lunes, 27 de julio de 2020

FLORILEGIO 17 ( 8 ) CIENCIA Y CREENCIA. EINSTEIN


CIENCIA Y CREENCIA.

Si Ciencia es Conocer y Creencia es admitir como verdadero algo de lo que nada se sabe y que tan posible es que exista y sea así como que no exista y que así no sea, y puesto que el conocimiento, saber la verdad de algo o sobre algo, es la actividad que hacen los científicos, los creyentes, en su “creer” y los científicos en su “saber” parecen pertenecer a dos ámbitos distintos.

Mientras que a unos los identificamos con la Religión y con la Iglesia, depositaria de la Fe y a los otros con los que ajenos a la Iglesia y a la Religión, no necesariamente ateos, realizan la actividad de investigar y descubrir apoyados en la Razón, a lo largo de la historia las religiones, con sus Iglesias representadas por sus jerarcas han sido consideradas como frenos u obstáculos al desarrollo de la Razón, con-vencidos, creyentes de que la verdad sobre muchos temas o fenómenos ya ha sido anunciada, a través de la revelación, por sus dioses correspondientes, es falsa, absurda y merecedora de persecución toda presunta verdad humana que sea opuesta a la verdad revelada (y ahí tenemos, durante siglos, al Santo Oficio, la Inquisición y las hogueras para confirmarlo.

Pero, en España, en el siglo XIX, una vez publicada en 1.859, “El origen de las especies”, de Darwin el conflicto entre Ciencia y Fe Cristiana, se hizo público y patente.
Mientras unos defendían a Darwin y afirmaban, con pruebas paleontológicas y prehistóricas que las especies de hoy no siempre habían existido y que muchas especies anteriores habían desaparecido llegaban a la conclusión de que “unas especies procedían de otras”, lo que era considerada una blasfemia ya que en el Génesis, Dios mismo había revelado la creación de todo, tanto los seres inorgánicos como los orgánicos, por lo que lo defendido por Darwin y su obra tenía que ser falso al oponerse, claramente, a la verdad revelada.

Pero en España, la Católica, Apostólica y Romana, un cardenal sevillano, de nombre Zeferino González, sería la excepción a la regla evolucionando intelectualmente desde un rechazo a Darwin y a su obra hasta llegar a una posición al considerar a la teoría evolucionista como una hipótesis que puede ser aceptada tanto por el hombre de ciencia como por el teólogo y el exégeta de la Biblia.

Aunque luego en su obra filosófica, muy amplia, se muestre totalmente escolástico, tomista más concretamente.

EISNTEIN.

Su nombre va cosido a la Teoría de la Relatividad, tanto la Especial como la General, sin embargo también fue un escritor prolífico y, entre los años 1.931 y 1.950 escribió sobre temas de política, de sociedad, además de sobre ciencia, en los que se reflejan claramente sus actitudes filosóficas, sociales y `políticas.

Desde la cuestión del socialismo hasta la causa judía, pasando por los intelectuales, la guerra atómica, la educación, la paz o el militarismo.

La amplitud de sus intereses se refiere tanto a los conceptos en sí, como a las personas que los defienden.

Lo que manifiesta que uno de los mayores científicos que ha habido en la historia no pertenecía a esa clase de intelectuales que viven aislados en la torre de marfil de sus investigaciones científicas.


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