martes, 7 de junio de 2011

NÙMERO NUEVE. “VOLVER A SER LO QUE FUIMOS”

¿Y qué fuimos D. Blas/Ahmad Infante?

Porque, desde Atapuerca, ¡hemos sido tántas cosas¡ Fuimos tartésicos, (ese próspero reino asentado en el Valle del Tertis (Guadalquivir), fuimos iberos, (acabo de ver la exposición IBEROS, de la obra social de La Caixa, en la Plaza de la Marina. Su aprecio por los caballos como símbolo de prestigio social, para la guerra y la caza, nunca como animal de tiro. ¡Impresionante¡), fuimos fenicios (y su herencia del torno del alfarero, del alfabeto, del vino y del aceite), fuimos cartagineses (turdetanos), griegos (la Iberia), romanos (Hispania Ulterior y, luego la Bética), vándalos (desde el 409, Vandalucía, y que, con Genserico, saltarían a África) y también musulmanes (Al-Andalus).
Y desde hace más de 2.000 años, cristianos, aunque durante casi 8 siglos parte de la Hispania fue, también, musulmana.
Pero la historia de España es muy larga (antigua, media, moderna y contemporánea) y no empezó el 711.

Es un esquema simplista afirmar:
1.- Desde el 711 al 1.492: la etapa musulmana, la de la paz, la de la ilustración, la de la tolerancia, la de la convivencia entre las tres sociedades, las tres culturas y las tres religiones monoteístas. Época de armonía. Época de libertad. La Edad de oro. El paraíso en la tierra. Al-Andalus. La de la bandera “blanca (omeya) y verde (almohade)”

2.- Desde 1.492 al 1.978: La etapa cristiana, época de “siglos de guerra”. La etapa de la oscuridad, de la persecución, de la expulsión, de la incultura. La época de esclavitud jornalera por el monopolio de la tierra. Época de intolerancia.

3.- Desde 1.978 hasta ….(la España democrática, la constitucional), la etapa de “Andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad….”, De nuevo la “bandera blanca (paz) y verde (esperanza)”. Es la nueva España musulmana, en la que resucita y, de nuevo, toma cuerpo Al-Andalus. “Volver a ser lo que fuimos”.

Y yo, que tras 40 años en esta tierra, y que prefiero mirar al norte, a Europa y que, si tengo que cruzar algo, prefiero cruzar los Pirineos, en vez de mirar al Sur, a África, y tener que cruzar el Estrecho de Gibraltar.
Yo también amo a Andalucía, como Blas/Ahmad Infante, pero nuestros amores son distintos porque nuestra Andalucía Ideal es distinta. Yo prefiero para Andalucía la Razón Ilustrada más que la Fe Islámica, la igualdad de sexos más que la discriminación de la mujer, los Derechos Humanos Universales de la O.N.U, del 1.948, más que los Derechos Humanos Islámicos de la Carta de Egipto. Yo soy más partidario de la Ética racional que de cualquier moral religiosa, sobre todo de la islámica.
Incluso considero mejor la moral cristiana “inspirada” pero evolucionada, actual, variable, “en consonancia con los tiempos”, que la musulmana, anclada en la antigüedad, inamovible, como Alá, “revelada” y, por ello, totalmente dependiente del Corán, el libro revelado a Mahoma, en el siglo VII.

Sin haber pasado por el Renacimiento y por la Época Ilustrada, la de la diosa Razón, es difícil sintonizar con el siglo XXI.

Mito de Al-Andalus, la de los califas, emires y taifas (como el de Sevilla y su rey-poeta Al-Mutamid).

Sevilla, siglo XII:
“Un musulmán no debe dar masaje a un judío ni a un cristiano, ni tirar sus basuras, ni limpiar sus letrinas… (éstas son tareas viles para gentes viles), ni cuidar su caballería, ni servirle de acemilero, ni sujetarle el estribo… Que ningún judío sacrifique una res para un musulmán, que tengan tablas de carnicería para ellos”.

Sevilla a comienzos del siglo XII, traducción de García Gómez del “Tratado de Ben Abdun”.
“No vender ropa de leproso, de judío, de cristiano, ni de libertino, a menos que se le haga conocer al comprador”.
“Ningún alcabalero, policía, judío, ni cristiano lleve atuendo de persona honorable”.
“No se les saludará con la fórmula “la paz sea sobre ti” (al-salamn-alaykum), porque Satán se apoderó de ellos por entero…constituyen el partido de Satán”.
“Deberán llevar un signo por el que sean conocidos, por vía de humillarlos”.
“No al toque de campanas en territorio musulmán, que sólo han de sonar en tierra de infieles”.
“No deben venderse, ni a judíos ni a cristianos, libros de ciencia….porque luego los traducen y se los atribuyen a los suyos y a sus obispos, siendo así que se tratan de obras de musulmanes”.
“Lo mejor sería no permitir a ningún médico judío ni cristiano que se dedicara a curar a los musulmanes, ya que no abrigan buenos sentimientos hacia ningún musulmán, y que se curen, exclusivamente, a los de su propia confesión, porque, a quien no tiene simpatía por los musulmanes, ¿cómo se les ha de confiar su vida?”.


“La conversión al Islam por los Califas Omeyas no fue estimulada, pues sería una mengua para los intereses del estado, debido al mayor volumen de impuestos pagado por cristianos y judíos. E incluso, se llegó a prohibir en algunas ocasiones. Y, si no, los conversos eran llamados “malos musulmanes”.

¡¡¡¡¡Bendita armonía y convivencia de culturas, de sociedades, de religiones, de civilizaciones¡¡¡¡¡¡

¿Ese es el mito de Al-Andalus a resucitar?

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