domingo, 19 de julio de 2020

FLORILEGIO 16 ( y 6 ) ¿UNA SEGUNDA MODERNIDAD? ( y 2 )


1.- El cultivo de las ciencias objetivantes, que nos proporcionan un conocimiento con pretensiones de verdadero acerca de las leyes de la Naturaleza y de la Sociedad y nos permiten dominar y explotar tanto esa naturaleza externa como nuestra naturaleza social mediante la técnica, que es la aplicación del conocimiento como poder al servicio de nuestros fines.
Este doble dominio debía eliminar las servidumbres de nuestra condición de seres sometidos al azar, la incertidumbre y los prejuicios, para abrir paso a una colectividad de individuos libres de la enfermedad, de las calamidades naturales, de la resignación, de la superstición, de la criminalidad y de la indefensión.

Liberarnos incluso de la muerte (Condorcet), el viejo sueño, quizá el mayor deseo humano.
Y todo eso, y más, podría conseguirse sólo aprendiendo y buscando cooperativamente la verdad, a base de intercambiar argumentos racionales.
Así haríamos realidad el “progreso”, como el producto de nuestra acción, de nuestro esfuerzo, y no como un acontecer del que no seríamos responsables.

Sometiendo, así, todas las condiciones a nuestro control y hacerlas menos azarosas.

Hoy sabemos que ese progreso, a base de ciencia y de tecnología, que garantizaría el progreso material, no garantizaría el progreso moral y social.

Sabremos más, dominaremos más, dispondremos de más y mejores productos, “tendremos” a nuestra disposición una infinidad de artilugios, pero no “seremos” mejores.

El reino del “tener” vs el reino del “ser”.

2.- El proyecto de la Ilustración es, también, un proyecto “normativo” en busca de una “moral universalista, de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad-solidaridad o justicia entre todos los seres humanos atendiendo únicamente a su “condición de hombres”.

Morales universales, imparciales y racionales, tratando a los otros con respeto, como “fines en sí” y no como “medios-para”.

Un derecho igual para todos, con independencia de su origen, su raza, su clase, su sexo,…

Incluso el proyecto de un orden político democrático y constitucional, sea monárquico o republicano, con la separación Iglesia-Estado y el paso de “súbditos” a “ciudadanos”, libres e iguales, ideales de las dos Revoluciones, francesa y americana, y a través de la educación, del diálogo racional, de la eliminación de prejuicios, del aumento de conocimiento (Kant) y que sería el germen de la futura Sociedad de Naciones y posterior ONU: la idea de una confederación mundial de naciones que regulen jurídicamente sus relaciones y erradiquen las guerras entre las naciones del planeta Tierra.

En fin, filantropía, benevolencia, libertad, derecho, cosmopolitismo y tolerancia,…= conceptos normativos típicos de la Ilustración.

3.- El proyecto de la Ilustración prestaba igual importancia a la esfera de lo estético que a la esfera del conocimiento científico y a la esfera normativa.
Las capacidades del gusto y de la cultura artística, como elementos de la nueva libertad del individuo.

Esfera artística en la que se incluyen, también, la literatura y la música pero ya no sometidas y subordinadas a algo exterior a ellas mismas, sea la religión, la moral, la política o los intereses del Príncipe o del burgués.

Ampliando, así, la esfera de lo humano hasta sus límites y siendo necesaria la crítica, tanto del arte como de la literatura como de la música.

La función social de esa varia y variada crítica tiene como meta conducir a un número cada vez mayor de individuos a la ilustración estética y contagiarlos de la necesidad del arte.

4.- El proyecto de la Ilustración se completa con la pretensión de desarrollar una filosofía crítica que sea la autoconciencia reflexiva del proyecto mismo.

Filosofía crítica tal como fue ejercida por un Rousseau, o por el último Kant, o por Fichte.

El desarrollo de la Ciencia y de la Técnica (1), de la Moral Universalista (2), del Derecho Formal y de la Democracia (3) y de un arte como finalidad sin fin (4), en un proceso ininterrumpido de progreso.

Esa Filosofía Crítica, inaugurada por Rousseau continuaría, filosóficamente, con Hegel, Marx, Husserl, Wittgenstein, Sartre, Adorno, Habermas,…

Se ha aprendido mucho, en los siglos posteriores, de esa múltiple y variada crítica.

Pero, tras el resfriado postmoderno y haciendo balance de qué es lo que resulta irrenunciable (salvable) de la Modernidad es/puede ser:

A.- Irrenunciable es la idea de Democracia y la exigencia de vivir en un orden ético y político, en el que los ciudadanos sean libres e iguales y en su derecho a buscarse la felicidad cada uno a su manera y poniendo el énfasis en los consensos de los agentes políticos.

