lunes, 1 de enero de 2018

17,. FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA SEXUALIDAD (1) ROMANCERO GITANO

FEDERICO GARCÍA LORCA Y EL SEXO.

Con sólo pronunciar su nombre se nos vienen asociados otros nombres: Fuente Vaqueros (Granada), Poeta y Dramaturgo, Generación del 27, detenido “por ser un espía ruso, por estar en contacto con ellos por radio, por haber sido Secretario de Fernando de los Ríos, por ser republicano y por ser homosexual”, y fusilamiento en el Barranco de Víznar el fatídico 16 de Agosto del 36.

En los años 30 han aumentado las publicaciones pornográficas y los espectáculos incitantes y excitantes.
¿Fue una táctica o estrategia capitalista para distraer al público y, de camino, desviarlo de las cuestiones importantes, como la reforma social en profundidad?

Admitamos el hecho y cómo sirvió, en cierta medida, para entretener sin peligro a las masas aunque es cierto que se engendra una tensión entre la moral oficial y las llamadas a quebrantarla.
La gente se mueve entre el sentimiento de culpabilidad y el goce morboso en lo prohibido, justamente por serlo.

Son varias las obras en que García Lorca trata el tema sexual.

¿Quién no ha leído, de su Romancero Gitano “La casada infiel”, poema con el que se respira una voluptuosidad rotunda al leerlo y, sobre todo, al imaginárselo, y en el que se describe con metáforas sublimes el encuentro amoroso de una mujer casada  con un gitano y en el que aparecen el sexo, el amor, la fogosidad, el adulterio, la hombría, el honor,…?.

Y que yo me la llevé al río // creyendo que era mozuela, // pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago // y casi por compromiso. // Se apagaron los faroles // y se encendieron los grillos. 

En las últimas esquinas // toqué sus pechos dormidos, // y se me abrieron de pronto  // como ramos de jacintos. 

El almidón de su enagua // me sonaba en el oído, // como una pieza de seda // rasgada por diez cuchillos. 

Sin luz de plata en sus copas // los árboles han crecido, // y un horizonte de perros // ladra muy lejos del río. 

Pasadas las zarzamoras, // los juncos y los espinos, // bajo su mata de pelo // hice un hoyo sobre el limo. 

Yo me quité la corbata. // Ella se quitó el vestido. // Yo el cinturón con revólver. // Ella sus cuatro corpiños. 

Ni nardos ni caracolas // tienen el cutis tan fino, // ni los cristales con luna // relumbran con ese brillo. 

Sus muslos se me escapaban // como peces sorprendidos, // la mitad llenos de lumbre, // la mitad llenos de frío. 

Aquella noche corrí // el mejor de los caminos, // montado en potra de nácar // sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por hombre, // las cosas que ella me dijo. // La luz del entendimiento // me hace ser muy comedido. 

Sucia de besos y arena // yo me la llevé del río. 

Con el aire se batían // las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy. // Como un gitano legítimo.

Le regalé un costurero // grande de raso pajizo,


Y no quise enamorarme // porque teniendo marido // me dijo que era mozuela // cuando la llevaba al río.

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