martes, 10 de abril de 2018

CULTURA RELIGIOSA: ADÁN, EVA Y LILITH (3)



 La serpiente, …

La más astuta de cuántas bestias  del campo hiciera Yahvé Dios, dijo a la mujer: ¿con que os ha mandado Dios que no comáis de LOS árboles todos del paraíso? Y respondió la mujer a la serpiente: “del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero del fruto DEL que está en medio del paraíso  nos ha dicho Dios: “no comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir” (¿ese sería, pues, el Árbol de la Vida, el que estaba en medio del paraíso?
Y dijo la serpiente a la mujer: “no, no moriréis, es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del Bien y del Mal (pero éste ¿no era el otro árbol?, ¿Qué tiene que ver el saber moral o ético o con el vivir eternamente?).

Yahvé se refiere a un árbol y la serpiente se refiere al otro.

“Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comerse (se supone que serían sus frutos, ¿cuáles?), hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también de él a su marido, que también con ella comió. (y ¿por qué no se negó su marido?).

Abriéronse  los ojos de ambos, y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores (unos taparrabos).

Oyeron a Yahvé Dios que se paseaba por el jardín al fresco del día y se escondieron de Yahvé Dios, el hombre y su mujer, en medio de la arboleda del jardín.
Pero llamó Yahvé Dios al hombre, diciendo: “¿dónde estás? (en singular, al varón). Y éste contestó: “te he oído en el jardín y, temeroso porque estaba desnudo, me escondí”. “¿Y quién -le dijo- te ha hecho saber que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol (de uno de ellos) del que te prohibí comer?”. Y dijo el hombre: “la mujer que me diste por compañera me dio de él y comí” (narra un hecho, no los motivos por los que aceptó comer).

Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: “¿Por qué has hecho eso?” (a ella sí que le pregunta los motivos). Y contestó la mujer: “la serpiente me engañó y comí”. Dijo luego Yahvé Dios a la serpiente: “por haber hecho esto (¿la engañó o sólo le informó?, ¿dijo algo falso?), maldita serás entre todos los ganados y todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho (si es un reptil), y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida. Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo. Éste te aplastará la cabeza y tú le acecharás el calcañal.

A la mujer le dijo: “multiplicaré los trabajos de tus preñeces, parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará".

Al hombre le dijo: “por haber escuchado a tu mujer, comiendo del árbol que te prohibí comer, diciéndote no comas de él: por ti será maldita la tierra, con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida, te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del campo, con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás”.

El hombre llamó “Eva” a su mujer (“varona”), por ser la madre de todos los vivientes  (¡pero si todavía no tenían hijo alguno¡).

Hízole Yahvé Dios al hombre y a su mujer túnicas de pieles (no hojas de higuera) y los vistió.

Díjose Yahvé Dios: “he ahí al hombre hecho como uno de nosotros, (¿pero no era un Dios único?), conocedor del Bien y del Mal; que no vaya ahora a tender la mano al árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre”

(¿Cuáles son, pues, los atributos divinos?, ¿y los del hombre?).

Y le arrojó (¿a él sólo?) Yahvé Dios del jardín del Edén, a labrar la tierra de la que había sido tomado.
Expulsó al hombre (se supone que a la mujer también) y puso delante del Jardín del Edén un querubín, que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida” FIN.

Y Fin del capítulo 3º. El 4º ya es Caín y Abel y luego Seth (no hay mujeres) y sus descendencias. Y ya el 6º capítulo es el de Noé y el diluvio.

La serpiente siempre ha sido un símbolo de fecundidad, de divinidad, de divinización del poder.
Era normal que los reyes tuviesen su cetro en forma de serpiente, (Salomón, los faraones…)

¿Cómo sería la vida en el paraíso antes de la caída? Muy felices, como eternos niños, gozando, sin darse cuenta ni de que estaban desnudos, como los niños.

¿Cómo haría un padre para que su niño haga una cosa? Pues prohibírselo.

Tú convierte cualquier cosa en tabú, dile a un niño que no la toque, que no la abra,…y le estarás creando unas expectativas que lo desearán intensamente y que, en cuanto pueda y no se den cuenta los padres, la tocará, la abrirá.

Es lo que le ocurre a Eva.

El hecho de que la serpiente le recuerde (astutamente, de TODOS no sólo de dos). Y el cebo:”es que seréis como dioses”.

La serpiente toca el deseo y Eva cede a la serpiente y Adán cede a Eva.

Si ser Dios es saber qué es bueno y qué es malo, se puede llegar a ser más o menos Dios, lentamente, madurando, aprendiendo, razonando o de forma automática, mágicamente, comiendo la manzana.

La serpiente les despierta el deseo.

Dios no quería que se quedaran eternamente en el paraíso, como unos eternos niños, quería que salieran a la vida, que se enfrentaran con dificultades, que arrostraran retos a superar, que trabajasen, que cooperasen con Él y su creación conociendo y trabajando la tierra.
Como cualquiera de nosotros, padres, quiere y desea para sus hijos, que maduren, que se responsabilicen, que apechuguen con la vida.

¿Expulsar de casa un padre a su hijo por ser mayor de edad, autónomo, por haber madurado? Lo que quiere Dios y cualquier padre es que el hijo se construya, se forme, se haga hombre, construyendo, obrando, haciendo cosas

La que da el primer paso a la madurez es Eva y es ella la que despierta la conciencia en el varón.

No sólo no peca, es que es la que primero da el paso de la niñez a la adolescencia y a la madurez.

Es la que primero Sabe qué es lo Bueno y qué es lo Malo, para hacer lo primero y no hacer lo segundo, sin tener que preguntar al superior, en este caso a Dios

El ejemplo de B. Russell:

A todos los jóvenes, por ejemplo, les interesan los trenes.

Vamos a suponer que se les dice que ese interés por los trenes es malo; imaginemos que se les venda los ojos cada vez que se encuentran en un tren o en una estación de ferrocarril; supongamos que se impide que se mencione la palabra "tren" en su presencia, y se crea un misterio impenetrable en torno a los medios de transporte.

El resultado no sería hacer que disminuyera su interés por ellos, sino muy por el contrario, los trenes les atraerían más aún, pero con la morbosa sensación del pecado y de lo indecente.

Todo muchacho de inteligencia despierta podría llegar a convertirse de ese modo en un neurasténico”

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