martes, 10 de diciembre de 2013

3. 2.- HOMO ETHICUS.


Hombre y animales irracionales tienen en común la animalidad. Son “vivientes” “sensibles”. En eso concuerdan, pero divergen en muchos otros aspectos.

Y ya lo hemos expuesto en un tema anterior.

Al animal se le presenta la realidad o él sólo la capta como “Estímulo” que están exigiéndole/pidiéndole que Responda (positivamente, si es atractivo, para captarlo, o negativamente, si es peligroso, para huir)

El hombre, en cambio, capta la realidad como realidad, porque al sentirla la entiende, y la capta no sólo como es sino también como puede ser.

Un palo, para el hombre, es un palo real pero también un palo preñado de potencialidades (bastón en que apoyarse, arma para atacar y defenderse, fuego para calentarse, flecha a disparar, mango de azada, palanca para remover grandes pesos…)

Actualizar potencialidades negativas “pudiendo”, “libremente” no hacerlo, conlleva responsabilidad.

Pero este campo moral (del conocimiento, de la voluntad y de la libertad) es exclusivo del hombre, no del animal.

El responsable, y culpable, de que el burro se coma las berzas del vecino no es el burro sino su dueño. El burro, ante el Estímulo, no es dueño de su Respuesta. Es el dueño quien debe preverlo o, si no, cargar con las consecuencias.

El agua es H2O, es líquida, incolora, inodora e insípida (al menos teóricamente) pero el hombre, con su inteligencia, ve energía eléctrica.

Al metal lo ve como metal, pero también como cuchara, espada, llave,…

Si para el animal el “medio” en que vive es “estímulo”, para el hombre, el “mundo en el que vive y crea” también es lo que puede ser, no sólo lo que es.

Sólo siendo “Homo sapiens” puede ser “Homo liber” y, como consecuencia, “Homo ethicus”.

El hombre es “libre” para sembrar el campo de cereal, para alimentarse y alimentar, pero también para sembrarlo de minas, que matan. Esa es su responsabilidad.

Puede el hombre descubrir la energía atómica, preñada de positividades, pero también, con ella, puede confeccionar la bomba atómica, para destruirlo todo. Esa es su responsabilidad. Porque pudiendo no hacerla, la hace, y/o pudiendo no usarla, la usa.

El PRINCIPIO ÉTICO por excelencia es “HACER EL BIEN Y EVITAR EL MAL”

Pero puedo no hacerlo o no evitarlo y así, la libertad, que es una posibilidad, se convierte, también, en un riesgo. Porque el hombre en su/para su obrar no dispone de un piloto automático y siempre tiene que estar con las manos en el volante siendo consciente que, aún así, son posibles los volantazos y el peligro de terminar en la cuneta de la vida.

Y si antes, para viajar sin error, bastaba una brújula y un buen mapa para orientarse, hoy disponemos del más sofisticado GPS que te informa, que te ordena… porque sabe la ruta mejor que el conductor.

Pero en el viajar por la vida nada de eso ocurre, sólo una conciencia moral bien formada, sustituye a la brújula, y los principios éticos al mal.

La ley de la selva rige en la selva pero no en la sociedad, la segunda madre que “humaniza o deshumaniza”, que “cría o malcría”, que “forma o deforma”.

¡Qué claro lo tenía Sócrates! SABER para OBRAR BIEN y, así, SER FELIZ.

¡Qué difícil, hoy, ponerlo en práctica, con tanto reclamo que llama la atención y descuida la formación moral!

Es la conciencia moral de cada uno el arquitecto de su propia vida, y todos somos conscientes de que un mal arquitecto planifica mal, por su no saber, y sale mal tanto la casa como la vida.

“Moral” es un término proveniente del latín “mos-moris”, que significa costumbre, actuar, forma de obrar. La Moral es un hecho, se da. Y hay tantas Morales como tipos de sociedad, como tipos de culturas, como religiones, como épocas históricas, como lugares geográficos,..

Y aunque existe la Moral del Solidario, del Justo, del hombre de bien, también existe la Moral del terrorista, la del fundamentalismo islámico, la del fundamentalismo político, la del fanático, la del perturbado, las del etnófobo,…

Casi casi hay tantas Morales como individuos o como familias.

Y si para construir bien una casa hace falta saber de construcción, de materiales,…para saber Obrar Bien hay que saber qué es el Bien y cómo ponerlo en práctica. Y no sólo no es fácil, también es un riesgo.

Para ser un buen “arbitro”, la “conditio sine qua non” es “conocer bien el reglamento”, después aplicarlo correctamente.

Para ser un buen “médico” la “conditio sine qua non”  es saber bien de medicina y saber qué le pasa al enfermo, un buen diagnóstico para, luego…

Igualmente para ser un buen juez.

Este emborronador de papeles sería un mal árbitro, un mal médico, un mal juez,… porque….no sabe de eso.

El problema de la Ética es que, para OBRAR BIEN, es necesario saber qué es la verdad, aunque ello no sea suficiente, porque, al ser libre”, aun sabiéndolo, puede no quererlo y no practicarlo, optando por la falsedad.

Igual que un “buen árbitro, médico o juez, en sus saberes” pueden ser unos malos profesionales al no hacer lo que deben hacer, porque, eso es lo maravilloso y lo dramático a la vez, no sólo que puedan equivocarse, que se equivoquen adrede, por la presión del público, por una mala noche, por intereses políticos.

OBRAR BIEN, PUES, ES OBRAR CONFORME A LA VERDAD.

 

 

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