miércoles, 29 de julio de 2020

FLORILEGIO 18 ¿SUPERVIVENCIA POST MORTEM? REENCARNACIÓN Y RESURRECCIÓN ( y 2 )



2.- LA REENCARNACIÓN.

Es la segunda concepción de la supervivencia post-mortem y consistiría en que una persona muerta vuelve a nacer en un tiempo posterior y con otro cuerpo.

Pero si lo que nos individualiza es la materia, nuestro cuerpo, si nuestra alma renaciera en otro cuerpo distinto al mío, ya no sería yo, sería otro individuo.

Es verdad que el cuerpo de cada uno de nosotros, desde que nacemos hasta que fenecemos, va cambiando constantemente y cada uno de nosotros seguimos siendo la misma persona cuando éramos niños, jóvenes, maduros o viejos, pero esto nada tiene que ver con la reencarnación porque nuestro cadáver irá destruyéndose sin dar lugar a un ser humano.

La reencarnación no puede, lógicamente, preservar la identidad personal pues entre la muerte del primero y la aparición del segundo siempre habrá un hiato espacial (y casi siempre temporal) sin continuidad y sin conexión física, ningún enlace causal material entre el cuerpo que fallece y el que nace.

La Reencarnación supone:

a.- Que existe el alma.
b.- Que el alma es el cerebro (centro de recuerdos y de vivencias de toda una vida)
c.- Que el cerebro del otro está ausente o se ausenta para dejar sitio al nuevo cerebro encarnado.
d.- Que ese nuevo kit cerebro- cuerpo es idéntico al antiguo kit.
e.- Que si somos el conjunto mente-cuerpo, al ser un cuerpo distinto ese “yo” no puedo “ser yo”, sino otro yo distinto.
f.- O que puede haber cuerpos vacíos de cerebro en el que puede encajar mi cerebro-mente-alma

3.- LA RESURRECCIÓN

Resucitar significa que un cuerpo, ahora cadáver, se regenere y vuela a la vida.
Era la concepción dominante entre los judíos y en tiempo de Jesús (que resucitó a Lázaro no mucho tiempo después de haber muerto).
Y una de las prueba de la resurrección era encontrar la tumba, en la que había sido enterrado, vacía.

Pero uno no resucita, lo resucitan y tamaña hazaña sólo es posible para un ser omnipotente.

Pero imaginémonos a un caníbal, que se alimenta de hombres y que ha comido a varios hombres, ¿pueden éstos ser resucitados?
O, también, dado que las moléculas que componen el ser humano están reemplazándose constantemente (¿cada 7 años se renuevan todas?) entonces Dios podría resucitar a 10 Sócrates (suponiendo que hubiera vivido 70 años) y todos ellos serían Sócrates, lo que se hace absurdo que puedan ser resucitados 10 Sócrates iguales y distintos a la vez y cada uno de una edad diferente.

La doctrina católica dirá que sólo sería a un solo Sócrates “en el momento de su esplendor físico”
Aunque, para que haya continuidad espacio-temporal debería resucitar, al instante, con el último cuerpo, sólo así puede haber continuidad muerto-resucitado, pero si fuera un tiempo después no podemos afirmar ya la identidad, al faltar la continuidad.

No basta que la tumba esté vacía, sería necesaria la instantánea resurrección tras la muerte para que se conserven todos y cada uno de los componentes del cuerpo pero si hay un hiato (y no podemos saberlo, porque lo enterramos, al día o días siguientes volvemos al sepulcro y ya no está ¿qué ha ocurrido entre tanto?).

Dado que el principio de contigüidad queda roto, la identificación de un resucitado con el muerto siempre será problemática.

Si muere un anciano ya decrépito o un niño recién nacido (o nonato) y es con ese cuerpo con el que se junta el alma, y así para toda la eternidad, la verdad es que parece una impostura.
Y si se une con el cuerpo en su mejor estado físico se rompería el principio de contigüidad.

Esto afirmará un corporalista: “yo no soy mi alma y si sólo las almas se salvan, Yo no soy salvado, ni lo será hombre alguno”

A no ser que metamos a Dios (infinitamente poderoso) en medio y nos re-cree otra vez como ya nos creó una primera vez.

La idea del nuevo “cuerpo espiritual” (“soma pneumatikón”) se remonta a San Pablo pero ¿cómo va a poder ser “espiritual (inmaterial) un cuerpo (material)?

Es algo que no se entiende, algo incoherente, ¿qué espacio podría ocupar un cuerpo así?, más bien parece ser un fantasma (¿y éstos andan, comen, ven, oyen,…?) O todo sería fingido. ¿Tendría y podría tener y hacer sus necesidades fisiológicas?

¿Y qué razones tendría Dios para resucitar a todos los hombres, incluso a los que han blasfemado contra Él o son ateos teóricos y prácticos, o simplemente no creyentes y/o agnósticos?

Porque se da por supuesto que la resurrección, al final de los tiempos, va a llevarla a cabo ese Dios Omnipotente y, según la creencia, muchos irían al infierno por su mala conducta en vida.
¿Resucitarlos para condenarlos, un Dios, sí, Infinitamente Poderoso, pero también Infinitamente Bueno y, para más “INRI” infinitamente Justo.?

Puede creerse si, así, se es más feliz, pero que no se intente dar razones a esa creencia a no ser que nos gustaría que así fuera y yo fuera uno de esos elegidos para estar a la derecha del Padre.

Pero es, otra vez, la “falacia conativa” de G. Puente Ojea: “Por el mero hecho de desearlo no puede concluirse que vaya a suceder, además, suceder así, como yo quiero que sea?

Si, puesto que no hay razones concluyentes para demostrar que Dios existe, las razones para creer que ese Dios OMNI-TODO va a resucitarnos al final de los tiempos “con el mismo cuerpo y alma que tuvimos” es  algo que choca frontalmente con el intelecto de cualquier persona medianamente racional.

¿Que te hace feliz creerlo?. Pues adelante, pero no intentes dar razones, sencillamente di que lo deseas, que lo quieres, que te encantaría,… y nada más.

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