jueves, 9 de marzo de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (54) ALTERNATIVAS

ALTERNATIVAS

¿QUÉ PODEMOS/QUÉ DEBEMOS HACER PARA “EL CAMBIO”?

Sampedro califica a los partidos políticos tradicionales como “zarandajas” pero cuando el entrevistador le pregunta “¿Quién va a escribir las leyes que provoquen ese cambio? ¿Qué alternativa hay?
“Las alternativas se están inventando ya.
Yo no estoy al día porque no uso el ordenador.
Cuando se impuso, yo dije: “a mí esto no me interesa, me voy a morir pronto y no pienso aprenderlo”.
No entiendo nada de eso que llaman Facebook oTwitter y demás, pero me doy cuenta de que, gracias a la red, se están desarrollando otras formas de agregación social, formas espontáneas de relación y de movilización social.
Actualmente las comunicaciones permiten convocar una reunión, una protesta con inmediatez; con eso del “pásalo”, se están creando formas de asociación diferentes, superando a los sindicatos clásicos, que tienen el lastre de la poltrona, de negociaciones y pactos no siempre explicados ni entendidos.
En cambio, estas otras asociaciones, las de las mareas, son otra cosa.
Los de la sanidad, los de la educación, todas estas manifestaciones son cosas que los sindicatos no han sabido organizar con esa fuerza.
Vemos cómo los sindicatos y los partidos, en lugar de orientar o guiar, van a remolque de las reacciones ciudadanas.
Estamos en un momento de cambio social, de mentalidad diferente, de vuelta a valores de solidaridad frente al lema “el dinero lo compra todo”.
Como decía Marx, “el capitalismo lo convierte todo en mercancía”, pero con la contestación social, parece que está surgiendo otra cosa.
No sé cómo será ni qué será.
Pero se vislumbra otro sistema.
Pero por ahora a lo que vamos inequívocamente es a una transformación económica sin precedentes, cuantos más recortes, menos poder adquisitivo. No hace falta ser experto en economía para ver eso. ¿O es distinto?
Veremos en qué acaba.
Con las movilizaciones se están consiguiendo algunas cosas (hoy mismo la protesta de las mujeres en la Puerta del Sol).
Pocas, pero en cierto modo, nos indican el camino.
Por ejemplo, se han parado varios desahucios; se ha obligado al PP a aceptar la ILP firmada por millón y medio de ciudadanos en apoyo a las reivindicaciones de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas; el Hospital de la Princesa, finalmente, ni se cierra ni se regala al amigo de turno; el ministro de Justicia se ve obligado a rectificar, aunque sea parcialmente, en el tema de las tasas.
Y, si bien parece más difícil, espero que, más pronto que tarde, también el ministro de Cultura ceda un poco y se pueda mejorar algo su nefasta ley.
Ya sé, todo esto es poca cosa, pero por algo se empieza. La gente se está dando cuenta de que todos estos movimientos tienen algún resultado.
Más o menos, pero van teniendo sus resultado.
Y la actitud que vemos hoy hasta en las caras de los gobernantes ya no es la misma que al inicio de su mandato, cuando anunciaban los recortes riéndose y nos lanzaban mensajes tan educados como el “que se jodan”.
Seguramente lo siguen pensando, pero se van dando cuenta de que su poder no es tan absoluto como ellos se creían.
De modo que algo habrá.
De los gremios surgieron los sindicatos y eran otra cosa, quién sabe qué surgirá de los sindicatos en un futuro. 
Lo que más domina a la gente es el miedo y se trata de que el miedo cambie de bando, que lo tengan ellos.
Y algo debe ir en esa dirección cuando los políticos no admiten preguntas en las ruedas de prensa, cuando el presidente del Gobierno ha llegado a dar una incluso en diferido, dicho sea de paso, igual que los finiquitos en su partido.
Pero ahí tengo que añadir otra cosa: se ha perdido mucho el sentido de la dignidad.
No entiendo cómo lo toleran los periodistas.

Supongo que también por miedo.

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