miércoles, 26 de diciembre de 2018

ÉTICA PARA DEMÓCRATAS (2)



Pero ese ideal de democracia  se frustró dando lugar a: 1.- Democracia como gobierno al servicio de los intereses egoístas, parciales, no ilustrados de los ciudadanos y 2.- Democracia como mercado de votos, en la que los ciudadanos sólo participan votando a unos u otros representantes de la élite política, en función de la capacidad persuasiva de éstos porque los programas electorales no están confeccionados para cumplirlos sino para ilusionar a los votantes reclamando su voto.

Dos formas espúreas de democracia (aunque la más deleznable y peligrosa parece la primera)

A la primera de estas dos democracias se la denomina “democracia prudencial” (no ética ni etizada) donde cada cual elabora sus criterios de elección en función de sus deseos subjetivos y privados (“a mí me interesa este programa, este candidato, y lo voto por el interés propio).
A la segunda de estas democracias se la denomina “elitismo democrático”

Nada que ver, ninguna de ellas, con la “democracia ética o etizada”, la “democracia del autodesarrollo”

Lo que “le interesa a cada uno de los votantes” no es lo que “interesa a la colectividad”, la que coordina las distintas demandas y conflictos interindividuales o intraindividuales, coordinación de todos los intereses de todos los afectados que sería la éticamente válida.

Una mayoría egoísta e ignorante puede tomar, democráticamente, las más atroces decisiones que vulneren los derechos de los miembros del grupo e incluyo de grandes mayorías situadas en grupos adyacentes o grupos más distantes.

Nunca lo que acuerde “la mayoría” (por plebiscito o referéndum) tiene que ser necesariamente “lo mejor”.

Sólo una población educada éticamente en los principios de libertad, imparcialidad, ilustración, simpatía, solidaridad,…conformará una democracia ética o etizada.

Pero he ahí la madre del cordero, “el proceso educativo”.

Porque como es bien sabido (y aunque muchos no quieran comprenderlo) “los cambios de las estructuras sociales son impensables sin cambiar las mentalidades y actitudes de los miembros individuales del colectivo”.

Todos los ciudadanos deben participar en la toma de decisiones que concierne a la vida pública pero deben hacerlo de una manera imparcial, ilustrada y libre.
Por eso, hoy, esta “democracia ética” se encuentra en un estado precario.

Es necesario, pues, que el “proceso educativo” desarrolle el “juicio crítico” y favorezca las “capacidades de razonamiento y de “sympatheia” de manera adecuada.

Sólo con individuos emancipados y libres, justos y solidarios, puede levantarse una “democracia ética”, liberadora, emancipatoria, solidaria, con la participación de todos,…

Para ello el proceso educativo debe girar sobre DOS ejes:

1.- Primer eje: Proceso de “desarrollo cognitivo”, para distinguir las morales heterónomas de la autónomas, para generar defensas propias frente a los ataques sistemáticos y continuos de las agencias socializadoras y comprender que las diferencias en opiniones, criterios y creencias no son sino frutos de distintos procesos de socialización.
Hay que estar preparados y ser críticos, pues, frente a los “mass media” y las instituciones socializadoras, empezando por la familia y siguiendo por la escuela, la Iglesia, la prensa ideologizada que suele hablar “ex catedra”,…
Buscar razones y criterios para proponer un modo de vida y unas pautas de comportamiento que no tengan que ajustarse necesariamente a los modelos que la sociedad nos impone, porque ningún modelo, ninguno, por bueno que sea para la sociedad y para el individuo debe ser aceptado mecánicamente, sino tras un proceso de deliberación.
Si es aceptado debe serlo por razones y convicciones morales.

No basta con educar para la paz, para la democracia, para lo convivencia con los hombres y con la naturaleza, si queremos ser realmente libres hay que capacitar a los individuos no sólo para que lo hagan, sino para que encuentren las razones últimas que justifiquen la paz frente a la guerra, la solidaridad frente al egoísmo, la justicia sobre la injusticia, el bien común frente al bien individual,…

¿Por qué razones son preferibles unos sobre los otros?

Llevarlos a comprender que no todo vale y de lo que vale no todo vale igual y que las que más valen no es por el número de votos que consigan apoyarlo, por aquello que decíamos de que una mayoría de imbéciles…

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