miércoles, 7 de febrero de 2018

32.- ¿MIEDO A LA VEJEZ?. AMANTES (1)



La muerte de la amada, a cualquier edad, repercute en el trabajo, en las relaciones humanas, en el carácter, en las ideas,… pero repercute más en el varón que en la mujer.

Suele decirse que “hay muchos hombres en un hombre”, pero “sólo hay una mujer en cada mujer”.
De ahí que ella aguante más y mejor la pérdida del amado, sin resentirse tanto el todo que ella es.

¿Por qué a Los Amantes de Teruel, a Romeo y Julieta, a Abelardo y Eloísa, a Calixto y Melibea,… se les levantan monumentos?
Sencillamente porque “son jóvenes” y no es “normal” que unos jóvenes mueran de amor y por amor.
Si tuvieran que levantar monumentos a todos los viejos-ancianos que han muerto de amor al morir su compañera…Porque esto sí que es normal.

La vida ha perdido, para él, el sentido, porque el sentido de su vida era ella y se lo daba ella.
¡Me voy con ella¡
¡Morir de amor¡

(Y me viene a la memoria al filósofo recién fallecido, Gustavo Bueno, a los pocos días de morir su mujer)

Habitual, normal, en los viejos.
Inusual, excepcional, en los jóvenes, sin embargo….

Si se levantaran monumentos a los viejos amantes, además de que habría muchísimos, causarían, más que admiración, cachondeo, risitas por lo bajo,…

¿La tumba de dos abuelos, con sendas estatuas yacentes, además, agarradas de la mano, como los Amantes de Teruel?
Sería una impostura.

¡Qué sociedad más hipócrita y más sádica la nuestra¡

Pero, si en el AMOR no, en la POLÍTICA sí.
Porque un viejo siempre es un voto. Y un voto es igual a otro voto. Por eso en los países democráticos se los mima más que en los países no democráticos.

“Puedo prometer y prometo…” (Y, luego, un 025% de subida de la pensión)

¡Qué fácil cuando la promesa es una palabra que empieza por “p” y no una acción que empiece por “r” de “realizar” la promesa¡

Pero el político, reflejo de la sociedad, tiene en su mente un esquema ideal de lo que debe ser la vejez, por lo tanto el viejo tiene que encajar en ese esquema.

El viejo no puede desmadrarse, ni desmarcarse.
Un viejo que vaya por libre siempre es una molestia, una mosca cojonera, que le canta las verdades al lucero del alba.
Al viejo hay que tenerlo contento, satisfecho, distraído, ocupado.
Que no piense mucho. Que cumpla. Por eso las autoridades intentarán que el viejo se adapte.

Copio el pensamiento de un viejo, (Álvarez Solís): “Para que el viejo se adapte bien al mundo presente hay que ser, de alguna forma “fascista en lo moral, autoritario en lo político, piramidal en lo económico, conductista en el comportamiento”.

¡Vaya programa de adaptación¡

Y -añado yo- todo eso pero “con vaselina”.

-        Porque debéis ser ejemplo para los niños y faro para los jóvenes.
-        Porque nos interesáis, mucho, como colectivo social fundamental.
-        Porque tu pensión, domiciliada en mi banco, te reportará más ventajas.
-        Porque hay un arte de envejecer y, por tu bien, déjate guiar, haz lo que te decimos que hagas… ¡paternalismo¡

El pensamiento único sobrevuela el mundo.
El pensamiento discordante contamina el paisaje, mancha el óleo social.
Recondúcete. Hay que encajar en la norma. No seas la nota discordante que estropea la melodía. No nos estropees las estadísticas. No nos rompas las previsiones.

La singularidad es un pecado social, es romper la disciplina del colectivo.
Un anciano libre, y por libre, es un anarquista (o sea un José Luis Sampedro)

El llamado “arte de envejecer” no es más que querer introducir en la mente del viejo el orden, la disciplina, la matemática racional.
Quizá para que vivas unos cuantos años más, pero no para que los vivas mejor.

Hay que cortarle, al viejo, las alas de la iniciativa personal no siendo que no quiera entrar o quiera salir de la jaula social.

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