martes, 14 de marzo de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (58) EPILOGO. SANSEACABÓ



SANSEACABÓ

CORTO Y CIERRO.

Hasta aquí hemos llegado.

Empecé con la biografía de Sampedro, he recorrido su vida ACOMPAÑÁNDOLO, he pergeñado unos datos biográficos de Olga Lucas, he fotografiado su romance de amor, los dejé casados y, al final, a ella viuda y a él hecho cenizas.

Muerto físicamente pero muy vivo en espíritu.

Han sido muchos días desde que entré en contacto con quien, en un principio, consideraba un buen novelista, sobre todo tras “La Sonrisa Etrusca” y “Octubre, octubre”.

Pero después, tras meses de “acompañamiento”, he descubierto en él, además de un novelista, una buena persona, un humanista hecho y derecho, cabal, asequible, solidario con compañeros y con huelguistas, profesor sin tarima, escuchante y dialogante, enseñante para quienes tuvieron la suerte de tenerlo y escucharlo en la Universidad, conferenciante y articulista, luchador incansable con la palabra, crítico, lúcido, adelantado de lo que se venía encima, brillante, rebelde con el “statu quo”, de memoria prodigiosa, enamorado, padre y abuelo, de aspecto afable y de sabio, alguien que se hace querer y se deja querer, antisistema con razones, apolítico, referente intelectual y moral, avivador de los nuevos movimientos sociales y políticos,…

¿Cuántos más calificativos se le podrían añadir?

Laudatorios, todos.

Han sido 79 entradas, desde un lejano 14 de Diciembre del 2016 y me he sentido feliz (pesado, pero feliz)

Pero la vida sigue, así que…


Acompañaré a FILÓSOFOS ENAMORADOS O EL AMOR EN LOS FILÓSOFOS.

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