domingo, 5 de julio de 2020

FLORILEGIO 16 ( 1 ) LA NATURALEZA HUMANA. LA FELICIDAD.



LA NATURALEZA HUMANA.

“Concepciones de la naturaleza humana”.

Tema siempre atractivo y digno de consideración para cualquiera que muestre interés por la filosofía.

Estoy refiriéndome al libro de Roger Trigg, un libro muy claro, muy sintético y de espíritu crítico que, a lo largo de sus 297 páginas, en Alianza Editorial, va exponiendo las distintas concepciones de la naturaleza humana de 12 pensadores  que han marcado, de forma indeleble, la cultura occidental, del pasado y del presente: Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Hobbes, Locke, Hume, Kant, Darwin, Marx, Nietzsche, Freud y Wittgenstein.

En su capítulo final, y a modo de Epílogo, presenta algunas de las tendencias filosóficas más recientes en su tratamiento del tema del hombre.

Yo sí había manejado la obra “10 teorías sobre la naturaleza humana”, de Leslie Stevenson, Editorial Cátedra, cuando impartí Antropología en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga.

Trata el tema de la “naturaleza humana” pero en otros autores y corrientes religiosas.

……

TECNOLOGÍA Y POLÍTICA.

La Tecnología es a la transformación de la realidad lo que la Política es a la transformación de la sociedad”.

Siendo la Tecnología la introyección de la Técnica en la estructura de la realidad con el pretendido resultado de un mayor dominio sobre ella.

Pero la Política, que debería ser lo mismo pero en la Sociedad se ha quedado en un simple poder gobernar según la ideología del partido político que, solo o con el apoyo de otro u otros, representa a la mayoría de la Cámara de Representantes y con el general desacuerdo de la oposición.

….

LA FELICIDAD.

El objetivo último de todas las actividades humanas es la felicidad, que ya lo había enunciado el viejo Aristóteles.

Después de 25 siglos, una vez más, caemos en la cuenta de que el estagirita tenía razón.

El tema de la felicidad vuelve y vuelve a través de la historia y de los autores.
Nadie es ajeno a ella, pues en ella nos va la vida.

Y vuelve la tensión entre “vida buena” y “vida feliz o buena vida”.

Y, así, a lo largo de la historia asistimos al desfile de las distintas, incluso opuestas, maneras de interpretar a ambas, la “vida buena” y la “vida feliz”.

Pero es curioso que tras la interpretación que de ellas hace Kant con su “deber duro y puro” se eclipsara el tema desde el siglo XVIII hasta casi finales del siglo XX, en el horizonte filosófico.

Y la razón fue que no pudo superarse el temor de que, por los espejismos del placer o de los otros bienes transitorios, abandonáramos la autenticidad de una “vida buena” pero no renunciando a que esa “vida buena” recibiera un complemento definitivo en una “vida feliz”.

¿Por qué no ampliar la vida humana?

Aunque somos conscientes de que el progreso de la ciencia y de la técnica ha hecho más segura y cómoda nuestra vida aunque, en nuestro camino, se nos siga cruzando la muerte.

Nada existe durable.

La riqueza, los honores, la salud, el éxito,…todos los bienes perceptibles en este mundo son provisionales, son quebradizos.
Desde el mismo momento en que están presentes están huidizos.

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