viernes, 26 de junio de 2015

JESÚS DE NAZARET (12): JESÚS EN LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS.


Cuando leemos o escuchamos la locución verbal “evangelios apócrifos”, en general, se interpreta como “evangelios falsos” o “evangelios proscritos”, cuando, en realidad, la Iglesia nunca los ha condenado.

Es más, puesto que los apócrifos unos se refieren al Antiguo Testamento y otros al Nuevo Testamento, durante un tiempo formaron parte de la Biblia y eran citados y admitidos como oficiales.
Fue mucho más tarde cuando, `poco a poco, empezaron a ser excluidos, al considerarlos, la Iglesia, poco fidedignos.

Si antiguamente se consideraban apócrifos los textos de ciertas sectas secretas u ocultas, hoy, dentro del cristianismo se consideran apócrifos los textos que no fueron introducidos definitivamente entre los llamados “canónicos” u “oficiales” que, como sabemos son sólo 4: los de Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Todos los demás son no canónicos, no oficiales o apócrifos.

Pero ya hemos indicado en otro lugar por qué fueron elegidos esos cuatro y no fueron admitidos como canónicos u oficiales los demás.
Los argumentos, si no fuera porque estamos tratando un tema importante, son/serían de risa.

Los evangelios apócrifos son muchos, unos 100, aunque muchos de ellos han desaparecido definitivamente y de otros se conservan sólo fragmentos.
Yo tengo recopilados unos 50.

Se los consideró no oficiales porque parecían demasiado “fantasiosos” pero en muchos de ellos el estilo es semejante al de los canónicos, sobre todo los que se refieren a los “dichos” de Jesús.
Muchos de estos evangelios mezclan cosas reales, transmitidas quizá oralmente por las primeras comunidades cristianas y ya sabemos que lo transmitido oralmente, de generación en generación se va adulterando el mensaje primero y el último queda bastante alejado del primero, porque el que lo oye y luego lo narra lo pasa primero por un filtro y luego le agrega de su propia cosecha, por lo que, restándole algo y, luego, añadiéndole algo, lo que resulta no es lo que en primer lugar entró.
No sólo son más fantasiosos sino que, además, son apologéticos, como queriendo decir, pues, “si tu dios hizo esto, mi dios, más que el tuyo”.

Pero lo curioso es que aceptamos como “reales”, “no fantasiosos” muchos hechos narrados en los canónicos pero consideramos “fantasiosos” todo los hechos narrados en los apócrifos.

Por ejemplo: Jesús caminando sobre las aguas, la transformación en un ser luminoso en el Monte Tabor, cuando curaba a algunos ciegos escupiendo en el suelo y haciendo un barro que les aplicaba a los ojos, la multiplicación de los panes y de los peces, la conversión del agua en vino en las bodas de Caná…
Estamos ya tan acostumbrados a verlos escritos u oídos en los “canónicos, que, si esos mismos milagros, hubieran estado escritos en los “apócrifos” no dudaríamos en considerarlos “fantasiosos”.

Se dice, también, que el Jesús niño que aparece en los apócrifos es demasiado travieso, o demasiado mago, pues no paraba de hacer prodigios.
Y que tenía mal genio, y que era poco amigo de la familia,…Pero eso también lo dicen los “canónicos” cuando se queda en el templo discutiendo o dialogando con los doctores de la ley y la respuesta que le da a sus padres, o cuando le comunican que su madre y sus hermanos están fuera esperándole (y la respuesta que da), o cuando afirma que vino a separar al hijo del padre y a la hija de la madre, y de la nuera, y de los hermanos entre sí, o cuando insulta llamando a algunos víboras, ladrones e hipócritas,…Todo esto aparece en los “canónicos” pero se lo justifica con subterfugios.

Quizá la mayor diferencia es que los apócrifos son más apologéticos porque, seguramente, fueron escritos por cristianos que tenían que defenderse de ciertas acusaciones de los paganos y, por eso, intentaban exaltar en demasía la figura de Jesús, no sólo como hombre perfecto, sino también como Dios, tratando, al mismo tiempo, de rellenar las lagunas dejadas por los “canónicos” que sólo se refieren al nacimiento, cuando a los 12 años se pierde en el templo y la vida pública con la predicación detención, proceso, condena,…
Pero ¿y la niñez y la adolescencia? ¿Desde un año hasta los 12 no pasó nada? ¿Y nada ocurrió desde los 12 hasta la vida pública?
Son preguntas que los primeros cristianos se harían y es en los apócrifos donde se encuentra la respuesta.