B.- Irrenunciable es el desarrollo de la Ciencia y de la Tecnología como medios de mejora de nuestras condiciones de existencia.
Conocer qué es la vida, qué es el entorno que nos rodea, qué es nuestra propia naturaleza.
Pero esos medios, irrenunciables, deben estar fiscalizados social, política y moralmente por una opinión pública libre e independiente.
Tanto el conocimiento como la educación son formas de razón irrenunciables.

C.- El cultivo de todas las prácticas artísticas.

D.- El cultivo de una Filosofía Crítica. ¿Filosofía? SÍ, por supuesto, pero CRÍTICA, que clarifique, que ilumine, que separe el trigo de la paja.
Ya el viejo Aristóteles lo decía: “si para dejar de filosofar, hay que filosofar, entonces es que hay que filosofar de todas maneras.

Estas 4 cosas me parecen irrenunciables en y para esta Segunda Modernidad.

Creo que el camino emprendido por la Ilustración del XVIII nunca se ha abandonado, pero sí se ha ralentizado, sí se han cogido ramales, sí se
ha empleado demasiado tiempo en los pequeños detalles en vez de seguir con paso firme aquel primer camino en el que comenzó a fraguarse el gran proyecto.

El resfriado postmoderno sólo ha sido/sólo debe ser un paréntesis de la presencia de la salud, pero nunca debe ser un estado permanente.

Además, ni durante el resfriado, dejaron de ponerse en práctica esos cuatro pilares pero se dudó de ellos porque el futuro que se preveía en el presente en que se vivía causo una gran decepción.

¿Cómo fueron posibles las guerras mundiales, los regímenes nazis y fascistas, siendo tan irracionales?

La inseguridad se hizo presente y el camino primero emprendido, que no se abandonó, sí se ralentizó al pararse a reflexionar sobre tanta sinrazón triunfante.

“La condición postmoderna”, de Lyotard, es la defensa de la tesis del final de los metarrelatos y la pérdida de la fe optimista en el progreso.
El futuro es una incógnita abierta y se duda de poder llegar a ese estado feliz al final del camino, pues son muchos los enemigos que van apareciendo por todos los lados, generando el pesimismo.

Pero ha habido y hay un progreso en el rol y en el status de la mujer, progresos a diario en medicina, cirugía y sanidad, progreso en las comunicaciones.

La postmodernidad parece ser/haber sido un simple paréntesis en el texto ilustrado, un período o una fase dentro de la modernidad, algo que tenía que ver con la lógica cultural del capitalismo tardío.

Lyotard llegó a sostener que la postmodernidad es el momento más radical de la modernidad.

Y la Filosofía, como Sísifo, siempre intentando ajustar soluciones nuevas a los nuevos problemas, siempre en camino, no hay seguridad total ni verdad absoluta, sólo acercamientos cada vez más cercanos a la meta.

La Filosofía es/tiene que ser hija de su tiempo pero también, y al mismo tiempo, diagnóstico de ese tiempo.

Cuando los marcos cambian, lo que dentro de ellos ha de haber no puede ser lo mismo que antes había.

La razón se mueve/tiene que moverse entre el absolutismo de antes y el relativismo de ahora.

Tener razón o dar razón a otro no es de manera absoluta, sino por aproximaciones.

El que hayamos abandonado las verdades teológicas o platónicas no debe implicar que la filosofía renuncie a la categoría de verdad y quedarse tan campante en el aire.

La bioética cada vez está exigiendo más a todos los ciudadanos, así como la puesta en práctica real, no sólo teórica, de los derechos humanos a nivel universal.

¿Una justicia universal? ¿Un derecho internacional universalmente reconocido? ¿Una República universal?.

Hasta la ampliación de los derechos a los animales sentientes (Peter Singer)

La defensa del medio ambiente y la lucha contra la contaminación atmosférica, luchar por el clima.

La segunda modernidad no puede ser tan bárbara como la primera con la naturaleza y con las especies animales distintas a la nuestra.

La explosión de las prácticas artísticas, en las que todo vale y todo está permitido (no hay más que visitar ARCO cada año para que surja la pregunta sin respuesta: ¿qué es el arte?

Frente al monismo y el monoteísmo de la Ciencia y de la Tecnología, así como la cultura normativa para la convivencia, aparece el politeísmo de la república de las artes en la que todos mandan y nadie obedece, yendo cada uno a su bola.

Es arte todo lo que dice el artista que es arte.

¿Quiénes y Cuántos entienden el arte?
¿O es que no está en su naturaleza que tenga que ser entendido?.

Yo he asistido a varias exposiciones de arte moderno y no hago más que hacerme preguntas a las que no encuentro respuestas.

(Una segunda modernidad. De Gerard Vilar)



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