miércoles, 11 de abril de 2018

CULTURA RELIGIOSA: ADÁN, EVA Y LILITH (4)



Al comer la fruta, se le abren los ojos, se les despierta la conciencia, se dan cuenta.

Si los dos árboles son los que son es que Dios es, por lo menos, el ser SABIO (árbol de la sabiduría) y el ser INMORTAL (el árbol de la vida).

Además, ¿Quién puso en ellos el deseo de querer saber? ¿Dios? Entonces ¿cómo va a ser pecado el querer saber?. El pecado de Eva sería no el hecho de querer saber sino el modo de conseguirlo. En vez de poco a poco, aprendiendo, madurando, de manera natural, quería conseguirlo de golpe, de manera mágica, mordiendo la manzana.

El pecado de Eva sería haber cogido, haber optado, por un atajo para llegar más rápida y cómodamente, no por haber llegado.

Es lo que se llama “mentalidad de paraíso”: conseguir las cosas fácilmente, sin esfuerzo, de manera rápida y mágica.
Cuando eso no ocurre, y todo es al revés, es lo que suele llamarse “sentimiento de paraíso perdido”

Y me surge la pregunta: ¿Si hubieran estado siempre en el Paraíso habrían madurado, si allí dentro ni se trabajaba, ni se cansaba, y lo de parir no se dice nada?

¿Se habrían reproducido en el Paraíso?

Eva, digo yo, no sólo no sería la pecadora, sino la destinada por Dios para hacer madurar, despertar al varón.
Eva sería un instrumento de Dios

Después, en la vida, habrá cosas buenas, malas o regulares, pero para eso tenemos ya el sentido ético, la razón práctica, para distinguirlos y optar por ellos con la responsabilidad correspondiente.

Pero ¿nacer en pecado original?

Si el recién nacido es fisiológicamente inmaduro o, mejor, prematuro, pero es que psicológicamente es un espacio en blanco, un folio en blanco, “tamquam tabula rasa”, un continente totalmente vacío que habrá que ir rellenándolo, los otros y él (¿recuerdan: nos nacen… nos hacen….nos hacemos….?)

El pecado será no escribir ese folio en blanco, o escribir poco, o escribir mal (¿Recuerdan la parábola de los talentos?).

El pecado será no desarrollar todas las capacidades o potencialidades. Pero ¿en pecado por el hecho de nacer?

“¿Qué delito cometí contra Vosotros, naciendo?. No nacieron los demás, pues si los demás nacieron…. ¿recuerdan?).

El querer ser Dios, el deseo de ser Dios, el deseo de saber más y mejor, el deseo de vivir más y mejor, está impreso en nuestros genes, es connatural al hombre.
Todos lo queremos.
Eva también (Adán no sabemos por qué comió).

Su pecado no fue querer ser como Dios sino elegir el camino inadecuado, el más corto, el tramposo.
Como en los cuentos de hadas donde la varita mágica convierte la calabaza en carroza, a los ratones en corceles blancos y a Cenicienta en Princesa.

Hoy, nosotros, no acudimos, normalmente a varitas mágicas.
Pero es verdad que acudimos a lo sagrado en momentos especialísimos (un cáncer incurable, por ejemplo).

Acudimos a ritos, promesas, sacrificios, ofrendas, exvotos, amuletos, novenas, procesiones, velas, peregrinaciones….como chantajes a Dios, para manipular a Dios, para que coja su varita mágica y…

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