Nunca sabremos si todo fue inventado como una novela o algo de verdad había.

Hoy día seguimos creyendo muchas cosas y los pintores de todas las épocas han expresado en sus obras y se han inspirado no en los “canónicos” sino en los “apócrifos”, incluso pasajes que los primeros Padres de la Iglesia consideraron “canónicos” después serían considerados “apócrifos”.

“Jesús nació en una cueva o gruta” es de los apócrifos, lo que dice Mateo es que María estaba con su hijo en una “casa” cuando llegaron los magos de Oriente. Mientras Lucas dice que nació en un “pesebre” y Marcos y Juan nada dicen del nacimiento de Jesús.

“Los tres Reyes magos” es de los apócrifos, en los canónicos sólo se habla de “magos”, no que fueran reyes.
“Que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar” solo aparece en los apócrifos.
La Verónica que, camino del Calvario, enjuaga con un lienzo blanco el rostro ensangrentado de Jesús”, esa escena aparece sólo en los apócrifos, sin embargo existe una reliquia de ese paño de la Verónica en el que, según la tradición, quedó impreso el rostro sufriente de Jesús y que, al saberse que sólo estaba en los apócrifos debe haberse eliminado como una de las estaciones del Viacrucis (no lo sé, porque llevo muchos años sin asistir, pero en mis tiempos de monaguillo sí que estaba (“La Verónica enjuaga el rostro de Jesús”)

“Los nombres de los dos ladrones crucificados a ambos lados de Jesús: Dimas, el ladrón bueno, a la derecha y Gestas, el ladrón malo, a la izquierda” sólo aparece en los apócrifos.

“Longinos, el soldado romano que atravesó con su lanza el costado de Jesús” sólo aparece en los apócrifos.

“La festividad de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen, que se celebra el 26 de Julio” es por los apócrifos.

“La festividad de la Presentación de la Virgen en el templo, que se celebra el 21 de Noviembre” se debe sólo a los apócrifos.

Los evangelios apócrifos, que se conservan en traducciones  y ninguno en su lengua original fueron escritos entre los siglos II y IV, después de los evangelios canónicos aunque, quizá alguno sea del siglo I.

Evangelios apócrifos, que son una centena, como ya hemos indicado, y que los hay para todos los gustos:
De la Navidad, de San José, de la Infancia de Jesús, de la Virgen María, de San Pedro,… y hasta de Pilato.

Son evangelios que nos transmiten la idea que de Jesús se habían hecho las comunidades cristianas de aquel tiempo y estuvieron más difundidos en Oriente que en Occidente.

Inspiraron a cientos de pintores y literatos, desde Dante en la Divina Comedia hasta Milton en el Paraíso Perdido y hasta Calderón de la Barca en sus autos sacramentales.
En los frescos de la basílica romana de Santa María la Mayor aparecen escenas tomadas de los apócrifos.

En el Proto-Evangelio de Santiago o de la Natividad de María se cuenta que los padres de María, Joaquín y Ana eran ricos, pero ya ancianos y estériles y, por ello, se avergonzaban, en un contexto cultural donde la fecundidad era un bien precioso.
Joaquín se va al desierto con sus rebaños (¿para qué al desierto con los rebaños?): “no me iré de aquí, ni comeré ni beberé hasta que el Señor no me visite”.
Ana, en su casa: “Lloraré mi viudedad (Joaquín se había ido, no muerto) y mi esterilidad”. El ángel que le dice que va a tener una hija. Dos mensajeros que le dicen que Joaquín está volviendo a casa porque, también, otro ángel le había anunciado la buena nueva, “sacrifica a Dios 10 ovejas sin mancha, entrega a los sacerdotes del templo 12 terneras de leche y mató 100 cabritos para dar de comer a todo el poblado.
“Ahora veo que Dios me bendijo copiosamente, pues siendo viuda dejé de serlo y siendo estéril voy a concebir en mi vientre. Y aquella noche durmieron (*) juntos” y a los 9 meses nació una niña a la que le dio el nombre de María, a la que amamantó a sus pechos.

¿No eran ancianos? ¿No fue concebida sin pecado original? ¿De dónde procedía? ¿O es que sólo se transmitía por el acto sexual, pero él no era la causa del mismo?
María crecía y una serie de doncellas judías la servían y se dedicaban a entretenerla pero,  al cumplir los 12 años los sacerdotes se reunieron para buscarle marido.
Un ángel les dice que reúnan a todos los viudos del país y que cada uno se presente con un bastón y aquel en que Dios hiciese una señal sería el esposo de María. Zacarías recoge todos los bastones…..entra a rezar….va devolviendo a cada uno el suyo, y al llegar al último, el de José, una paloma que empieza a revolotear sobre su cabeza … y “a ti te ha tocado la suerte de recibir bajo tu custodia a la virgen del Señor”.

