en el banco del paseo marítimo) el ir bien vestido no le es de utilidad alguna.
O, como suele decirse, “el viejo, normalmente, es un buque sin bandera porque ya no es un buque de combate”

Pero ¿y si se siente marginado por el desaseo o por el adanismo en el vestuario?
En cuanto fuera consciente de que la marginación era el efecto, automáticamente o buscaría otro colectivo donde, por eso, no lo fuera o cambiaría los hábitos.
Una de las necesidades básicas de la pirámide de Maslow es la aceptación social.

Para que el viejo participe como miembro de un grupo no puede ir desnudo ni mal vestido.
Debe hacerlo correctamente, sin afectación (pareciendo un dandy) pero tampoco descuidadamente.

Como él ya no tiene que demostrar nada, ni en lo sentimental ni en lo social, no siente urgencias en el vestuario, porque ya no siente afán de conseguir nada nuevo.

¿Para qué necesita él un vehículo si ya no quiere viajar?

Pero vestir de manera pulcra es también una manera de enviar el mensaje de que no quiere desentonar, que quiere ser admitido y participar. Es una manera de respetar a los otros, cumpliendo las reglas de lo correcto.

¿Me pregunto qué pensaría de esto D. Antonio Machado, al que, ya en Baeza, lo llamaban D. Antonio Manchado, por lo descuidado en el vestir?

Aunque también (y no necesariamente en el viejo), el mal vestir puede equivaler a buscar la marginación.
No es lo normal. Pero la sociedad le dará de lado, por lo molesto que resulta, como resulta molesto que invites a alguien a tu casa y acuda sucio y mal vestido.

En sociedad, ir bien vestidos, correctamente vestidos, es la primera manera de decirles a los demás que sientes respeto por ellos.

Si el mal vestir es un insulto, el bien vestir es un saludo.

El vestido, pues, es también un lenguaje.

Ya sabemos que una casa vieja es una casa vieja, pero ésta puede ser restaurada, y entonces gusta, se hace atractiva, acogedora, o, por el contrario, podemos dejarla que se arruine poco a poco y se venga abajo cada vez un poco más.

O sea, que bien mirado, no es que el viejo necesite ir bien vestido de cara a sus necesidades, porque es tan inteligente que las ha reducido, así no tendrá que satisfacerlas, sino que son los demás quienes precisan que el viejo vista bien para atender y complacer las suyas.

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