viernes, 24 de junio de 2011

NÚMERO ONCE (y Final). ALGO DE HISTORIA

No siento hostilidad al Islam, sencillamente no me gusta.
No siento atracción por ninguna de las tres religiones monoteístas, en su versión oficial. Otra cosa es la visión y el modo de vida de la persona concreta que sea creyente y practicante de una religión.

Me siento andaluz, como el que más, tras respirar este aire durante 40 años. Casi los mismos que llevo oyendo la cantinela de tanta gente extasiada ante el ayer islámico de Andalucía.

(Voy a usar el término “moro” sin connotación negativa alguna, y como equivalente a “musulmán”, “islámico” o “mahometano”).

Desde Don Pelayo hasta los Reyes Católicos pasaron muchos siglos de lucha contra el moro y que contribuyó a forjar el carácter, el talante, del español que, nada más terminar con el moro, en la toma de Granada, el 2 de Enero de 1.492, parece que le faltó tiempo para emprender la aventura del descubrimiento y colonización americana.

Lo más seguro, pues, es que si los moros no hubieran invadido España los españoles no habrían conquistado América ni haber llevado a cabo la gesta europea del dominio español.

Sin la reconquista nuestra historia moderna sería inexplicable.

Pero, ahora, lo “progre” es añorar y querer resucitar el Mito de Al-Ándalus, según el cual Andalucía es hija del Islam y de la cultura islámica y fue la reconquista la que estranguló una brillantísima realidad histórica, creada por el Islam.

Yo soy de la opinión contraria.

El 711 se cometió la cuádruple traición, entre los hijos de Witiza y una facción nobiliaria visigoda, partidaria, sumado a la ayuda del capital judío, más los aventureros orientales, todos ayudándole a las tropas de Tarik y el moro Muza, que habían venido a reponer como rey al heredero de Witiza, cuyo trono había sido usurpado por Don Rodrigo y llegar a la capital del reino visigodo, Toledo, y, una vez cumplido el encargo, deberían haberse vuelto a su África, pero no, le entregaron el trono al Califa de Damasco, y se quedaron y, dándose un paseo triunfal, llegaron hasta las montañas asturianas de la Sierra de Covadonga y, por el este, ya llegaban a Poitiers, donde serían parados y vencidos por Carlos Martel.

¿”Volver a ser lo que fuimos”?.

Antes del 711. ¿Es que no hubo nada antes del 711?.

El mito de la conversión voluntaria de los “cristianos trinitarios” al “monoteísmo musulmán”, sin imposición.
Si no hubiera habido unas ventajas fiscales, si se convertían al islamismo, como la exención de la “chiría” (impuesto personal, como nuestro I.R.P.F.) y de la “jarach” (impuesto territorial, como por ejemplo, nuesto I.B.I.).

Imaginaos, por un momento, que se prometiese el no pago de tales impuestos a la persona que se convierta al…… (budismo, por ejemplo), al momento estaríamos rodeados de budistas.

¿Cómo era el último rey-poeta de Sevilla, Almutamid, que tanta fascinación causó a Blas Infante que fue a visitar su tumba a Agmhat, donde estaba enterrado, para que en la mezquita de ese pueblo, cercano a Marrakech pronunciara la “Shahada” o profesión pública, ante dos testigos, de su conversión al islamismo?.
Además de poeta amoroso (y cuya poesía, al menos la que yo he leído, me ha gustado) Al-Mutamid era una persona sanguinaria (supongo que no más que los reyes de su tiempo) que fue capaz de matar a hachazos a su antiguo maestro-poeta y favorito, el Abenámar del Romancero antiguo (la verdad es que alguna putada gorda sí que le hizo).

Somos descendientes de conquistadores y pobladores del norte.

Sólo ignorando la Historia hispano-islámica y la hispano-cristiana se puede decir y hacer lo que muchos “progres” hacen y dicen.

¿Sería Andalucía como es, si hubiera seguido siendo islámica?. Echemos una ojeada a cómo han estado, incluso están, muchas naciones islámicas, de cualquier parte de mundo. ¿Cómo están organizadas política y socialmente?. ¿Cómo viven?. ¿Cómo se gobiernan?. ¿Cómo actúan?. ¿Cómo piensan?.
¿Cuál ha sido, en los últimos siglos, su contribución cultural a la humanidad? (Obviemos el petróleo y el gas natural sobre el que están asentados, en una especie de lotería geológica).
En Filosofía, Arte, Ciencia, Tecnología, Literatura,…. ¿qué han creado y exportado?.

¿Dolor y pesar por la cristianización y civilización de Andalucía desde las Navas de Tolosa?.

Si alguien quiere seguir los dislates pseudohistóricos de Blas Infante, no seré yo quien se lo impida.
Pero creer que “las legiones raudas y generosas corren el litoral africano predicando la unidad de Dios… Andalucía los llama. Ellos recelan. Vienen. Reconocen la tierra y encuentran a un pueblo culto atropellado, curioso de liberación….”. “En Andalucía todo el mundo sabía leer y escribir”.

Luego, la condena patológica de letanía de la España cristiana.
“Las cruzadas, el robo, el asesinato, el incendio, la envidia destructiva, presididos por la Cruz”.
“Nos quitan nuestros territorios peninsulares”.
“Fernando el Bizco (yo siempre lo he llamado “el Santo”) nos arrebata Córdoba y Sevilla”.
“Sangre y fuego”.

Pues ¡muy bien¡.

Al menos yo, prefiero cruzar los Pirineos y mirar al norte más que cruzar el Estrecho de Gibraltar y pasar a África. Soy más de Ortega que de Gala y Goytisolo, así como de muchos políticos “progres” y veleidosos con la causa mora.

1 comentario:

  1. Sr. Morales,
    carece su reflexión de numerosos capítulos de la historia de nuestro país.
    se centra en el periodo andalusí, pero ¿conoce el mudéjar y morisco dela Corona de Aragón? tras varias décadas de actuación inquisitorial (me ahorraré los adjetivos, las víctimas -mortales- se cuentan por miles) culmina España la expulsión de sus súbditos musulmanes mediante los edictos de 1609, 1610... (aquí, las víctimas, suman varios cientos de miles). Llegan a las costas africanas, mantienen el aragonés, el valenciano, se llevan su cultura peninsular a Túnez, a Marruecos, mantienen sus apellidos hispanos... conocemos ahora a muchos de sus descendientes.

    Esa historia nos pertenece, esos musulmanes, aragoneses, valencianos, murcianos, andaluces, son nuestros, no son "otros", lea sus textos, se han recuperado ahora cientos de ellos. Conozca a los "otros" españoles.

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