En otros apócrifos el milagro fue que el bastón de José floreció (y así aparece en numerosas pinturas).
José que se asusta del milagro (¿no se había presentado voluntariamente sabiendo lo que había?): “Es que yo soy ya anciano y María es una niña. No me gustaría ser objeto de burlas”.
Zacarías que le recuerda que Dios castiga duramente a quienes se oponen a sus planes y José que acepta.
El resto es como el evangelio de Lucas.

(Yo tengo otra versión. Padres pobres, niña que nace, que entra a servir en el templo, que le llega la regla, y como la sangre es tabú, y más la del período de la mujer, hay que sacarla del templo, hay que buscarle novio,….)

LAS PRUEBA DE LA VIRGINIDAD

Otro episodio, de los apócrifos, es el de la prueba de la virginidad, de la triple virginidad (no había conocido varón, siguió siendo virgen en el parto y, también, después del parto).

Primera prueba, la del agua, que se hacía a las mujeres de cuya fidelidad se dudaba.
El marido lleva a la mujer ante el sacerdote que, mientras reza unas maldiciones, mezcla agua bendita con polvo de la calle y se le hacía beber a la mujer de la que se sospechaba.
Si la mujer no era culpable no le pasaba nada, pero si lo era se quedaba estéril.
En el caso de María bebieron agua los dos, María y José (¿pero José no era un viudo y con 4 hijos y dos hijas? Luego no era estéril).

Segunda prueba, virginidad después del parto. Dos comadronas (de cuyo nombre no se ponen de acuerdo dos de los apócrifos). Una de ellas sí cree en su virginidad, la otra no y pide hacer la prueba metiendo sus dedos en “la naturaleza”. Constata que era virgen y da un grito y es que la mano con la que había examinado las partes íntimas de la Virgen se había desprendido carbonizada. Desesperada pide a Dios que se apiade de ella y un ángel le pide que acerque su mano carbonizada al niño recién nacido. Y queda curada. Ese fue el primer milagro, recién nacido.

Si María fue virgen antes de, en y después del parto ¿cómo es posible que los evangelios canónicos hablen de “los hermanos (“adelfoi”)  de Jesús”? Respuesta de los apócrifos: José, cuando se quedó viudo, tenía 4 hijos (Judas, José, Santiago y Simón) y dos hijas (Lidia y Lisia)

José murió a los 111 años y tenía 93 cuando se casó con María, muriendo totalmente cuerdo, con toda lucidez.

TRAVIESO Y VENGATIVO.

Así presentan a Jesús los apócrifos.

LA CIRCUNCISIÓN

En el Evangelio árabe de la infancia aparece la circuncisión o fimosis, al octavo día, según las prescripciones judías.
Cuenta el evangelio que fue circuncidado en la misma gruta en que nació, una mujer anciana recoge el prepucio cortado y lo mete en un vaso de alabastro lleno de aceite de nardo añejo. Y como la anciana tenía un hijo que era comerciante en perfumes la Virgen le dijo: “mucho cuidado en no vender ese frasco, aunque te den 300 dínares”.
Ese vaso, un día, lo compraría la prostituta María Magdalena lavando con su perfume los pies y la cabeza de Jesús.
Del prepucio se conservan (¿) reliquias en algunas iglesias católicas.

LOS PRODIGIOS DESDE NIÑO.

Es en el evangelio apócrifo “La Infancia de Jesús”, desde los 5 hasta los 12 años, atribuido a Tomé “filósofo de Israel” (no confundirlo con el texto gnóstico “Evangelio según Tomé o Dídimo”), probablemente escrito en el siglo I.
Todo sería para calmar la curiosidad de los primeros cristianos y que en en los canónicos se pasa desde el nacimiento hasta los 12 años.

Está este evangelio (y otros apócrifos, cuando hablan de la infancia) tan lleno de prodigios que nada de extrañar es que se le considerase “fantasioso” (aunque de los canónicos, si quitamos los milagros, durante la vida pública hasta la crucifixión, queda poco)

Aunque, quitarle a Jesús sus milagros, proezas, prodigios…

Pero es que son milagros, muchas veces, gratuitos, de un niño irascible, peleón, vengativo, de mal genio, caprichoso,… en una palabra, poco ejemplar (aunque tampoco sea muy ejemplar la escena que cuenta Lucas cuando se queda/pierde en el templo y la contestación que le da a sus preocupados, desesperados y ansiosos padres).

