Sabemos que un 15 de Septiembre de 1.924, en Agmad, en un acto público, realiza la Shahada o profesión pública de fe musulmana, cambiándose (según la costumbre islámica de los conversos) su nombre y llamándose Ahmad. Ahmad Infante.
Dio las 7 vueltas, pero en sentido antihorario, alrededor de la tumba del Rey-poeta, Al-Mutamid, emulando una peregrinación a la Meca y su penitencia alrededor de la Kaaba.
Testigos de su conversión pública fueron dos personas que se decían herederos de los moriscos expulsados de España (que siempre estaban en su mente, porque “Casares era un pueblo morisco”). Uno le regaló una chilaba y el otro un puñal.
Uno se llamaba Omar Dukali (que decía ser descendiente directo de Al-Mutamid) y el otro Bini al-Ahmar.
Sin embargo como le trajo problemas el conocimiento, por parte de algunas personas, de su conversión al islamismo (por ejemplo, en Portugal), nunca volvió a referirse a ello ni a utilizar el nombre de Ahmad.
Porque ser islámico no es igual que ser cristiano, por ejemplo (que puede vivir su religión en privado, sin afectar a su vida pública, ni a su política).
Para un islámico la religión no es sólo algo interior y secreto sino que, si se lleva a rajatabla su fe, tiene la obligación moral de difundirlo y dar ejemplo a los demás, intentando llevar el Islam a cada rincón del planeta y convertir al prójimo.
En una primera etapa considera a España como el Estado opresor que ha impedido a Andalucía ocupar el sitio que siempre le correspondió.
Posteriormente ya no se mostrará tan antiespañolista, sino más conciliador con España.
Y hablará de “cultura andaluza” más que de “nación andaluza”.
El “andalucismo” debía ser una “corriente cultural” que lo impregnase todo, y no un “movimiento político”.
Sabemos que en 1.928 viajó a Galicia y colaboró con una publicación de clara inclinación galleguista.
Igualmente sabemos que en 1.934 fue al Puerto de Santa María, a la cárcel, para visitar al Presidente de la Generalitat Catalana, Lluis Companys, para informarse, de primera mano, del problema catalán y aprender los pasos por los que habría de discurrir la “futura Autonomía Andaluza”.
Se había casado con Angustias, natural de Peñaflor, una mujer “rica, culta, laboriosa y cristiana” (según nos cuenta algún biógrafo), que también nos dice de la “profunda espiritualidad y actitud anticlerical” de Blas Infante.
No he encontrado, en su biografía, ninguna manifestación de su implicación activa religiosa por las distintas ciudades en que ejerció su “notaría”.
No sé, por ejemplo, de su participación o no, en su pueblo natal, Casares, tanto en la Semana Santa como en la Romería de la Virgen del Rosario.
Ni sé su posicionamiento ante el Carnaval, la Semana Santa, la Romería de María Auxiliadora… en Isla Cristina.
Pero como su obsesión estaba enfocada en “los males del campo andaluz”, en los jornaleros, en el caciquismo, en el latifundismo, en la reforma agraria… no sé cuál podía ser su posicionamiento, en este pueblo marinero, en su fiesta mayor, la Virgen del Carmen.
Ni en su Coria del Río, de tradición rociera (no en vano su hermandad ocupa el 8º lugar), o la Feria de Septiembre, anterior, en el tiempo, a la de Sevilla, o el día del albur (pescado del río, y de consumo local) que se sirve frito acompañado de litros y litros de cerveza
¿Acudiría, con su mujer e hijos, en una jornada de solaz, al campo?.
¿Consumía alcohol Blas Infante?
Desde su islamismo, nada más ajeno a esta religión, que los festejos de todas las Vírgenes, Semanas Santas, Carnavales…
¿Olvidó su islamismo sólo públicamente o también privadamente?.
¿Cómo educó a sus hijos?.¿Los educó en la fe?. ¿En qué fe?.
¡Hay tantas cosas que no sé de él¡.
Sí sé que Coria del Río, tras el 18 de Julio del 1936, quedó en el lado rebelde fascista y que fue Queipo de Llano quien ordenó su detención, siendo detenido el 2 de Agosto y vilmente fusilado, junto a otros dos más, en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona. Los fusilaron los falangistas, en la huerta de las Monjas Clarisas.
Cuentan (no sé si es historia o fabulación) que no murió, sino que quedó herido, pero inconsciente, y que cuando recobró la conciencia, perdiendo mucha sangre y desorientado, se arrastró en busca de ayuda.
Golpeó la puerta del convento, con insistencia. Cuando ésta se abrió no pidió ni médico, ni ayuda, ni abrigo, ni refugio, ni confesión,… sino un vaso de agua, pero que la Madre Superiora cerró con fuerza el portón y dejó que se desangrara, hasta morir.
En 1.940 se creó un jurado ficticio para humillar su memoria, lo juzgaron, lo consideraron culpable y lo condenaron a muerte
Su obsesión por el “problema andaluz” ¨¿le obstruyó vivir a la manera andaluza, extrovertidamente, festivamente?.
Imaginemos a Blas Infante y la Romería del Rocío, a la que tantos corianos acudían y acuden, siendo su Hermandad rociera, como hemos indicado más arriba, una de las pioneras y que por Coria del Río, camino de la aldea de Almonte, pasan varias hermandades (la de Dos Hermanas y la de Los Palacios), que son saludadas por los corianos y por su hermandad. Pero es que por Coria pasan las hermandades de Granada, Almería, La Caleta (Málaga), Málaga, Córdoba, Utrera, Ronda, Fuengirola,……
¿Saldría Blas Infante, con su esposa e hijos, unidos al pueblo, a saludar y disfrutar del espectáculo?.
Recordemos que una Romería es una jornada de campo en torno a una ermita o santuario, cristianos. Pero la del Rocío no es local, sino regional y nacional (incluso internacional), lo que quiere decir que, también, “hay que hacer el Camino”. Y el camino es “fiesta en movimiento”.
Un “romero” (el que hace el camino) es mucho más que un “visitante” (que llega en coche a la aldea de Almonte).
Hablar de El Rocío es hablar de tres referencias: El pueblo (la gente, los rocieros), el camino (la ida y la vuelta) y el Santuario
Almonte es la “llegada, el término, el fin”, la alegría de estar, el “camino” es la “ida”, el placer de estar yendo.
La fiesta comienza desde la salida del núcleo urbano hasta la llegada a la ermita del Rocío, con el Simpecado.
En el camino están los caballos, las carretas tiradas por bueyes, las carrozas tiradas por tractores, los coches de caballos (ambos lujosos, los coches y los caballos), las carriolas o charrés (para dos o tres personas, con la comida, la bebida, la música,…) tirados por caballos o mulas, los tractores con remolques agrícolas, todo tipo de vehículos (camiones, todoterrenos, motos, carros,… siempre adornados con notas de humor (acabo de ver una, en Málaga, “los que faltaban”).
Una caravana llamativa, variopinta y festiva
Es, no religión, como tal, sino religiosidad popular, sin plantearse problemas religiosos posteriores. Estamos en una época de secularización en la que el alcohol y el baile, festivos, se mezcla con las lágrimas del sentimiento, cuando se salta la reja y la Virgen recorre las calles de la Aldea, saludando a todas las hermandades.
El Blas Infante ¿qué pensaría y/o cómo actuaría ante un espectáculo, mitad sagrado-mitad profano?.
Porque el Ahmad Infante sí sabemos cómo debería comportarse.
(Me he referido a la Romería del Rocío, también podía haber hecho referencia a la Romería de la Virgen de la Cabeza, de Andújar)
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