jueves, 20 de diciembre de 2018

RAZÓN Y PASIÓN EN LA ÉTICA (2)



La religión, las religiones, incluso la “religión civil”, incluso la Religión de la Humanidad, todas, son prescindibles como “desideratum”

Lo que es necesario no es que los ciudadanos posean “sentimientos religiosos” para convertirse en buenos ciudadanos sino que, a través del proceso educativo, de la emulación, de los premios y sanciones sociales y sobre todo morales, los adolescentes, los jóvenes y los adultos alcancen, no sólo una nueva y más desarrollada capacidad de razonamiento no sólo lógico, sino sobre todo ético y que, al mismo tiempo, sean capaces de sentimientos de “empatía”, de solidaridad y de sentimientos éticos.

No sólo, pues, ser conscientes de ello sino de ponerse en el lugar del otro, “calzar sus zapatos y probar a andar con ellos”.

Los educadores deben lograr (al menos intentarlo) inculcar en los alumnos una “pasión” por el razonamiento (sobre todo el ético), por la justicia, por la benevolencia, por un sentimiento ético de la vida.

Un poco de utopía y de platonismo (al estilo socrático) no puede/no debe estar de más en la educación ética.

El maestro no sólo debe obrar éticamente en su labor, sino también mostrarlo para que los alumnos lo emulen como algo atractivo.

La felicidad siempre acompaña, va de la mano con la virtud, tanto en este mundo como en el “supuesto viaje” al otro.

¿Son los sentimientos religiosos (religioso-civiles, religioso-sobrenaturales) los que generan esa extraña pasión por la belleza de las cosas justas y equitativas o no será, por el contrario, que el anhelo insaciable de belleza y de bondad ha conducido a los seres humanos a “crear” dioses en los que se ejemplifican sus anhelos seculares y perennes?

En palabras de Feuerbach-Marx-Engels ¿no será que, en vez de haber sido “creado” el hombre, por Dios, a su imagen y semejanza han sido los hombres los creadores de los dioses a imagen y semejanza de ellos, pero elevados a la máxima potencia de sus limitadas virtudes, y en vez de “su” inteligencia, bondad, amor,…limitados “crean” a sus dioses absolutamente inteligentes, buenos, amorosos,..y, después “creen” en ellos?

¿No es el hombre el “creador” de los dioses y no al revés siendo éstos el ideal humano?

¿No será la “alienación religiosa” en la que el “hombre real” adora al “hombre ideal” al que denomina, ahora, “Dios”?

Creo que el “sentimiento ético de la vida” no es una secularización del “sentimiento religioso de la vida” previo, sino, precisamente, al revés.

¿Por qué el hombre pobre crea y cree en un Dios Rico, el hombre limitado un Dios Infinito, el hombre ignorante un Dios Sabio, el hombre poco poderoso un Dios Omnipotente,…?.

¿No son los dioses los mismos hombres soñados excelentes?
¿Y cuando el hombre real, quebradizo, enfermizo, endeble, adora a los dioses no está adorándose a sí mismo pero a un “sí mismo ideal”?
¿No es el hombre el creador de ese mundo maravilloso, de ese lugar habitable, de ese hogar cálido, como contrapunto a su mundo real, inhabitable, enfermizo, maloliente, apestoso,…?

¿No serán los dioses la superación imaginaria de su frustración real?
¿Querer ser y tener lo que, en esta vida, ni se es ni se tiene?

El Sócrates pagano y apasionado por la verdad y por la virtud, por el bien, por la salvación terrena del hombre, dando ejemplo, con su muerte, es el que precedió al Jesús de Nazaret, religioso y apasionado, y dando ejemplo, con su muerte, para enseñarle a los hombres el camino a ese mundo sobrenatural.

El Sócrates pagano y virtuoso terreno (“mi mundo es el de la sociedad ateniense”), previo al Jesús religioso y virtuoso sobrenatural (“mi reino no es de este mundo”)

La pasión laica por la virtud, la pasión pagana por la verdad preceden axiológicamente, hasta históricamente, a las virtudes religiosas, tanto de las religiones de la humanidad, como de las religiones sobrenaturales.

Primero ciudadano bueno y ejemplar y después creyente bueno y ejemplar.
Sólo desde este mundo puedo crear y creer en el otro mundo.

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