.- Curar a una muda.
.- Encantar serpientes.
.- Devolver la figura humana a un hombre a quien unas mujeres, con sus sortilegios, lo habían convertido en un mulo.
.- Leones y dragones que se le echan a sus pies, sin hacerle daño.
.- Cura a su hermano Santiago de la picadura de una víbora.
.- Resucita al niño de Zenón, que había muerto al caer a un pozo, y de lo que se le culpaba a Jesús.
.- En sábado, hizo doce pajaritos de barro, sopló sobre ellos y los hizo volar.
.- Animales de barro que hacían los niños, pero los de Jesús empezaban a caminar.
.- Los 365 ídolos que había en Egipto, en el llamado Capitolio, al pasar un día por allí, se hicieron pedazos.
.- Dejó seco a un niño porque le estropeó unas pozas de agua que estaba haciendo: “te quedarás seco como un árbol, sin que puedas dar hojas, ni raíces ni frutos”. Y los padres del niño seco que van a casa de José, maldiciendo a niño tal.
.- El niño que cae muerto porque, al cruzarse con él, corriendo, choca y lo maldice: “no continuarás en tu camino”.
.- Niños que morían, porque les llevaban la contraria (aunque luego los resucitaba).
Cuando la Virgen lo manda, con un cántaro de barro, a buscar agua y se le rompe pero con la ropa que llevaba, se la quita, recoge el agua y se la lleva a su madre, que se quedó maravillada del prodigio.
.- Convirtió a un grupo de niños en carneros, porque no querían jugar con él y, cuando lo vieron, se escondieron. Ante las madres de los niños dijo: “venga niños, venid a jugar” y los carneros volvieron a convertirse en niños.
.- El diálogo entre el niño, sentado junto a un pozo, y dos soldados, narrado en “El evangelio armenio de la infancia” (escena que bien podría haber estado en los canónicos, porque es muy parecido al de la samaritana, que sí aparece) A las preguntas “humanas” de los soldados (¿cómo te llamas? ¿Quién es tu padre?, ¿de dónde vienes?....) respuestas enigmáticas (divinas) de Jesús.
Y dice el evangelio que Jesús le explicó su origen divino y terrestre, eterno y temporal y que los soldados aceptaron su explicación y se despidieron de él. (Texto apologético, para defender el origen divino de Jesús antes de encarnarse en la tierra).

¿QUIÉNES MATARON A JESÚS?

LOS JUDÍOS.

Todos exculpan a los romanos de la muerte de Jesús.
Lo que muestra cómo, cuando fueron escritos, los primeros cristianos tenía miedo de los romanos, que empezaban a perseguirlos y/o querían congraciarse con ellos.
Varían episodios que ya no se conocían del tiempo de Jesús por ejemplo: No se rasgó en dos el velo del Templo de Jerusalén (ya no había templo y qué y dónde estaría ese velo) así que, cuando murió Jesús, “se rompió el dintel de la puerta del Templo” (pero, la verdad, es que el Templo tenía varias puertas).

En el “evangelio apócrifo de Pedro” (a él atribuido), el buen ladrón, Gestas, increpa a la multitud diciendo: “¿En qué os ha perjudicado?”. Y en el momento de morir exclamó: “!Fuerza mía, Fuerza mía, tú me has abandonado!” y no: “!Dios mío, Dios mío…) como aparece en los canónicos. Y también cuenta que, después de morir le sacaron los clavos de las manos” (lo que parece evidente que tuviera que ser así).
Y, “los judíos, los ancianos y los sacerdotes se dieron cuenta del mal que se habían acarreado a sí mismos (al matar a Jesús) y empezaron a golpearse sus pechos diciendo: “!malditas nuestras iniquidades¡. He aquí que se nos echa encima el juicio y el fin de Jerusalén”.

En el “evangelio de los nazarenos”, también perdido, se decía que alrededor de la cruz de Jesús “miles de judíos creyeron en él” (siendo imposible que tanta gente hubiera alrededor de la cruz).

Aunque en ellos puede haber algo de histórico, lo cierto es que, por su carácter apologético, tiene muchas explicaciones y añadidos, acordes con las necesidades y las polémicas de su tiempo.

Son, también, la narración literaria de lo que algunas comunidades cristianas, sobre todo en Oriente, pensaban y creían del Profeta de Nazaret.

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