viernes, 13 de abril de 2018

CULTURA RELIGIOSA: ADÁN, EVA Y LILITH (6)


Así debería ser la vida del cristiano, luchar por hacer mejor el mundo que nos rodea, sin decirle a Dios: “ya ves lo que hago, tenlo en cuenta, anótalo en el libro de contabilidad celestial….”.

Esa no es/no debe ser la postura del cristiano, sino “luchar por el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Analicémosla:

-. Luchar: es decir, que aún no está hecho, que hay que construirlo, y para ello hay que esforzarse.

-El reino de Dios, que no es el reino de los cielos, sino el reino de la tierra, el de aquí abajo, que está desajustado y que hay que ajustarlo, es injusto y tiene que ser justo, hay que erradicar de él la injusticia.
        
-Hacerlo gustosamente, felizmente. Disfrutar haciéndolo, construyéndolo. Obrar humanamente y que el mundo sea más humano, dándose por bien pagado con el placer de estar luchando por conseguirlo.

-Y tranquilos que, si hay una recompensa por haber luchado, por haber intentado construirlo, se os dará por añadidura. Es decir, doblemente pagados.

En esta vida, al ser feliz haciéndolo y mientras se hace y en la otra vida, con el premio eterno, según su promesa.
Pero no trabajar en esta vida para ganar la otra.

Que éste no sea el objetivo y aquel el medio. Sino que es propina, pero no lo hagas por la propina sino por hacerlo bien, la satisfacción de haberlo hecho bien, de ser un profesional, un profesional cristiano, un buen creyente.

La Religión cristiana + La Razón griega + El Derecho romano: son las tres mimbres con las que está construida la cultura occidental.

Si no sabemos de dónde venimos ¿cómo vamos a saber quiénes somos ni a dónde vamos?

Decía Raimon, en sus canciones de protesta, en otros tiempos: “quien pierde los orígenes pierde la identidad”.

Para entender nuestro pasado tenemos que conocer la religión; hace falta tener una gran cultura religiosa, conocer nuestros orígenes.

Digo “conocer”, no he dicho “practicar”. Esto es voluntario, aquello debería ser obligatorio.

SÍ a la “cultura religiosa en la escuela”, desde pequeñitos, para entender nuestro pasado y nuestro presente.
NO a la catequesis religiosa, de ninguna religión, en la escuela.
Esto es un asunto privado.

Se pasea hoy por el mundo, y a nuestro alrededor, una enorme masa de gente desnuda, por ignorancia de la religión y de las religiones.

Pero la gran avalancha de inmigrantes que nos está llegando vienen bien instruidos religiosamente y son practicantes de sus creencias, a veces incompatibles, no digo ya con nuestra religión tradicional, sino incompatible con la razón y con los derechos humanos.

Y nosotros hablando de no herir, de tolerar, de respetar,….

¿Cuándo nos convenceremos de que hay ideas y creencias intolerables y que no deberían ser toleradas?

¿Cuándo seremos capaces de discernir entre “tolerancia” y “respeto”?.

En nuestro mundo occidental, primero la Diosa Razón desbancó al Dios de la religión. Luego, ahora, infinidad de diosecillos enanos están siendo los sucedáneos de la Razón.

Pero el Dios de la religión siempre está ahí, como de reserva, por si acaso nos fallan todos y tenemos que acudir a él.

De dónde venimos – hacia dónde vamos.

Cuando yo era monaguillo en mi pueblo, en las misas de funeral de gente rica, yo cantaba, acompañando al Sr. Cura “in paradissum deducant te angelli….”(si el muerto era pobre eso sólo se decía rezado. La cantidad y la calidad (recitado o cantado) de la oración era proporcional a la limosna de la familia del difunto. Los responsos.).

Salimos del paraíso y volveremos al paraíso.

¿De dónde venimos? Del paraíso.

¿A dónde volveremos/queremos volver? Al paraíso.

¿Quiénes somos? Viajeros. Si viajamos (vivimos) bien, al paraíso feliz, eternamente. Si viajamos (vivimos) mal, al anti-paraíso, al infierno, eternamente.

Allí sí que tendremos vida, vida eterna; pero en este mundo, como nos expulsaron del paraíso y Dios puso a un querubín con espada de fuego, flameante, para cortarnos el camino del árbol de la vida….

Si Eva hubiera también mordido el fruto del árbol de la vida y no sólo el del conocimiento del bien y del mal….Pero Dios pensaría: “como pruebe también del árbol de la vida serán semejantes a nosotros en el tiempo, por lo tanto….”

Si no nos hubieran expulsado, ¿eternamente niños?, ¿sin crecimiento humano?, ¿sin esfuerzo creador?, ¿sin esfuerzo de la maternidad (sin dolor de parto)?,  ¿no habría apetito sexual en la mujer?...

¿El hombre sería el sembrador de semen en la hembra mujer y sembrador de simiente en la tierra?, ¿cuáles serían las espinas y abrojos equivalentes en la mujer?

Dios, porque los quiere bien, les cierra el paso al árbol de la vida eterna, por el atajo mágico de morder el fruto y quiere que maduren por el fatigoso camino de la vida, esforzándose.

Ya no se puede volver a aquel paraíso del que nos echaron, el paraíso de la infancia (todo placer, sin dolor, sin esfuerzo, todo ya hecho, nada más servirte lo que más te guste).
Hay que construir el paraíso de la madurez, que es ese otro mundo mejor, es ese Reino de Dios y su justicia, el lugar armónico, pacífico, justo que tenemos que construir para el que se pide cooperación, esfuerzo.

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